Clara Obligado y Patricia Esteban Erlés hablan sobre «Por favor, sea breve 2»

Páginas de Espuma vuelve a apostar por el microrrelato con Por favor, sea breve 2, nueva antología que, bajo la edición de Clara Obligado, ofrece casi dos centenares de relatos brevísimos de un sinfín de autores, algunos de sobras conocidos y otros que apenas acaban de salir del nido. Nos vamos a tomar un cafecito (breve) con Clara, al que se apunta Patricia Esteban Erlés, una de las autoras incluidas en el libro.

Han pasado nueve años desde la publicación del primero. ¿Se hacía necesaria una nueva entrega, para saber por dónde iban los tiros en estos momentos?

Clara Obligado: En principio no estaba pensado hacer un segundo volumen, con lo que costó sacar adelante el primero… Juan Casamayor, el editor, era algo reticente, pero finalmente se lanzó a la piscina. El segundo tampoco supone un tercero. Sí es cierto que ha habido un cambio en el género que hacía necesaria, no una actualización, sino echar un vistazo a lo que se está haciendo.

Impera lo breve, sobretodo en la comunicación, con los nuevos soportes, twitter y las redes sociales en general.

C.O.: Sí, ahora se le suplica a la gente que sea breve, por favor (risas). El soporte está determinando esa brevedad. Cuando tenías papiros escribías cantares de gesta, pero ahora internet es un buen soporte para el relato hiperbreve.

¿Más que el soporte libro?

C. O. Sí. Hay mucho trasiego con eso.

Patricia Esteban Arlés: Estaba pensando que algunos de mis cuentos los comencé a escribir como estados de facebook, donde tienes un límite de caracteres, con lo que te obligan a ser breve.

C. O.: También hay una relación muy rápida entre los autores. Hay una comunidad de creadores de microficción, blogs, lugares donde se publican críticas… Es una inmensa biblioteca que está en internet. Y el género se presta a ello.

Clara Obligado (Foto: Páginas de Espuma)

¿Qué diferencias destacan con respecto al primer volumen? ¿Temáticas? En el prólogo, Francisca Noguerol hace un certero análisis de los diferentes géneros en los que se mueve el microrelato.

C. O.: Si tomamos las edades, los más jovencitos están influenciados por lecturas tipo Harry Potter, libros juveniles. Por otra parte, la entrada de lo fantástico es muy fuerte en general; el mundo del vampiro, que está muy de moda y era algo muy presente en la microficción; el cuento de terror tiene una presencia cada vez más fuerte…

El de terror es un género ideal para el hiperbreve. El cuento de Andrés Neuman, por ejemplo, es terrorífico, con el señor que se despierta afeitado…

C. O.: Sí, es casi una novela… (risas). Una elipsis que, por cierto, es parte del juego. El terror en sí, es una elipsis, como el erotismo. Un desnudo pintado por partes no es nada erótico. Y un terror explicado con detalle es charcutería. Sin embargo, una gran elipsis es un cuento que asusta un montón.

El orden en el que están editados los cuentos es curioso, de mayor a menor dimensión.

C. O.: Todo lleva al silencio… (risas). Se hizo así porque, en los volúmenes  de cuentos, el mejor se pone al final, y el último es el que, en definitiva, da nombre al libro. Entonces, en la microficción, ese sería el cuento más breve, en teoría. Además, otro tipo de organización hubiera resultado imposible. Por grupos, por temas, por apellidos… La idea no es mía, es de Hipólito G. Navarro, quien tiene un libro menguante, Los tigres albinos. Me dijo que lo mío no era un libro menguante, sino un libro mangante, porque le robé la idea (risas). En el primer libro reconocí el robo, que conste.

Francisca Noguerol también comenta lo de la dificultad de ponerle la etiqueta a este género. A mi me gusta lo de minificción.

C. O.: Pues úsalo (risas). Yo apuesto por no aceptar ninguna etiqueta. Están los nanocuentos de José María Merino, los textículos, que sería un buen nombre para los de erótica… Me parece bien que vayan cambiando de nombre.

Patricia Esteban Erlés (Foto: Páginas de Espuma)

P. E. A.: Es difícil ponerle un nombre fijo a algo que cambia cada dos por tres. Además, cada autor y cada teórico aporta su grano de arena e intenta que triunfe su propuesta. Se le ha llamado ficción súbita, microficción, nanocuentos, microcuentos, nanoficción, cuentos bonsai, hiperbreve, cuento pulga…

¿Los talleres de escritura han resultado una buena lanzadera para que se genere interés por la minificción?

P. E. A.: Es una buena manera de ejercitar con las ideas. Para algunos representa un desafío, porque se trata de representar una idea en el menor número de palabras posible. Lo fantástico es que, por lo general, un microrrelato se te queda grabado, incluso lo puedes memorizar y darle vueltas  durante días después de  haberlo leído, o contarlo a otros, a diferencia de una novela que, por su amplitud, podrás recordar con pequeños detalles. Me gusta la idea del relámpago convertido en palabras.

José A. Muñoz

José A. Muñoz

José A. Muñoz (Badalona, 1970), periodista cultural. Licenciado en Ciencias de la Información, ha colaborado en varias emisoras de radio locales, realizando programas de cine y magazines culturales y literarios. Ha sido Jefe de Comunicación de Casa del Llibre y de diversas editoriales.

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