«Bruno, jefe de policía», de Martin Walker

Bruno, jefe de policía. Martin Walker
Traducción de José Serra
Mondadori (Barcelona, 2011)

Acostumbrados a leer novelas policiacas que se desarrollan en escenarios conocidos por los propios autores por tratarse de su lugar de procedencia, en los últimos tiempos nos hemos visto sorprendidos por algunos que han querido ir un poco más allá, sin duda condicionados por parajes de los que se han enamorado. Así como el norteamericano James Thompson, quien reside en Finlandia, ofrece una vuelta de tuerca nórdica en sus novelas protagonizadas por el inspector Kari Vaara, el periodista británico Martin Walker debió quedar subyugado ante la belleza y tranquilidad de la región de Dordoña-Périgord, en el suroeste de Francia, cerca de Burdeos. No es de extrañar que, cautivado por sus gentes, su historia, sus parajes y, en especial, por la sencilla y exquisita gastronomía de la zona, Walker decidiera crear una novela de intriga siguiendo, quizás inspirado en el entorno campestre, las pautas marcadas por Agatha Christie con su personaje de Jane Marple.

Bruno Courrèges es, como el propio título de la novela nos indica, el jefe de policía de Saint Denis, una pequeña localidad con apenas tres mil habitantes. Ninguneado por las fuerzas del orden por tratarse de un triste agente rural, Bruno es, sin embargo, un eficiente servidor de la ley que tiene más en cuenta a sus conocidos vecinos que a las autoridades ajenas a su entorno, las de la Policía Nacional, hasta el punto de apoyar los frecuentes sabotajes que sufren los inspectores de sanidad que pretenden multar a los comerciantes del mercado que incumplen las normativas ofreciendo sus viandas caseras en el mercado, elaboradas sin tener en cuenta los duros reglamentos establecidos por el gobierno. Buen amigo del alcalde, quien le colocó en el puesto que ocupa, Bruno trabaja, entrena al equipo de rugby, da clases de tenis a los chavales y disfruta de las delicias culinarias. Por supuesto, también tiene su pasado. Huérfano, soldado en Bosnia (donde vivió una experiencia traumática) y el recuerdo de un amor  trágico. Eso estigmatiza a cualquiera.

Cada 8 de mayo, el pueblo conmemora el día de la Liberación con un desfile. La celebración del fin de la II Guerra Mundial sirve, a su vez, para homenajear a los veteranos del lugar. Pero esta vez, la fiesta se empaña de sangre al encontrarse el cadaver de un anciano árabe, Hamid, brutalmente asesinado en su casa y con una esvástica grabada en el pecho. La familia de la víctima, arraigada en el pueblo, descubre que faltan dos cosas en el hogar del viejo: su Croix de Guerre, obtenida por sus méritos  como miembro del ejército francés, y una foto de su juventud, en la que aparece con los compañeros de un equipo de fútbol al que perteneció.

La investigación, primer asesinato de su carrera como policía, llevará a Bruno a sospechar de un brote racista en el pueblo, de la intervención del Front National, formación política de extrema derecha con una ínfima representación local, y de un pasado que se resiste a salir a flote. La intervención en el conflicto bélico de los harkis, árabes aliados del ejército francés y el historial posterior de Hamid en Vietnam hace remover viejas rencillas, mientras que nuestro protagonista procura salir airoso de otros problemas: la presencia del entrometido capitán Duroc y tres mujeres que removerán sus instintos carnales.

Martin Walker (foto: Mondadori)

Walker logra combinar los elementos básicos de la novela de intriga mediante una narración sencilla, sin artificios, previsible pero amena. El potencial de su investigador es más que evidente desde la primera página (por ahora lleva escritas tres novelas de la serie) y este caso, en particular, permite acercarnos a una parte de la historia de Francia poco potenciada en el género, sin olvidar la latente y realista competición que mantienen los diferentes cuerpos de policía del país, remarcada en el episodio de los altercados violentos que transcurren en el desfile-homenaje al fallecido. Precisamente, esa costumbre de organizar desfiles con cualquier excusa, sirve al autor para mostrar su lado más irónico hacia Francia, remarcado por los acostumbrados duelos dialécticos entre franceses e ingleses. No es motivo de sorpresa, tampoco, que el marco en el que transcurren las novelas se haya convertido en un fenómeno extraliterario: el propio Walker mantiene una página web sobre Bruno en la que incluye detallada información de la provincia, lugar que, en mi caso, queda señalado como futuro destino vacacional. Lean Bruno, jefe de policía, visiten la web citada y entenderán la razón.

José A. Muñoz

José A. Muñoz

José A. Muñoz (Badalona, 1970), periodista cultural. Licenciado en Ciencias de la Información, ha colaborado en varias emisoras de radio locales, realizando programas de cine y magazines culturales y literarios. Ha sido Jefe de Comunicación de Casa del Llibre y de diversas editoriales.

2 Comentarios

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