Paseos simultáneos. Jordi Corominas i Julián
Ediciones Vitruvio (Madrid, 2010)
Jordi Corominas i Julián (Barcelona, 1979) es una energÃa a un hombre pegada, un fotógrafo de novelas, o una novela de imágenes, historias y crÃmenes. Es un editor de instantes performáticos, o un poeta de radio y alevosÃa.
Con Corominas hay que hablar y pasear por Gracia, tomar una cerveza, o conversar sobre cualquier motivo banal desde la profundidad del tiempo que se nos escapa de los pies y de las manos. Después de publicar Una dona que sap jugar amb els peus y Colors, ambos editados por Abadia, nos propone la propuesta poética Paseos simultáneos, la nueva aventura de Vitruvio.
Uno siempre lee con predeterminación – y prejuicios, claro – y por ello nos ha parecido ver en su primer poemario una tradición aprehendida del que ha leÃdo mucho a los surrealistas. Hay cultura caligráfica, hay una herencia dadaÃsta y hay lo que a muchos nos ha obsesionado durante largo tiempo: la magia de la casualidad.
El azar objetivo es un fenómeno que, aunque la expresión procede de Engels, fue utilizado con mucha frecuencia por los surrealistas, y en especial por André Breton. Se trata, pues, de coincidencias, de casualidades, que de alguna manera conectan el mundo interior – las premoniciones o los deseos – con el mundo exterior, donde se acaban realizando.
Esta facultad de servir de puente, entre el subconsciente y la realidad «racional», hace que el surrealismo le diera un carácter muy significativo al fenómeno, y que Corominas lo utilize como nadie para aprovechar una crisis de narratividad, un bloqueo momentáneo, para adentrarse en el valiente territorio de la libertad. Literatura, por tanto.
El psiquiatra Carl Jung se interesarÃa por la manifestación antes citada – que es en el fondo una búsqueda perpetua – denominándole “sincronicidad†y definiéndola como “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal… una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sà de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similarâ€. De eso, precisamente, tratan los caminos de Corominas, de “paseos de todo/ tipo mezclados de verbo/colectivo… como la escucho, la visiono/la concibo, la invento/por deformación y vuelo/con inéditas gárgolasâ€.
Un cigarillo se va a convertir en miedo al laberinto, y la mirada va a ser la ráfaga de la cámara de la escritura, que va a intentar atrapar las conversaciones de la calle, que es el auténtico escenario de lo que hemos llamado vida. Esa capacidad de re-producir, de re-crear, los diálogos ajenos – que se convierten en propios desde el momento en que se renuncia a la pasividad – es la que se burlará de nacinalismos cortos de vista, que incorpora múltiples lenguas y lenguajes, y que eleva el osito de goma a sÃmbolo surrealista, desbancando a referentes anticuados como el paraguas o el femenino guante.
El poeta reconoce que es “Isabel la Católicaâ€, un juego que – como todo buen cadáver exquisto – seguirá desarrollando en su acción teatral ‘Loopoesia’, y nos presenta su primera antologÃa lÃrica con una portada que nos invita a seguir los tres patos del 222. Y es que, para escribir, sólo hay que escuchar y confiar en nuestro entorno. La realidad es otra(s). Y Corominas lo vuelve a demostrar con Paseos simultáneos.
Albert Lladó
www.albertllado.com
[…] [Seguir leyendo en Revista de Letras] […]