Los Grope. Tom Sharpe
Traducción de Gemma Rovira
Anagrama (Barcelona, 2009)
Tom Sharpe es el responsable de algunas de las páginas más divertidas de las últimas décadas. Hablar de él o de cualquiera de sus libros es citar a uno de los humoristas británicos de referencia, fiel a la vieja escuela de Wodehouse pero con las artes y descaro de los Monty Python, sobre todo cuando se trata de ridiculizar a la estirada sociedad británica. Precisamente, uno de los aspectos mejor tratados por el grupo de cómicos, la Historia, forma parte de esta nueva y gozosa novela de Sharpe, Los Grope.
La familia Grope es una longeva saga que nace en la época de los vikingos, un matriarcado en el que vigorosas y rudas señoras, poco agraciadas fÃsicamente, han de secuestrar a los varones para procrear (siempre niñas, los niños acaban desapareciendo en extrañas circunstancias). La saga se extiende hasta nuestros dÃas y es aquà donde encontramos al Sharpe que tanto nos divierte: Belinda es una Grope que ha conseguido salir de la villa familiar para vivir en una zona residencial junto a Albert, un mafioso de tres al cuarto que mantiene un negocio de venta de coches robados y… ¡un matadero self-service!. Por su parte, el joven Esmond Wiley es un «hijo del amor» entre sus padres (más bien por parte de madre): Vera (hermana de Albert), una ingenua adicta a las novelas rosa, y Horace, director de banco que sufre una grave crisis fruto de la insatisfacción hacia su propia vida, que le lleva a querer asesinar a su hijo al ver en él a un apéndice de si mismo. Tras un primer intento de parricidio, Horace es encerrado por su esposa, quien decide proteger a Esmond llevándole a casa de la familia de su hermano, sin sospechar que ese gesto provocará una reacción en cadena en la que habrá una huida, un tiroteo, el derrumbe de una casa, un secuestro, acusaciones de terrorismo y de brutales asesinatos, siniestros interrogatorios y, eso sÃ, un pequeño respiro para la felicidad de uno de los implicados quien, ajeno a todo el embrollo, disfruta de los placeres de la carne en la Costa Brava.
Sharpe utiliza en esta nueva novela las mismas armas y recursos que en el resto de su bibliografÃa. Sin embargo, a pesar de conocer los trucos, las artimañas y los giros que se repiten en toda su obra, hace uso de ellos en su propio beneficio y consigue que el lector disfrute identificándolos y celebrando su comicidad. La inevitable intervención del inspector de policÃa (difÃcil no ver reflejado en él al inspector Flint, de la memorable saga protagonizada por Henry Wilt), las referencias a Al Qaeda y las confusiones sanguinarias y sexuales, salpican una narración en la que el autor vuelve a poner en solfa a todo y a todos los que se le ponen a tiro. Su habilidad para mantener atento al lector, provoca que esta nueva aventura se devore de un tirón y, sin llegar a los extremos de Zafarrancho en Cambridge o Wilt (es raro encontrar a alguien que no haya soltado carcajadas con ellas), sà logra mantener la sonrisa permanente en caso de que se esté habituado y se disfrute con Sharpe y su sentido del humor.
Sin embargo, tengo un pequeño problema con los libros de Sharpe. Considero que los finales de sus libros (y este no es una excepción) no están a la altura del resto de la obra. Y no sé si es debido a que aprieta demasiado para ofrecer desenlaces agridulces (lo que serÃa un acierto, analizándolo de esa manera), o a que los embrollos son tan enormes que le resulta imposible cerrar todos los frentes, dando carpetazo sin más, cuando considera que los personajes ya están suficientemente vapuleados.
En cualquier caso, demos la bienvenida a una nueva entrega de este genio que, a sus 81 años, sigue haciéndonos la vida más agradable, aunque sea a base de reirnos de las desgracias ajenas.
José A. Muñoz
Me ha gustado todo lo que he leÃdo de Sharpe………… excepto este último libro.
No me ha gustado nada…. el inicio, con la enumeración de todas las generaciones de las Grope, se hace pesado y aburrido. La historia principal parece que empieza a despertar interés y tiene algún detalle en el que quizás se me dibujaba una sonrisa en la cara, pero poco más. Y de repente, ese final! Qué final más absurdo! Perdón, Sr. Sharpe, no quisiera ser irrespetuosa, pero es uno de los finales de libro más horribles que haya leÃdo nunca!
No, lo siento, no me ha convencido en absoluto. VolverÃa a leer mil veces Wilt, Zafarrancho en Cambridge, Becas flacas, etc…. porque solté carcajadas a gusto! Pero con este último, no, lo siento.
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