Hoy empieza todo: “El primer dia de les nostres vides”, de Teresa Roig

Hay algunos temas en la literatura que no son nada cómodos de narrar. Temas desafío. Si no los conoce en profundidad, o bien si escoge un punto de vista errado, el autor corre dos riesgos letales: caer fácilmente en el cliché o herir la susceptibilidad de ciertos lectores. En tal sentido, temas como el desequilibrio mental, el trastorno de conciencia o las desviaciones del estado de ánimo han poblado y siguen poblando estanterías. Algunos con maestría, como Herzog, de Saul Bellow (cuyo protagonista sufre de depresión); El túnel, de Ernesto Sábato (que trata de la locura); o Bajo el volcán, de Malcolm Lowry (y el alcoholismo de Geoffrey Firmin). Otros autores han seguido el mismo camino con resultados más o menos afortunados. Podríamos citar, por sólo poner algunos ejemplos, al autismo en El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon; la anorexia en Amor, curiosidad, prozac y dudas, de Lucía Extebarria; o la depresión (aunque esta vez en clave best-seller) en Veronika decide morir, de Paulo Coelho… Una lista tan disímil como inacabable.

Existe una patología llamada trastorno bipolar que antes era conocida como psicosis maníaco-depresiva. El lector desprevenido supondrá que se habrán escrito ríos de ficción sobre el tema. Pues no precisamente. Podríamos citar Hacia el amanecer, del estadounidense Michael Greenberg, o Mi mente rota, de la madrileña María Ferrero, dos crudos ejemplos sobre las consecuencias de este trastorno. Ejemplos que, empero, no dejan de ser relatos testimoniales. Por eso sorprende que la escritora igualadina Teresa Roig se atreviera a entrar en este baile –con valentía pero también con notable sutileza– para concebir una historia de ficción cuyo desencadenante lo representa esta enfermedad. Sin embargo, El primer dia de les nostres vides, publicada en catalán por Edicions Proa, no se queda en el mero testimonio. En realidad es una historia de amor atípica, de segundas oportunidades, de sueños truncos y arrepentimientos, cristalizada en la relación entre Daniel, un gris contable de cincuenta años, y una joven que vive en la calle. Pasarán veinticuatro horas juntos y desnudarán sus conciencias –cada uno a su modo–, sin saber que sólo buscan salvarse mutuamente. El primer dia de les nostres vides es de esas lecturas que nos hace apretar los labios, que mueve a la reflexión desde la cotidianidad y que, a su vez, nos deja un sabor de boca como a fruta de estación recién mordida, a caballo de un tono acompasado que nos lleva de la mano hasta el final, casi sin darnos cuenta.

El primer dia de les nostres vides es una historia de segundas oportunidades.

Cierto. La novela habla de las segundas oportunidades que nos presenta la vida –cuando menos lo esperamos y de la forma más insólita– pero especialmente del hecho que, en realidad, es uno mismo quién decide dárselas.

La premisa que queda es que sólo se salva quien desea salvarse.

…Y que ello sólo es posible a través del amor propio. Aquel amor que, lejos del egoísmo, nos permite sobrevivir y amar a los demás, sin prejuicios ni limitaciones. En la novela, la joven desconocida que cambia la vida del protagonista le dice: “deja ir aquello que más quieres; si vuelve, será tuyo para siempre y, si no, es que no te pertenecía desde el principio…”.

Cuéntame cómo fue el proceso de documentación para la escritura de la novela, a qué fuentes recurriste, quiénes colaboraron y cómo acudiste a ellos.

Me gusta leer sobre psicología. Al darme cuenta de que la coprotagonista de la novela encajaba con alguien que padece trastorno bipolar, investigué a fondo sobre el tema. Pude contar con la colaboración de psicólogos, psiquiatras e incluso de pacientes, quienes me ayudaron a descubrir el lado más humano de la enfermedad. Recibí, incluso, el apoyo de la Asociació de Bipolars de Catalunya. El proceso de documentación supuso también ahondar en otros temas, como la anorexia, la mendicidad o la prejubilación. Para lo cual leí todo tipo de libros y hablé con varias personas que pudieran darme su testimonio. Al principio la gente se sorprende cuando dices que te estás documentando para escribir una novela de ficción, pero luego se dan cuenta de que la realidad es la madre de todas las ficciones.

Teresa Roig (Foto cedida por Edicions Proa)

Para un escritor, conocer al personaje no es estar a su lado, ni siquiera ponerse en sus zapatos. Es meterse dentro de su piel, respirar, reír, llorar como él. Daniel cuenta su experiencia en primera persona, pero en ningún momento se vislumbra que fue concebido por una mujer de 35 años.

El truco fue precisamente meterme en su pellejo. Creo que el oficio de escritor implica empatizar con los personajes como si fueran seres vivos, igual que hacen los actores para interpretar su papel. Pese a que no sea un hombre, ni haya vivido lo mismo que Daniel, eso no significa que no pueda entender lo que le sucede, conectar con sus emociones, e incluso llegar a sentirlas… Al fin y al cabo, para lo bueno y para lo malo, somos todos humanos, ¿no?

La bipolaridad es un trastorno en el que el paciente experimenta bruscos e inesperados estados de ánimo. En este sentido, las retrospecciones y prospecciones que pueblan la novela van componiendo un collage de la trama y de los personajes, pero a la vez, subrepticiamente, acentúan la sensación del caos de Daniel –aprisionado entre su pasado de culpas y su presente nebuloso– e incluso perfilan el trastorno de Helena. ¿Fue intencional este rasgo formal del libro?

Totalmente. Quise construir una estructura que fuera como el sistema solar, con sus planetas orbitando –a veces unos cerca de otros, a veces muy lejos, pero cada cual con su espacio y ritmo– y que de esa forma generen un vaivén emocional ordenado. En cuanto a los efectos de ese collage, un par de lectores me comentaron que, en algunos momentos, sentían una tensión inexplicable o ganas de llorar, sin ser conscientes de su origen hasta “salir” del libro… Me satisface saber que la novela consigue llegar a lo más hondo y que, quien la lee, puede conectar con la historia, los personajes y sus sentimientos.

Hasta la última acción de la última escena queda la duda de si los personajes, finalmente, salvarán sus conciencias. O mejor dicho, si querrán ser salvados. Considero muy lograda la última escena que entronca con el comienzo del libro.

Cualquier final es también un principio. ¿Quién no ha tocado fondo alguna vez en la vida? Puede que todo lo que empieza, acabe; pero siempre es para dar paso a algo nuevo, sea lo que sea. Y eso depende de cada uno.

En la ficción funciona. ¿Pero crees que en nuestro día a día una palabra o una mirada te pueden cambiar la vida?

Por supuesto. Una mirada puede hacer que alguien que se siente invisible deje de serlo; un gesto tan sutil como una sonrisa cambia nuestro estado de ánimo y el de quienes nos rodean. ¡Y ya no hablemos de las palabras! Hola, gracias, buenos días, lo siento, te quiero…

Otra patología de nuestros días que flota en la historia es la anorexia…

Este era uno de los temas que, a priori, quería tratar en el libro, porque si bien hoy se habla bastante al respecto, los casos no dejan de proliferar, y muchos afectan a jóvenes en edades vulnerables. Creo que el problema es que en la sociedad actual, con los parámetros de belleza y el ritmo de vida que se nos impone, aceptamos como normales ciertas costumbres que distan mucho de lo saludable. Y, por extraño que parezca, el cuerpo no está desconectado de la mente y las emociones, así que los malos hábitos alimenticios afectan en más aspectos de los que imaginamos. Por ejemplo, la hija de Daniel, el protagonista, no deja sólo de comer: deja de querer vivir.

El primer dia de les nostres vides es una novela de revelación, de autodescubrimiento.

Y me gustaría creer que de esperanza, también. A lo largo de la novela hay un leitmotiv invisible que se percibe de forma inconsciente y que es un sentimiento universal: la desesperación. Casi podríamos considerarla coprotagonista de la historia, puesto que es quien arrastra a los demás personajes hasta límites imprevisibles… Pero, por suerte, existe un antídoto contra ella.

Elisa y Helena tienen sus trastornos, sí. Pero Daniel y Sofía sufren la carencia más común y más nocivas de nuestros días: el no darse cuenta, el no ser conscientes de lo que nos pasa. Esto es, empero, la empresa más ardua que nos toca enfrentar.

Einstein decía que hay dos formas de ver la vida: una como si todo fuera un milagro y otra, como si nada lo fuera. Creo que al hacernos mayores y vivir atrapados entre los esquemas de la sociedad, la rutina, las prisas, etc., perdemos algo tan vital como la ilusión. Nos condicionan tantas cosas externas (errores del pasado, miedos del futuro) que nunca vivimos el presente. Y de ello depende que seamos felices o no… Porque el ahora es el único tiempo real que existe.

Nada tan simple y tan difícil a la vez como hacer las paces con uno mismo.

Exacto. El protagonista de la novela está perdido: es incapaz de perdonarse, asumir las equivocaciones del pasado y soltar la carga de culpabilidad que lleva… Se siente desahuciado de su propia vida, pero no sabe qué hacer. Hasta que algo –o mejor dicho, alguien– lo saca de sus casillas. Y por primera vez se pregunta cómo ha llegado a ser tan infeliz.

¿Qué proyecto literario tienes previsto? ¿Cómo se perfila desde ahora, tras el premio Roc Boronat, tu futuro literario?

A principios del 2011 saldrá mi cuarta novela –algo distinta a El primer dia…, puesto que es una tragicomedia humorística en forma de dietario– y ya estoy trabajando en otro proyecto, de momento sin fecha de salida. Este premio ha sido un regalo que confirma que voy por buen camino al seguir mi vocación, y espero poder disfrutar de ello durante muchos años, en compañía de los lectores, a quién doy las gracias por hacer suyos mis libros.

Teresa Roig nació en Igualada en 1975. Colabora desde joven en diversas publicaciones periódicas. Después de trabajar durante años en el sector audiovisual, actualmente se dedica a escribir. Debutó en el mundo de las letras en 2007 con la novela L’herència de Horst, galardonada con el premio Setè Cel. Al año siguiente publicó Pa amb xocolata. Con El primer dia de les nostres vides obtuvo el Premio Roc Boronat de Novela Corta, galardón patrocinado por la ONCE.

Franco Chiaravalloti
http://decatisondeteibol.blogspot.com

Franco Chiaravalloti

Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979) Reside en Barcelona desde 2003, ciudad en la que cursó sus estudios de posgrado en Literatura Comparada. Vivió en Argentina, Italia, Inglaterra y Kenia. Especialista en narrativa breve, desde 2010 imparte clases de cuento y microrrelato en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès. Ha publicado los volúmenes de relatos 'Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente' (Hijos del Hule, 2009), 'Esos de ahí afuera' (Talentura, 2015; edición argentina de Baltasara, 2020) e 'Insular' (Tres Hermanas, 2020). Además, ha colaborado en numerosas antologías de narraciones breves e hiperbreves, tanto en España como en Argentina. En 2019 formó parte de la comitiva que representó a Barcelona en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

3 Comentarios

  1. ¡És una novela fascinante! Por como está escrita, por sus personajes, por las emociones que despierta… Cautiva al lector des del principio, te tiene con el corazón en un puño y al final… el final és… Bueno, hay que leerlo 😉 ¡Os la recomiendo!

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