¿La España inexistente?: «Sakamura, Corrales y los muertos rientes», de Pablo Tusset

Sakamura, Corrales y los muertos rientes.
Pablo Tusset
Destino (Barcelona, 2009)

Con un humor irónico que en más de una ocasión traspasa los límites de lo correcto y educado, Pablo Tusset, pseudónimo del escritor catalán David Homedes Cameo, nos introduce en una disparatada historia policíaca en la que se combinan crítica política, relato del absurdo y humor.

Los personajes protagonistas son una extraña pareja formada por el guardia civil de aduanas Corrales, un vulgar y típico macho ibérico, ordinario, de rudas costumbres y escasa inteligencia, -que constantemente recuerda al Torrente de Santiago Segura- y un detective de la INTERPOL, el maestro zen  Sakamura, todo delicadeza, finura, prudencia, sensibilidad e inteligencia, que tratan de desvelar el misterio que se esconde tras la aparición, en un pueblo de la Costa Brava, de varios extranjeros muertos que presentan un extraño color “rojo cangrejo” en la piel y una sorprendente mueca risueña en la cara.

A estos dos sujetos se unirá posteriormente la atractiva Agente 69, número simbólico, cuya misión no será ayudar a resolver los crímenes sino seducir al japonés para distraerlo de la tarea que le ha sido encomendada.

La trama gira alrededor de la existencia de una extraña máquina creada en Oriente Medio por un grupo islamista y comprada por los catalanes, el Reconector Neuronal, que es capaz de hacer que un individuo olvide completamente su lengua materna (o lo haga al 50%, depende de la  potencia que se le aplique) para, automáticamente, hablar otra diferente, especialmente lenguas minoritarias, así como la relación de ésta con la aparición de los extranjeros muertos y con el denominado experimento “Catalonia”.

Sin saber muy bien lo que sucede, pero sospechando que es algo de envergadura, la intervención de la INTERPOL en un caso local pone en alerta a todos los poderes políticos de Madrid y del resto de Autonomías que entran en contacto para obtener información en sucesivos cruces de conversaciones telefónicas y reuniones de lo más esperpénticas y en las que, principalmente, participan el Lehendakari Satrústegui, el Presidente del Gobierno de España, Paquito, y el de la Generalitat, Andreu, que son representados con nombres ficticios pero con rasgos típicos que los identifican (como el propio nombre o el politono de sus teléfonos móviles). A ellos se añaden otros presidentes autonómicos como Vicentet, Pelayo o  Xosé, de Valencia, Asturias y Galicia respectivamente (caricaturas, al igual que los anteriores, de los sujetos que hoy pueblan el panorama político dentro y, en algunos casos, fuera de nuestras fronteras)

Junto a estos personajes encontramos también un comando terrorista vasco de IKEA (Iraultzaren Komando Euskaldun Abertzaleak) al que todos se refieren como “Los innombrables” (constituido por los encapuchados 1, 2, 3, 4, 5 y 6), ministros y ministras de todo pelaje, partidos políticos varios, periodistas como José Domingo de la Cascada o deportistas como Ricardinho, además de   miembros de la realeza como la Loles (reina Eusebia I) o el príncipe Felipe, metido a cantoautor, y su esposa Leticia que se dedica a tocar la bandurria.

Y todos, sin excepción, son ridiculizados de manera insolente, añadiendo a muchos de ellos, por si la intención no hubiese quedado clara, apodos insultantes o ridículos.

El libro  conforma una sucesión de tópicos que llevados al extremo provocan la risa por lo absurdo de las situaciones y la inevitable asociación que el lector no deja de establecer con personajes y circunstancias de la vida real de la España actual.

Por otro lado, la lengua en sí es uno de los elementos fundamentales que crea humor en el relato y contribuye a su intención crítica; me refiero, especialmente, al uso indistinto de tres de las lenguas de España (aunque el libro está escrito en castellano). El empleo de numerosas expresiones en vasco y catalán exige, obviamente, en la mayoría de las ocasiones, la traducción, que en algunos casos el propio autor se encarga de realizar mediante notas a pie de página, mientras en otros forma parte del argumento: por ejemplo, el inspector Corrales, traductor oficial del maestro Sakamura, aunque vive en Catañuña hace años, es de Carabanchel y no acaba de dominar la lengua de la tierra que lo acoge; ello, unido a que Sakamura habla y entiende poco el castellano, que ha aprendido estudiando las instrucciones de los aparatos eléctricos, da lugar a unas traducciones de los mensajes de éste por parte del guardia civil bastante chocantes y en absoluto próximos a su sentido correcto y a la intención del japonés.

Sakamura, Corrales y los muertos rientes es una obra que se acerca, irreverente, sin miedo, con descaro y en clave de humor al problema de los enfrentamientos entre Autonomías por lo que cada una tiene de diferente respecto a las demás; toda ella no es sino una parodia de la realidad de la España del siglo XXI, constituyendo una crítica aguda e irónica de los nacionalismos, y especialmente del conflicto lingüístico – trasfondo de la obra- y de los conflictos de intereses que acarrean,  y que hoy por hoy dominan la realidad de esa España que en la novela se denomina «la España inexistente» pero que todos reconocemos como muy real.

El libro es una burla  desvergonzada de las instituciones y lo institucionalizado, del poder político y de la monarquía, de los cargos públicos y de la propia sociedad que mantiene esa visión enfrentada de las diferentes realidades que hoy conforman eso que llamamos España.

Por otro lado, tras la lectura de la novela, no queda clara la intención del autor respecto a la diversidad lingüística: desmitificar la excesiva importancia que se le da al hecho de usar o poseer una lengua propia o reivindicar este hecho.

De cualquier modo es un libro que, sin ser literariamente  extraordinario, es fresco y entretenido, y consigue mediante el humor hacer reflexionar al lector sobre las absurdas situaciones que se dan en nuestro país y que tienen su origen en las diferencias culturales – especialmente la lengua- que, al parecer, separan a los individuos.

¿No dices siempre que España es diversa?, pues los andaluces somos -dice la reina Eusebia I, que es de Jerez de la Frontera, al President- gandules pero graciosos, los aragoneses cazurros pero nobles y a vosotros os toca ser tacaños pero juiciosos, caramba, si no dónde está el hecho diferencial…

Alejandra Crespo Martínez

Alejandra Crespo Martínez

Alejandra Crespo Martínez es licenciada en Filosofía y Letras (especialidad en Filología Hispánica) por la Universidad de Málaga y Licenciada en Humanidades, con Premio Extraordinario, por la UCLM. Catedrática de Lengua Castellana y Literatura en el IES Ramón y Cajal de Albacete. Imparte clases de Gramática en la Facultad de Filología Hispánica del Centro Asociado de la UNED en Albacete, y de Literatura en la Univ. de Mayores José Saramago de la UCLM. Ha trabajado algún tiempo como profesora de español en el extranjero (Polonia y Nicaragua)

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