«La suave piel de la anaconda», de Raúl Ariza | Revista de Letras
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«La suave piel de la anaconda», de Raúl Ariza

La suave piel de la anaconda. Raúl Ariza
Prólogo de Álgel Olgoso
Talentura Libros (Madrid, 2012)

Después de su inquietante, y magnífica, Elefantiasis, Raúl Ariza (Benicassim, 1968) prosigue con su particular bestiario, avalado ahora por uno de los principales nombres en el panorama del cuento actual: Ángel Olgoso. Destaca Olgoso en el prólogo a este volumen de relatos la facilidad con que Raúl Ariza, con apenas dos libros de cuentos, ha sabido encontrar no solo un tema y un tono propios e identificables, sino incluso una extensión característica, una distancia algo superior al microrrelato que ha sabido convertir en la extensión idónea para contar sin apurar las posibilidades, para sugerir más bien una historia y dejar al lector en suspenso a la llegada del final.

El objetivo es, en todo caso, provocar una emoción con una escena esencial, sin necesidad de alargarse en detalles superfluos. Escenas que acaban con un gesto al camarero para que se cobre, con una vuelta en silencio en la cama matrimonial, con una gota de sudor resbalando por una frente o con unos gatos que ronronean en torno a su dueña.

Raúl Ariza (foto: lasuavepieldelaanaconda.com)

Ya desde el mismo título, con esa diferencia remarcada para quien atiende a los matices entre la suavidad y el bestialismo, desde ese título tan eufónico sin embargo, Ariza se lanza al terreno del contraste. Sus pequeñas historias, cargadas, como se ha dicho, de efectividad, giran en torno a esos choques pequeños que continuamente se producen en el suave curso de las cosas, accidentes minúsculos que rompe la realidad y nos muestran durante unos segundos, unas líneas, su aspecto más salvaje. Se diría que los personajes de estos relatos (y nosotros, los lectores, por ende)  estamos viviendo en torno a un anillo constrictor que a veces nos roza, acariciándonos suavemente, pero otras veces, de pronto, y sin saber muy bien por qué, nos aprieta, nos aprisiona y nos impide respirar.

En los cincuenta relatos (y uno de propina) que componen La suave piel de la anaconda encontramos un amplio recorrido por las diversas formas en que se puede concretar este peligro en torno a nosotros. Desde la mancha de sangre de un hombre asesinado en el suelo de la que parte el relato inicial hasta un niño que tapa el sol con el dedo, o el encogimiento de hombros con que concluye una ruptura matrimonial. A veces la tragedia es simplemente el aburrimiento mal entretenido en que un cuarentón pasa sus días. En todos los casos, el trasfondo es la vida, en sus innumerables, infinitas formas; la vida, de la que, como se dijo en genial frase, «nadie sale indemne».

Unos cuentos, en resumen, que nos desnudan la realidad en su más inquietante y literaria forma y que nos confirman a su autor, Raúl Ariza, como uno de los mejores, más breves e incisivos retratistas de nuestro entorno.

Miguel Baquero
El mundo es oblongo

Miguel Baquero

Madrid (1966). Ha publicado hasta la fecha las novelas "Vida de Martín Pijo"; "Matilde Borge, aviador"; y "Vidas elevadas", el volumen de relatos "Diez cuentos mal contados", así como una selección de las entradas de su blog: "A esto llevan los excesos". Asimismo ha intervenido en distintas antologías y ha recibido varios premios por sus relatos. Reseñista y crítico literario para medios electrónicos, en la actualidad está dando los últimos retoques a una nueva novela.

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