«Ã“rbita cementerio», de Nuria Ruiz de Viñaspre

Órbita cementerio. Nuria Ruiz de Viñaspre
Luces de Gálibo (Barcelona, 2011)

Libro tras libro, Nuria Ruiz de Viñaspre va construyendo, desde una óptica muy original, una serie inagotable de trenzados temáticos sobre los que escribe y explica el mundo paradójico que nos rodea.

El sentido de su último libro, Órbita cementerio, no tiene confusión posible y viene ya dado desde el título: la expresión “órbita cementerio” se usa en astrofísica para designar una zona orbital por encima de la órbita geoestacionaria; es decir, por encima de la órbita habitual de los satélites artificiales que rodean nuestro planeta. El traslado de los satélites desechados por inoperantes a una órbita más lejana a la tierra es una medida que se realiza para disminuir las probabilidades de colisiones con otros satélites operativos, evitando así que la basura espacial genere problemas en la órbita operacional. Por tanto, a dicha órbita se van desplazando los satélites que ya no funcionan, es decir, que en ella se concentra la mayor parte de la chatarra espacial existente.

Nos encontramos en Órbita cementerio con mucho óxido y vacío, palabras que se van entrelazando insistentemente durante el libro y que son espejos resultantes de la actividad humana en el espacio. De la mano de Ruiz de Viñaspre todo aquello que rodea de manera exógena al planeta Tierra se convierte en metáfora de nuestra propia naturaleza, de nuestra propia futura ruina; y el planeta, en su degradación como ser vivo, se va convirtiendo en la consecuencia de nuestro comportamiento:

(…) la temperatura corporal del planeta

La autora, al hilo de la basura espacial, se pregunta por la identidad del ser humano, del animal depredador que somos, y sobre la destrucción que encarnamos en el entorno natural; y nos conduce a una toma de conciencia sobre comportamiento humano moderno, especialmente en referencia a algunas de sus características más execrables: la creación de la basura, de la materia aparentemente inservible que vamos desechando después de haber sido usada, y que, además, debemos alejar de nuestra órbita habitual, de nuestra cotidianeidad para hacer más soportable nuestro devenir diario. Pero, aunque la alejemos lo más posible, y la queramos obviar, nuestra conciencia no olvida que la basura sigue ahí, indestructible, creciendo como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, invadiendo el espacio disponible tanto en el exterior del planeta como en el interior de nosotros mismos. Esta chatarra espacial, en su “órbita cementerio” se convierte, gracias a la mirada de la autora, en un trasunto de todo aquello que nos molesta y de lo que queremos librarnos: como, por ejemplo, de la muerte. Los cementerios forman, cada vez más, espacios exteriores a la cotidianeidad; y los ritos y festividades que rodeaban la única resolución inalterable de la vida, al igual que hacemos con los objetos en desuso, van cayendo en el desolación y la obsolescencia más absoluta.

Pero la autora no cae en la desesperación o el pesimismo; sabedora de que la condición humana es unión de contrarios, nos descubre imágenes que vendrán a traernos unos rayos de esperanza:

(…) que tanto la suciedad como la gloria

son el cuadro luminoso de nuestros días

Asimismo, la presencia de animales (al igual que en anteriores libros de Nuria) vienen a fortalecer el doble juego de depredador y víctima, y de cómo ambos se necesitan de manera natural y paradójica; y aquí el ser humano se puede identificar, casi sin solución de continuidad, con ambos principios motores del comportamiento. Del pecado de la carne surge la expiación del ayuno, y sólo de la animalidad ha podido surgir la humanidad. Por tanto, la naturaleza humana es contradictoria de raíz; asumir dicha contradicción implica conocernos de verdad como individuos, sin maniqueísmos fáciles ni mentiras piadosas.

Nuria Ruiz de Viñaspre (foto: islakokotero.blogsome.com)

Por otro lado, la escritura de Nuria Ruiz de Viñaspre se reafirma con gran intensidad en una tensión sostenida; liberándose, por ejemplo, en la utilización de términos científicos, especialmente de medicina. Su escritura resulta a veces hiriente, desnuda de una parte de los accesorios y convencionalismos habituales, como de la misma puntuación. En este sentido es sorprendente comprobar cómo resuelve el devenir de los versos dentro de los poemas, casi como si la autora hubiera conseguido llegar a una escritura natural, con espacios para respirar, con transformación continua; sin puntos o comas, pero con gran fortaleza creativa y dominio del idioma. Sin embargo, la ausencia de dichos accesorios formales no convierte la poesía de Nuria en un discurso carente de forma o incomprensible; bien al contrario, va construyendo sus versos desde un barroquismo que brota no tanto de la confrontación sino más bien de la acumulación, en el que los diferentes planos de la realidad tienen un acomodo repleto de sugerencias. Asimismo, usa diferentes recursos sintácticos y paráfrasis, así como aliteraciones que son capaces de crear sonoridades de lo más sugestivas:

ingrávida vida empotrada entre primitivas

sábanas

Al fin, y tal como destilan los poemas de Nuria Ruiz de Viñaspre, de lo desechado puede surgir belleza o gloria, pues la naturaleza humana es ambivalente tanto en lo que destruye como en lo que crea. En Órbita cementerio la autora se explaya y agranda el sentido de todo ello: ahí está su gran mérito, ahí su capacidad de ir hilando una poesía honda y significativa y, lo que es más importante, desde la novedad, sin imposturas ni modas sobrevenidas.

Agustín Calvo Galán
http://proyectodesvelos.blogspot.com

Agustín Calvo Galán

Agustín Calvo Galán (Barcelona, 1968) ha publicado 'Letras transformistas', una selección de sus poemas conceptuales y visuales (2005), 'Otra ciudad' (libro objeto, 2006), 'Poemas para el entreacto' (2007) y 'A la vendimia en Portugal' (2009). Su obra como poeta visual ha sido recogida en varias antologías especializadas.

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