Clásicos infantiles ilustrados: Alicia en el País de las Maravillas y El Mago de Oz

Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carroll
Introducción: Russell Ash
Traducción: Rosa María Borrás Montané
Ilustraciones: Robert Ingpen
Blume (Barcelona, 2009)

El maravilloso Mago de Oz. L. Frank Baum
Traducción: Rosa Mª Borràs Montané
Ilustraciones: Robert Ingpen
Blume (Barcelona, 2011)

Hay libros que apenas necesitan presentación, ya que forman parte del acervo de historias que prácticamente todos los miembros de una comunidad cultural conocen y comparten. Ese es el caso de estos dos clásicos de la literatura infantil que ha publicado, con las ilustraciones de Robert Ingpen, la editorial Blume: Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas y El maravilloso Mago de Oz.

La obra de Lewis Carroll, que salió a la luz por primera vez en 1865, es seguramente uno de los textos más reconocidos de la literatura dirigida a los más pequeños y su vigencia en la actualidad es indudable, tal como demuestra, por ejemplo, la reciente adaptación cinematográfica de Tim Burton.

Como en otros libros de fantasía, la aventura de Alicia comienza cuando se traslada a un mundo secundario cuyas leyes no se rigen por los mismos principios que las del mundo real, un mundo al que accede a través de la madriguera de un conejo. Allí encontrará a algunos de los personajes que se han hecho famosos para todos los lectores: el Sombrerero, el Gato de Cheshire o la furibunda Reina de Corazones…¡Que le corten la cabeza!

El único defecto que se le puede encontrar a este relato, lo que a algunos nos molesta es, lógicamente, el final: el empeño innecesario del autor en hacernos creer, después de haber inyectado nuestra imaginación con hechos extraordinarios, que todo lo que había vivido Alicia no era más que un sueño, que nada había tenido lugar.

La historia de El Mago de Oz, por su parte, muchos la hemos conocido a través de la película rodada en 1939 y protagonizada por Judy Garland. Hasta ahora no había tenido oportunidad de leer la novela y he de decir que merece la pena. El viaje iniciático que realizan la niña, el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobarde en busca de una magia que les transforme, que les ofrezca aquello que creen que necesitan: un cerebro, un corazón y valor (Dorothy es la única que quiere algo “real”, volver a casa) hace reflexionar al lector sobre la importancia de la fe en uno mismo, en las propias cualidades para llegar a convertirnos en lo que queremos ser. El Mago de Oz no les da en verdad lo que piden, puesto que es un impostor que se ha visto obligado a hacer pensar a sus conciudadanos que poseía poderes que realmente no tenía. El Mago les permite, simplemente, adquirir confianza en sí mismos, aceptar lo que ya llevaban en su interior.

Los diversos viajes, primero a la Ciudad Esmeralda, luego hacia el este para matar a la Bruja Malvada, las visitas al país de la delicada porcelana o al país de los quadlings, sus encuentros con distintas criaturas fantásticas que los ayudan en su tarea o contra los que tienen que luchar son todos momentos de crecimiento personal que permiten a los personajes encontrar su lugar y con ello ser felices. El Espantapájaros se convierte por su sabiduría en gobernante de la Ciudad Esmeralda, el Hombre de Hojalata gobierna a los winkies en el oeste y el León es nombrado rey de la selva. Por último, Dorothy consigue cumplir también su deseo y regresa a Kansas con sus tíos. Como en todas las grandes historias, el viaje transforma a los protagonistas.

En conclusión, dos grandes libros bellamente ilustrados.

Natalia González de la Llana Fernández
www.unesqueletoenelescritorio.blogspot.com