Emma Ros: «La novela histórica permite aprender sin adoctrinamientos»

Emma Ros (foto: Maeva)

La escritora Emma Ros acaba de publicar La sacerdotisa de la luna (Umbriel). Este nuevo libro, ambientado en el siglo XVI, se centra en la vida de una mujer atrapada entre dos mundos: la América acabada de conquistar y la España del Renacimiento. Ros, nacida en Montgat, es licenciada en periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona.

¿Cuál es el punto de partida de La sacerdotisa de la luna?

El punto de partida es la caída de la ciudad de México-Tenochitlan. Llegó a tener unos 250.000 habitantes, cuando las ciudades europeas de la época apenas llegaban a los 100.000. Pero Tenochtitlan acabó hecha escombros, totalmente destruida, y la novela empieza con la recreación de los últimos días de la ciudad a través de la más joven de las sacerdotisas aztecas, Ameyali. Me interesaba mucho que se palpara el trauma personal que implica la desaparición del mundo donde uno ha crecido y, con él, las perspectivas vitales con las que se había criado. Porque el conjunto de La sacerdotisa de la luna es la visión de una mujer vencida que no se resigna a abandonar unas raíces en las que cree profundamente y que la definen como individuo.

¿Por qué historias tan lejanas históricamente interesan tanto actualmente?

Permíteme que te conteste como escritora, pero también como lectora. Pienso que hay un sector del público que nos acercamos a la novela histórica porque nos gusta la historia, y es una forma de aprender sin adoctrinamientos, con lo que se favorece el establecimiento de paralelismos con nuestra actualidad. Aun así, la novela histórica se narra siempre con la perspectiva de los personajes de la época, que han existido o podrían haber existido, y esto es lo que pienso que atrapa al público en general porque, en un marco histórico muy alejado, nos encontramos con emociones y reacciones de los personajes muy humanas, que están por encima de cualquier época y hacen que la narración sea muy cercana. Es decir, ¿quién no se ha sentido perdido o perdida en algún momento de su vida? ¿Quién no ha sufrido un luto? ¿Quién no se ha enamorado?

¿Cuáles han sido tus fuentes de inspiración y de documentación?

En mi caso, la primera fuente de inspiración es una pregunta. Con La sacerdotisa de la luna me preguntaba: ¿Cómo puede desaparecer una civilización? Se pueden destruir ciudades y templos a golpes de cañón y con hogueras pero, ¿y las creencias y las costumbres de la gente? Pensé que quien mejor me lo podría contestar era una sacerdotisa azteca, una mujer con convicciones y límites, límites para ser azteca en un mundo ahora dominado por castellanos, y límites para ser mujer en un mundo de hombres. Y a partir de aquí es la propia documentación histórica la que me inspiró e hizo que la novela tomara vida propia: libros, artículos, vídeos, dibujos, exposiciones, museos… Te conviertes en una esponja.

¿Crees que todavía no sabemos toda la verdad sobre la América de la conquista?

En historia nunca se sabe todo, porque siempre pueden aparecer nuevas fuentes documentales de la época, restos arqueológicos, etc. que hagan cambiar cosas que se daban por ciertas. Respecto a la llegada de los castellanos a México, sin embargo, hay mucha fuente documental de los propios cronistas de los conquistadores y de religiosos de la época que hicieron tareas de recopilación de cómo eran las costumbres de los aztecas, además de cartas del propio Hernán Cortés. Así es que sabemos bastantes cosas. Pero para mí resulta clave el hecho que, cuando hablamos de conquista, también se podría usar el término invasión. Es decir, ¿bajo qué perspectiva conocemos los episodios históricos? Según quién los explique, la historia puede cambiar mucho. Y en este sentido sí que hay muchos autores que han explicado la perspectiva azteca o mexica, pero encuentro que en el momento en que seguimos conociendo el episodio histórico como “conquista de México”, es que no es tan conocida o no se tiene tanto en cuenta esta perspectiva del vencido. La sacerdotisa de la luna comprende desde la caída de Tenochtitlan hasta la llegada del primer virrey castellano en México con un énfasis especial en esta perspectiva mexica.

Y en el trasfondo de todo, una historia de amor casi impensable.

¡Y tanto! Esto pasa cuando los personajes adquieren voz propia. Hay una historia de amor culturalmente impensable y a la vez complicada por otras historias de amor ligadas con sentimientos, pero también con las ambiciones personales dentro de la nueva sociedad que se está formando. Todo ello hace que la vida de Ameyali corra un grave peligro, tanto por el camino que tiene que encontrar como sacerdotisa clandestina, como por las decisiones que tiene que tomar como mujer enamorada y madre.

¿Cómo están reaccionando tus lectores y lectoras?

En el contacto que he establecido hasta ahora con lectores, lo que me han dicho es que la novela les ha enganchado mucho y no podían parar de leerla, tanto por el ritmo como por los personajes y los giros argumentales. Y esto es lo más halagador que me podían decir, porque lo que quieres es que los lectores pasen buenos ratos con la novela, tanto como yo los he pasado escribiéndola.

¿Crees que La sacerdotisa de la luna tendrá continuidad?

Es la segunda novela que escribo ambientada en el mundo azteca. La primera, En tierra de dioses, cubre un periodo que va desde antes de la llegada de Hernán Cortés hasta que entra a Tenochtitlan, pero no abordé la caída total del imperio azteca. Así que me faltaba cubrir esta parte, o así lo sentía, y de aquí La sacerdotisa de la luna. Ahora, la verdad, me apetece ponerme a prueba como escritora con un momento histórico muy diferente, y ya estoy trabajando en la documentación, que también me lleva a otros continentes y a otras culturas. Por eso, a nivel inmediato, La  sacerdotisa no tendrá continuidad, a pesar de que lo aprendido con ella estará en la próxima novela, seguro.

Ramon Texidó
www.diarimaresme.com

Ramon Texidó

Ramon Texido es periodista, colaborador en cafeambllet.com y en Ràdio Calella. Desde 2009 dirige Diari Maresme (www.diarimaresme.com).

2 Comentarios

  1. Con la novela histórica no debemos tratar de enseñar historia, que para eso ya sirve la historiografía, la divulgación histórica -ya sea en forma de libros, de documentales, artículos, libros de fotografías y otros- y la enseñanza secundaria y universitaria; estas novelas deben aspirar a lo que en realidad estan obligadas a aspirar todas las obras literarias: crear Arte, sí, nos referimos a la búsqueda del fenómeno estético, espiritual y moral. Todo lo demás son camamas, despropósitos.

  2. Por supuesto. Pero bueno, personalmente no considero una novela histórica un libro de texto. Ni que lo pretenda. Quien crea que un autor de género tiene esa intención debería reflexionar sobre ello. Pero eso no impide que, bien documentada, una ficción pueda aportar información interesante y que motive saber más, esta vez ya en ensayos o libros de historia. Y si tampoco se ve eso, sinceramente, ya es para preocuparse en serio .
    Saludos.

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