Libro de crónicas. António Lobo Antunes
Traducción de Mario Merlino
Debolsillo (Barcelona, 2013)
Octavio Paz afirmaba en Quadrivio que los poetas no tienen biografÃa, que la biografÃa es su obra. En la de Lobo Antunes, un episodio, en forma de crónicas, da cuenta de una parte del recorrido existencial del autor de Memoria de elefante y ¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar. Debolsillo publica Libro de crónicas que recoge los artÃculos del escritor para el diario O Publico portugués. Después de colaborar con el jornal durante cinco años puso fin a las «pequeñas prosas», como las llamó, para poder dedicarse a sus libros. El volumen recoge una selección de esas prosas que dan forma a recuerdos, sensaciones o deseos.
Tal vez sólo resista la acacia, sólo ella quede de aquel tiempo como el mástil, horadando las olas, de un barco sumergido. La acacia me basta. Arrasaron las tiendas y los patios, no tocan el Papagaio Loiro en la campana, pero la acacia resiste. Resiste. Y sé que junto a su tronco, si cierro los ojos y acerco el oÃdo a su tronco, he de oÃr la voz de mi madre llamando
– Antóóóóóóóónio
No hace mucho escribÃa sobre dos libros de crónicas que apuntaban la emergencia o reemergencia del género, el de la crónica, como nuevo boom literario. Los acólitos de la misma se aferran a la realidad de la que se nutre y la subjetividad que la narra como supuesto aval de calidad literaria. Más allá de ello, si aceptamos que todo es una construcción, no hay manera de saber cuál es el punto originario de una obra, ese momento que la distingue del relato de un hecho a una ficción supuestamente inventada de la nada. Si como dice Foucault, no hay objeto sino interpretaciones, la diferencia siempre es de grado. También es cierto que este compendio de Antunes no es un libro hecho por un periodista. Los artÃculos no son fruto de un trabajo de investigación periodÃstico. Quizás le harÃa más justicia un tÃtulo que marcase que se trata de notas periódicas. Pero la diferencia es, como digo, de grado.
Antes la Navidad era que me llevasen al circo. Más tarde era que yo llevase a otras personas al circo. Ahora que ya no hay nadie que me lleve o al que llevar yo al circo, la Navidad son las felices fiestas de las empresas en los cristales de los escaparates y las luces del ayuntamiento colgadas de los árboles, reflejadas en la acera como pequeñas manchas de colores.
Un lector puede pensar que en la crónica es, sin duda, Lobo Antunes el que se refiere a su experiencia de la Navidad. Otro puede pensar que, sin duda, se trata de un narrador inventado por el autor. Quizás ambos tengan razón ya que ¿cómo distinguir ese momento en que la escritura se basa en un recuerdo, una anécdota y pasa a ser ficción? No es descabellado pensar que la emoción, la sensación o el impulso que da pie a la escritura son una transferencia. Entonces, ¿esa sensación o emoción no son reales? La valÃa de una obra literaria deberÃa juzgarse en función de su calidad, de su verosimilitud, de su estilo… y no en función de una supuesta referencia a los hechos reales. Evidentemente la crónica periodÃstica tiene que hacer referencia a los hechos, pero su valoración literaria creo que se tiene que hacer en base a los criterios mencionados.
Cuando tenÃa más o menos ocho años y decidà dedicarme a la literatura, imaginaba que todos los escritores sin excepción se parecÃan a Sandokán Soberano de Malasia (mi héroe de entonces y de ahora).
¿El héroe de Antunes es aún Sandokán? ¿Lo fue alguna vez? El Libro de crónicas de Lobo Antunes es una obra imprescindible para comprender parte del imaginario del escritor que recuerda, crea y recrea sensaciones, angustias, felicidades y dolores en forma de crónica. Octavio Paz también dice: «hay algo terriblemente soez en la mente moderna; la gente, que tolera toda suerte de mentira indigna en la vida real, y toda suerte de realidades indignas, no soporta la existencia de la fábula«.
En una entrevista a un medio de comunicación Antunes dice que «lo importante es cómo se visten las cosas con palabras. Se trata de tener la certeza de que se está trabajando con un material anterior a las palabras -emociones, impulsos, instintos- que por definición son intraducibles en palabras«.
Diego Giménez
http://entrefragmentos.wordpress.com
Me gusta mucho Lobo Antunes y me gusta mucho este artÃculo.
Gracias por la recomendación, Lobo Antunes merece un reconocimiento frecuente.
Saludos