XXII Editores: Agustín Sánchez Antequera


Agustín Sánchez Antequera es hombre al que se le respeta. Por ser fiel a sus ideales, por no dejarse vencer ante la adversidad que otros, con menos paciencia y tesón, no llegarían a aceptar; por su pasión hacia la literatura, el amor que declara a la poesía y, no lo olvido, las apuestas creativas que nos ofrece a través de su editorial, Legados Ediciones.

En el mundo al revés que soñaba José Agustín Goytisolo, Sánchez Antequera sería el pirata honrado y se liaría a mamporros con los corderos que maltrataban al lobito bueno.

A modo de test…

¿Cuándo decidiste ser editor y por qué?

Fue en el año 2007-2008. Había trabajado para otras editoriales y conocía bien el proceso. Me pareció que podía ser un trabajo agradable, comparado con las ofertas que había en el mercado.

¿Cuál es el criterio principal de tu catálogo?

Pues la calidad literaria y la capacidad de riesgo, tanto del autor como del lector. La extrañeza, la originalidad en el grado que pueda darse, por pequeño que sea.

¿Primer libro publicado?

Teatro y Literatura, de Enrique Fuster del Alcázar, un libro de ensayos sobre autores del siglo XX, desde el modernismo a Juan Ramón Jiménez, pasando por Lorca o Jardiel Poncela.

¿El libro más difícil? (de editar, de conseguir, de vender… interpretación libre).

De editar, posiblemente el último, Cuaderno de Legados 1, ha sido complicado reunir a tantos autores y géneros tan dispares. De vender… todos, sin duda, se vende muy poco, somos casi invisibles. De conseguir… ninguno, porque me llegan muchas ofertas, por ahora no tengo que perseguir a nadie. Aunque la suerte se acaba y ya empiezo a buscar aquello que necesito y me interesa, porque no me llega.

¿Qué libro te hubiera gustado publicar y has debido rechazar? (por estar ya editado, por problemas de derechos, por no encajar en tu colección…).

Varios, sí, pero no vamos a dar nombres para no molestar a nadie.

¿Qué te impulsa a publicar un libro, además de verlo en tu catálogo?

Responder a la llamada de mis antepasados, responder a ese encargo que nadie nos ha hecho pero que si no cumplimos, no descansaremos en paz. Un acto de responsabilidad. Los muertos me dejan cada noche un mensaje: contribuye con lo que puedas a la dignidad humana, a la belleza, a la delicadeza del lenguaje y al diálogo entre los humanos. Algunos hablamos con los muertos. Oímos voces. Es agradable saber que no estamos solos.

¿Qué te impide publicar un libro?

Sobre todo su estética. Toda actitud estética deviene en una ética, y viceversa. Estoy aquí  por una actitud ética. Y se refleja en la estética también. No sé hacerlo de otra manera. Ni quiero.

Por curiosidad: ¿Por cuántos correctores pasan tus libros?

Trabajo solo, muy solo. Yo selecciono, corrijo, maqueto, cuido las páginas web, blogs, redes sociales, etc… Algunos amigos a veces me echan una mano en la selección o propuesta de nuevos libros. Y en la corrección últimamente me ayuda una amiga con muy buen ojo para todo aquello que se me escapa por la costumbre de ver el texto tantas veces.

¿Libro electrónico?

Bien, gracias. Una extensión más de nuestro trabajo. Traerá más igualdad de oportunidades entre famosos y desconocidos, pero también los peces gordos tienen más dinero para publicitarlo. En el fondo, casi todo es publicidad, difusión, favores de amigos a modo de reseña en suplementos. Aún no hay mercado, en un año o dos lo habrá. Pero aún hay mucho que mejorar: maquetación, programas, lectores electrónicos aburridos, lentos, con tecnología de botón, cuando ya estamos en el iPad, el color… Apple marcará el camino, como siempre. Es un buen invento para lectores-devoradores-consumidores de lectura. Pero no para aquellos que piensan el libro, reflexionan, lo trabajan, escriben, subrayan… Ya se puede hacer en el libro electrónico, pero es lento, muy lento.

Confiesa: Vas a una librería. ¿Recolocas tus libros en las mesas de novedades o en los estantes cuando no están bien visibles?

No, no me molesto. Cada palo que aguante su vela. Todos tenemos nuestro encargo, cada uno que responda como quiera, o que se haga el sordo. El librero sabe lo que tiene que hacer, si quiere vender churros o vender libros serios. Y si no nos da bola, mejor. Así ya sé de quién no debo esperar nada.

Imagina: En unos años, debido al éxito de la editorial, te ofrecen formar parte de un grupo o venderla. ¿Qué haces?

Pues si se diera el caso… Venderla, sin duda. Nunca he tenido mucho apego a nada y además me gusta destruir para empezar de cero. Y soy más autor que editor. Podría vivir sin la editorial perfectamente. Pero no sin leer o escribir. Y si me la compraran por una cantidad adecuada para dedicarme a lo que me gusta, lo haría sin mayores dramas.

Eres uno de los editores más críticos con respecto a las políticas de los grandes grupos y el papel que desempeñan las distribuidoras… ¿Acto de rebeldía o, tal y como están las cosas en el sector, es una opción más que sensata para un editor independiente?

No tengo ningún afán de rebelde sin causa. La poesía, el arte, es el discurso de la desobediencia, como diría mi hermano mayor Juan Carlos Mestre. No tengo afán por destacar como crítico ni de ir por la vida de outsider. Simplemente cuento lo que veo. Es un acto de responsabilidad y no hay ningún mérito en ello. Flaco favor haría a mis mayores o antepasados que me enseñaron a decir lo que pienso, cuando en otros tiempos, ellos no hubieran podido hacerlo.

Muchos aplaudimos la Carta del Editor que publicaste al cumplirse un año del lanzamiento de la editorial (se puede leer clicando aquí), en la que no dejabas títere con cabeza y apuntabas con tino. Ha pasado otro año. ¿Mantienes todos los puntos que abordabas, añadirías alguno?

Esa carta nació  de una noche de desolación, como tantas, porque ves que un proyecto cultural bonito no es sostenible en lo económico. No sabía que iba a hacer tanto ruido. Mis reflexiones surgieron de la sinceridad de mi propia experiencia, así que mantengo todo lo dicho, porque así es, no ha cambiado nada. ¿Que a otros les habrá ido mejor? Pues que lo cuenten también.

Me da mucho repelús que, precisamente, el libro de Legados que más ha aparecido en prensa, sea el poemario de Laura Gómez Palma y se destacara en titulares, no su calidad como poeta, sino el hecho de ser parte del grupo de un famoso rockero. Pero supongo que era previsible algo así, ¿no?

Sí, es lógico, la prensa, los medios de comunicación, hablan para las masas, se alimentan de ellas y cuentan lo que interesa a las masas. De todas formas, que nadie se lleve a engaño: ni siquiera una reseña en un gran periódico o una entrevista en una gran emisora de radio asegura un solo ejemplar vendido. Los periodistas, en general, están en otras cosas. Sobre todo, muy perdidos, porque cuando no tienen noticias, se inventan algunas que no lo son. El otro día leí estupefacto como noticia la historia ya legendaria de que Like a rolling stone de Bob Dylan se compuso de chiripa, sobre todo por el contratiempo del órgano, al principio se escucha muy claro, que entra una octava detrás del grupo. Bien, esto no puede ser noticia, queridos becarios de Público: la anécdota aparece explicada en el documental de Scorsese sobre Dylan No direction home. ¡Y es del 2004! Supongo que el becario vería ese documental hace poco y se le ocurrió meterlo como noticia de última hora. Si tenían que rellenar, yo mismo les hubiera ofrecido un libro para hacer una reseña nueva.

El subtítulo de nuestro ciclo es «el otro Sant Jordi», ya que pretendemos mostrar opciones diferentes a las que ofrecen la mayoría de medios por estas fechas. En el caso de Legados, estaba cantado que tenía que aparecer por aquí. Lo del Día del Libro y la Feria del Libro de Madrid, ¿te la trae floja?

Es que yo me siento muy alejado de todo es mundo mercantilista del libro. Pertenezco a él, es cierto, pero accidentalmente; me siento como un invitado a una fiesta de mercaderes donde todos se dan jabón y algunos vaselina. Toda feria de las vanidades me la trae muy floja. Antes me paseaba cada año por allí porque el Retiro es un lugar mágico, lleno de estatuas, árboles milenarios y tambores y porros y chicas encantadoras con rastas. Pero la feria es un agobio. Ahora sólo voy un ratito a ver a algún amigo y salgo mareado.

Da la impresión de que tu nivel de exigencia es elevadísimo en todas las etapas de la edición. ¿Ha sido algo buscado o es así  debido a las circunstancias?

No considero que rescatar a la maltratada imaginación sea un nivel de exigencia elevado. Es una necesidad. Y muchos tenemos esa necesidad para no ser devorados por la realidad única y manipulada de la Sociedad de la des-Información.

¿Tienes algún modelo a seguir, como editor, algún referente en el que te gustaría sentirte reflejado?

Jajaja, sí, Chus Visor. Es mi tótem. Sobre todo por su ética en los premios, jajaja. No, ahora hablando en serio, los editores son siempre los malos de la película, gracias a declaraciones como las de Hemingway u otros famosillos. Se nos presupone potentados y arrogantes. Yo me río mucho de esa idea generalizada tanto del lector como de los autores. Si un poeta es el ser más impersonal de la creación para Keats, el editor debe ser rigurosamente silencioso en su tarea. Para darte algún nombre, ojalá llegase algún día a tener un gramo de la calidad que tiene Calambur en su catálogo.

Vamos al catálogo, exigente y poco dado a lo superficial. Relatos, poesía, ensayos literarios… ¿Las obras te llegan o vas a buscarlas?

En el mundo editorial el autor no es un recurso escaso. De momento, las ofertas vienen solas. Pero yo elijo.

¿Qué valoras más en una obra ensayística, narrativa y/o poética?

Hablaría de originalidad, por escasa que esta fuera. Pero me gusta más la palabra extrañeza.

Comenzaste publicando un libro con ensayos sobre teatro y literatura. ¿Cuesta encontrar textos ensayísticos que iluminen el camino, tan marcado por la rutina académica?

Claro, el academicismo engulle el pensamiento. De hecho, muchas tesis que me pueden interesar, no se publican porque a los autores no les apetece salir a la calle. Están más cómodos medrando en los despachos de los departamentos de las facultades.

Participas del movimiento bloguero. Anuncias la publicación de Cuaderno de Legados 1, antología con piezas que te han ido dejando en el blog (Premio Revista de Letras al Mejor Blog Editorial). ¿Consideras que es más fácil encontrar nuevos talentos a través de internet?

Internet es el paraíso de los raros, es decir, de todos. Esta pseudo-oscuridad nos permite ser otros, imaginar, jugar… No soy partidario de esos que dicen: internet está bien, pero hay mucha basura. No creas: hay muchas más basura fuera, en la calle, en el mundo real-idealizado por el Estado y los conformes con él. Normalmente los que hablan de la basura de Internet son los que mandan en el mundo establecido, como Sánchez Dragó. Imagino internet muchas veces como esos personajes que viven bajo tierra en la patética película de Stallone, Demolition Man. No es la mejor película para ilustrarlo, pero la idea es esa. Un mundo estúpido donde lo verdaderamente interesante pasa en sus tripas subterráneas.

Precisamente, muchos de tus autores, como Adriana Serlik, Miguel Baquero, Pilar Fraile… mantienen una estrecha relación con la Red. Tenemos ahí un movimiento inquieto entorno a la literatura muy potente y en el que vas participando. ¿Sería viable una propuesta como la de Legados sin la complicidad de los internautas?

No, no lo creo. No me lo imagino sin la interaccion de autores, amigos y lectores. La Red nos permite ser visibles a muchos desconocidos.

La colección Duetos de Poesía ofrece una edición interesante para lectores inquietos, algo así como dos libros en uno. Álvaro Cubero y Pablo Martín Coble han sido los primeros en compartir volumen. ¿Qué te llevó a crear la colección y unir en «santo matrimonio» a estos dos poetas?

Pues fue una propuesta suya. Los textos se han ido imbricando de tal forma que el libro parece dialogar desde ambas partes. No es fácil que esto ocurra. De hecho, no hay nada previsto para continuar con la colección. Un dueto es un riesgo considerable estéticamente. En los duelos siempre puede haber heridos. No ha sido el caso de Pájaros de granito/Primera palabra.

En La República de la Imaginación recopilaste el trabajo creado en un taller de poesía de La Casa Encendida. Además de internet, el otro gran caldo de cultivo, ¿se encontraría en talleres y cursos de creación literaria?

No creo necesario pasar por un taller o una tertulia o pertenecer a un grupo determinado para escribir. La creación ama a la soledad. El grupo nunca es el punto de partida. Pero es una herramienta más y funciona. Muchos ojos ayudan a saber dónde estás y hacia dónde quieres ir. Y en el fondo todos escribimos con palabras prestadas, palabras de otros. Somos parte de una influencia continua de lecturas, personas, experiencias. Pero para escribir sólo hace falta tener ganas de hacerlo y disfrutarlo.

Volviendo al blog de Legados, es un auténtico regalo lo que ofreces ahí. No se trata de un blog promocional, como el que normalmente encontramos en otras webs de editoriales, sino que abres las puertas para que los autores puedan exponer su trabajo. ¿Era la idea original, o fue tomando esa forma?

Eres excesivamente generoso en tus apreciaciones, amigo Josep. No, no era la idea original. Pretendía ser un diario, una bitácora de novedades, convocatorias, etc… Pero a la segunda o tercera entrada me pareció una buena idea dar espacio a más gente, porque me sentía muy solo e internet ha nacido para conectar a la gente e interactuar. La literatura es un proyecto colaborativo. Como internet.

En cierta manera, lo que haces en el blog no deja de ser una extensión de tu trabajo de editor, ya que publicas piezas siguiendo tu criterio, entiendo que no todo lo que te llega aparece ahí…

No, no es así. El blog ha querido ser democrático y amable con todo el mundo. Aquí  no hay exigencias. El lector ya sabe lo que tiene delante, si merece la pena o no, participa de alguna manera del mismo. Activa, con los comentarios, y pasiva, eligiendo lo que le interesa o no. Quizá con el tiempo vaya tomando otro rumbo, nunca se sabe con estos seres vivos.

Además de la difusión a través de redes sociales y de la propia web, en Legados se funciona mucho a través de presentaciones y lecturas. ¿Son efectivas, realmente, a nivel de ventas?

Es lo único que funciona. Por Internet hay pocos pedidos y en las librerías físicas, igual. El libro interesa si captas la atención del lector. Y en los actos en vivo es donde más posibilidades hay de que esa atención se convierta, por todavía no sé qué arte de magia, en una venta. Pero tampoco son números exagerados. La crisis, el conservadurismo, el miedo… La gente está en otras cosas. Se venden muy pocos libros hoy en día. Incluso de grandes editoriales. Y no digamos ya de poesía. La gente se reserva su dinero para Harry Potter o Pérez Reverte. O para tomarse unas copas, que es más creativo.

¿Y la librería online? En vuestro caso, es fundamental. ¿Has notado algún aumento de usuarios, en los últimos tiempos?

No, todo lo contrario. La crisis está en su temperatura perfecta para inocularnos la gripe A del miedo. Y los principales damnificados son los pequeños artesanos y comerciantes. Con miedo, es más fácil dirigir al público a las grandes superficies comerciales, a las grandes marcas y fabricantes. No estaría de más algún gesto solidario con los comerciantes de nuestro barrio, haciéndole la compra a ellos. Pero volviendo a la librería online, también está todo relacionado con las novedades. Ahora aparece Cuaderno de Legados 1, con las colaboraciones del blog de Legados. Seguramente habrá una demanda en breve.

¿Y el futuro? ¿Qué novedades preparas?

Pues la mayor novedad será una nueva colección de poesía muy determinada. Aparecerá en los próximos meses, quizá después del verano. Y vamos a tener una expansión notable con un nuevo sistema para estar presentes en muchas librerías a nivel nacional e internacional. De momento, nos vamos con los libros a la Feria del Libro de Soria, dedicada en esta edición a la poesía, gracias a Manuela Temporelli, una de esas personas sin las cuales yo no me dedicaría a esto. Allí os esperamos. Del 28 de abril al 2 de mayo.

José A. Muñoz

Más información: Web de Legados Ediciones

José A. Muñoz

José A. Muñoz (Badalona, 1970), periodista cultural. Licenciado en Ciencias de la Información, ha colaborado en varias emisoras de radio locales, realizando programas de cine y magazines culturales y literarios. Ha sido Jefe de Comunicación de Casa del Llibre y de diversas editoriales.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Previous Story

En Sant Jordi, Revista de Letras sale a la calle

Next Story

Encuentro Internacional de Escuelas de Escritura Creativa en Barcelona

Latest from Entrevistas