Papeles de Recienvenido y Continuación de la Nada. Macedonio Fernández
Ediciones Barataria (Barcelona, 2010)
Vienen ordenaditos desde el 1 hasta el número 284 los Papeles de Recienvenido y Continuación de la Nada en el Humo hacia el sur que dispersa Claudia Apablaza a través de la editorial Barataria. Si ya Juan Emar y Martin Adán dejaron constancia y sentencia en la anterior tirada de dados es ahora Macedonio Fernández el que es homenajeado como corresponde en este nuevo volumen baratario. ¿Y cómo va la reseña que es llegada de Recienvenido a un lugar que no es pero que, sin más, a veces está? Como Invasión. Bigotito y ponche que son atuendo singular de Macedonio desplazándose a velocidad de hombre por las piezas argentinas. Don Porfirio con una valija que porta sus cuadernos, el hombre que condensa y dispersa la semilla de la gran literatura argentina dentro de un ropero. Macedonio era sensible a la luz. ¿Sólo a la luz?
Obra que se escribe como necesidad de ser escrita pero con poca intención por ser leÃda. Porque el motivo matemático de Macedonio era la escritura por la escritura. Elemento desdeñado por nuestros grandes hombres patrios de las letras en un momento actual donde salir del armario (literario) es necesidad: un mostrar más que contener y obrar. Exhibir más que retener letras. Macedonio no podrÃa ser en la época que es el hoy porque Macedonio era un escritor, no un exhibicionista. Asà que en los papeles del que es bienvenido pero está por llegar y no se le espera son una rara habis en la que hay que caer si uno quiere guardarse en el ropero y conservar la buena lectura, la escritura que es necesidad de una realidad alterada y emancipada. “Lo imité hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagioâ€, dirÃa Borges.
Comuna anarquista que es isla en medio de la nada, en el centro de sus papeles, Recienvenido aboga por un Público de Accidentes que esté en el lugar del suceso accidental antes que el accidentado. Asà ahora serÃa necesario un Público del Devenir Macedonio que espere su siguiente obra, que sin duda llegará, aunque la espera sea más larga de lo habitual, porque su obra es comienzo y no final, una espiral de la que uno agarra la punta del hilo y que no por mucho estirar, etc. La broma macabra del no suceder, “un torcedor del estilo†nos apunta Ramón Gómez de la Serna en su retrato previo a sus dos obras baratarias. En una despedida de Jorge Luis Borges se adivina un Macedonio “temeroso de la muerte†y se acepta la imposible definición del autor. SÃ, la obra del argentino es una humorada trascendental de la raÃz cuadrada de dos. RaÃz cuadrada de dos que es el paraguas del hombre, como en su momento nos explicó Arnau Puig. Literatura Confusiva y Automatista son estos papeles seguidos de la Nada, repeleta de bobos, gallinas, descompostura y mareos.
“¿A nadie se le ha ocurrido pensar que mi escritorio es el único paraje del mundo en que puedan encontrarse páginas en blanco? Por este sólo hecho meritÃsimo deberÃa reservarse para mà la primera estatua que sobre. Pienso que, desgraciadamente, habrá que esperar mucho hasta que haya pedestal en blanco.†¡Qué afinado Macedonio desvirgando a la Nada! Con su velita consumiéndose dentro del ropero en el que escribÃa para apartarse de la engañifa de la realidad que tienta y es falsa. Macedonio deshace la madeja de las matemáticas y se cubre de paradojas imposibles en este mundo, pero ciertas y tentadoras en el lugar que ocupaba. Un desarreglo avanzado del idioma y de la comprensión común. La lectura atenta del argentino con bigotito y ponche inunda al lector en un estado de conciencia ajeno, que es posibilidad anarquista del suceder que debe venir pero que no viene porque de repente otro motivo salta entre las letras y el cazador debe disparar a ese conejo pero no aprieta el gatillo porque un león se esconde entre los matorrales, y no aunque intente ir contra el peligro un nuevo elemento ocupa la atención. La escritura a salto de mata, en cierto modo. Un caminar que es un doblar de esquina a cada paso.
Hará bien el ocupadÃsimo lector en jugar al Truco con cartas marcadas y tantear a Macedonio y leer a su modo estos Papeles de Recienvenido y Continuación de la Nada. Imaginar la conversación que no será dentro del ropero:
-Maestro, la vela.
-Estese tranquilo, le quedan veinte dedos por consumir. Agárreme un prendedor y dele fuego al bidón de gasolina, con la chica que sueña dentro.
-Asà sea.
Iván Humanes BespÃn
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A MACEDONIO FERNÃNDEZ
el poema es una lengua que habla en lenguas
cada palabra es una camisa de fuerza
el poema no tiene lengua sino lenguas
y esa lengua que no tiene es la lengua del poema
escribirlo es saltearlo
encerrado en su sobretodo
macedonio
se rÃe de todo
muerto
cree en la inmortalidad
como los cangrejos y las uvas
macedonio es natural como la muerte
si no fuera porque el poema es un acto contra natura
macedonio el inmortal no estarÃa tan muerto como no está
el que escribe este poema no es macedonio
¿el que escribe este poema no es macedonio?
macedonio es la lengua de este poema
la lengua que macedonio acaba de inventar
si escribir un poema es traducirlo a su lengua
es porque el poema es intraducible
y su escritura es imposible porque es posible
y si es posible es porque el poema es imposible
el poema es la distancia que separa un poema de otro
y esa distancia es la lengua del lector
y el lector para leerlo lo saltea
y leerlo es leerlo a la luz de la risa de macedonio
el sobretodo y el echarpe de macedonio son la libertad del poema
si no fuera porque macedonio es macedonio el poema no serÃa tan
/inmortal como tampoco es
constantino mpolás andreadis
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