Twitteratura: literatura de un vistazo

Sobre internet y los cambios que está provocando en nuestra forma de pensar, de comunicarnos, de relacionarnos, de crear, etcétera, ya está casi todo dicho, o lo que no está dicho todavía es, aún, demasiado difícil de identificar. Eso en términos generales, claro, porque afortunadamente, sí hay mucho que decir sobre lo que se hace.

El martes 14 de marzo a las 22 h. (hora argentina) terminó el concurso Twiteratura de «nuevas narrativas». Nuevas por cortas… cortísimas, porque el reto que planteaba a los concursantes era el de embutir una narración en los los 140 caracteres que permite Twitter. Nuevas también por la forma en la que se escribe y se lee en este microblog tan de moda últimamente (que se lo digan a El País, que lo ha convertido en una de sus principales fuentes de noticiables). Nuevas por lo efímero y minúsculo por lo que busca.

El concurso tuvo lugar en Twitter a través del perfil de Hipermédula, la plataforma web que lo organizó junto con la colaboración de algunos Centros Culturales de la AECID de América Latina, y fue en portugués y español. Su objetivo, dice en la web, es estrechar la brecha digital. Claro, intervienen fondos de la cooperación internacional española, y hay que justificar la cosa como un elemento de cultura para el desarrollo, pero que este forzado discurso no nos confunda; la mayor virtud del concurso es que ha estimulado la creatividad de montones de personas.

Pongamos un ejemplo al tuntún:

Un joven estudiante de medicina residente en Salamanca aficionado a la literatura se levanta por la mañana y mientras desayuna ve en Twitter que en algunas horas empezará el concurso, así que barrunta algunas ideas y las anota en un papelito que anda dando vueltas por el escritorio. Puedo poner hasta cinco microrelatos -se dice. De momento tiene dos.

Unas horas después, una uruguaya también se despierta, desayuna, se ducha, y se dirige a su escritorio en una agencia de viajes. Ahí, por costumbre, chequea el mail, el Facebook y el Twitter mientras lee en diagonal las noticias relacionadas a la tragedia que está viviendo Japón. Ella no es mucho de escribir, pero ve en Facebook que un amigo suyo que sí lo es ha puesto un link al perfil Twitter del concurso, y curiosa ella se mete a ver qué onda y también se anima. Teclea algunas intuiciones en una página de word que mantiene abierta toda la jornada, y que no cierra hasta que, cerca de las 17 h, twitea sus relatos sobre amor y despecho.

En Sao Paulo, un señor periodista recibe por la tarde un mail de su sobrino español que estudia medicina en Salamanca, en el que se pueden leer cinco frases cortas que, parece, quieren destilar cierta intensidad. No lo consiguen, pero hacen que este señor también eche un ojo a Twitter a ver qué encuentra, y por qué no, se pregunta, si son 140 caracteres (menos el destinatario -lee en las bases- @hipermédula, que son 12 caracteres, lo que le deja en realidad 128), y también se pone a condensar y depurar ideas para lanzarlas a la red.

El premio (un Ipad) poco importa para la abuela de una familia chilena que se ha aficionado a internet para paliar su soledad. Desde chiquita ha sido una ávida lectora, y aunque ahora los ojos ya no le aguantan demasiadas páginas, sigue conservando el fervor por transmitir sus pensamientos. De hecho los ha publicado en algunos libros e incluso ha recibido algún premio. También ella rehace algunas ideas que tenía apuntadas por aquí y por allá y participa. Y va leyendo, durante todo el día, las entradas que los tuiteros van colgando, y si bien hay muchos que no le dicen nada, sí encuentra algunos que la conmueven, en especial unos de una particular frescura e inocencia, que hablan sobre despecho, amor y ansias de conocer nuevos horizontes. Cuando la vienen a buscar para salir a dar su paseo al atardecer, mientras sale por la puerta y siente el sol lamiéndole las arrugas, piensa que qué bueno hubiera estado poder leer las obras postulantes en los otros concursos literarios en los que había participado.

El concurso se lanzó el lunes 14 de marzo a las 10 h. desde el Centro Cultural de España en Córdoba (Argentina) a través de internet, atrajo voces y miradas de toda América Latina y España (por lo menos), y culminará en el festival de literatura Kosmópolis, donde se darán a conocer los ganadores, el 26 de marzo a las 22 h. en Barcelona.

Esto es globalización, pero de la buena.

Genís Veirs

Genís Veirs

Genís Veirs (Guirainga, Brasil, 1974), es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, cofundador de un taller literario underground en una casa ocupada del centro de esa misma ciudad, ha escrito es distintos medios de prensa cultural tanto digital como analógica. Actualmente trabaja en una oficina de una ciudad rioplatense, y no ha publicado nada de su propia obra.

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