Umbilical. Luis Luna
Prólogo de José Corredor-Matheos
El sastre de Apollinaire (Madrid, 2012)
Acabado de nacer, con el cordón umbilical recién cortado, llega a mis manos el último libro del poeta Luis Luna, Umbilical, una obra liminar y reveladora, una creación poética ilimitada y rebelde.
Luis Luna viene posicionándose desde hace tiempo hacia un hacer poético comprometido con la creación en sà misma, con la poesÃa desde el alejamiento de las imposturas o las trampas del estar a la moda; y con el lenguaje como materia a desmoronar (los modernos dirÃan deconstruir) para, seguidamente, conseguir levantarlo o reconstruirlo desde sus cimientos. Desmoronar o derribar lo conocido, el lenguaje usado, es la sabia necesidad de renovación, de libertad y de renacimiento, de los verdaderos creadores.
Umbilical, aparecido en El sastre de Apollinaire, una pequeña editorial que está dando a luz, con gran valentÃa, obras actuales y valiosas –actual y valioso parecen dos adjetivos casi irreconciliables en los tiempos que correr, por eso digo y lo repito insistiendo: con gran valentÃa-, es un libro escrito con el riesgo de llevar el idioma al lÃmite de su comprensión, abriendo o ensanchando sus costuras y trabajando, tanto con las formas sintácticas como con las léxicas, para conseguir una obra única y reveladora. Afrontar el riesgo y lanzarse a la creación esencial e independiente, asumir todas las consecuencias que ello conlleva: desde llevar al creador a arder en el fuego de la desconfianza de sus iguales, pasando por dormir la cruel modorra del ostracismo de lo hermético, o acabar por morir de inanición en manos de lo alternativo, digo que afrontar el riesgo de lo esencial es la única lucha noble que le resta al poeta; pues, también puede conseguir abrir un camino en medio de la actualidad, en medio de la maleza desconcertante, en medio de la complejidad -espejismo- que nos rodea; una senda propia, intransitada con anterioridad, que le ayude al poeta y nos ayude a sus lectores a convivir con las incertidumbres de la existencia más que desentrañarlas, a convivir desde el inconformismo y la auténtica rebeldÃa.
Luis Luna depura el lenguaje hasta niveles de sÃntesis, y construye sus imágenes no desde la contraposición de conceptos contrarios, sino desde la asunción de las contradicciones; asÃ, junto a hueco, quicio, puerta, fisura, herida, resquicio, hendidura, luz, crece muro, cicatriz, cerrado, piedra, pared, nudo, sombra, en un juego que se va eternizando entre el dentro y el afuera, el lleno y el vacÃo, juego de contrarios que no es más que la asunción, sin maniqueÃsmos, de las paradojas que nos rodean. Este armazón le permite crear versos de una belleza desnuda y sobrecogedora, como:
Sobre la tierra el rastro de la herida.
O
Construyes muro propio. AÃslas hueco tuyo / de los otros.
O poemas, a la manera de un Kandinsky en el momento justo de disolver las formas reconocibles en lo abstracto esencial de las lÃneas y los puntos, con imágenes de gran plasticidad:
En cÃrculo caminas / pendiente de tu extremo / miras puntos de fuga / espacios que no duelan.
Todas las dobleces de nuestro comportamiento y de nuestra manera contradictoria de estar y ser en el mundo se reflejan y tienen su punto de conexión en el cuerpo, en el ser humano encarnado en el receptáculo de lo sublime o en el contenedor de lo banal, y también en el manantial de agua cristalina o en el flujo de excreciones indeseables:
La significación del pelo, de las uñas, del orÃn, del excremento. Del lenguaje también. De todo cuanto inútil te desprendes en suelo,
en agua, en silencio.
Surge asà también la gran interrogación del poeta sobre el lenguaje como materia de creación, como materia de artificialidad, y sobre la poesÃa como magma inasible que el creador quiere dominar, y no le resta más arma que conseguir podar, en medio de la oscuridad, la forma y el fondo, para lograr un árbol único, un tronco sólido, desde el que podrán surgir frutos bellos y jugosos, a nuestra imagen y semejanza; en palabras del poeta:
No la mutilación sino la poda.
Reducir cada rama a su exacta extensión.
Para que crezca.
Reducir para que crezca es una buena definición de Umbilical: sintagma que construye en la delimitación de su contorno. La impostura de la era contemporánea suele desnudar sus formas vistiéndose de un informalismo usado, mientras que un creador genuino como Luis Luna se adentra en lo no conocido como postura estética y desafÃo creativo, en la sÃntesis no como resumen de lo complejo, sino como vÃa propia y esclarecedora en este acto de alimentar nuestra consciencia gracias al nexo umbilical de la poesÃa. Umbilical es un libro irreductible que crecerá con el tiempo y hará crecer a sus lectores.
AgustÃn Calvo Galán
http://proyectodesvelos.blogspot.com.es