«Haruki fue mágico, su toque de ternura y dolor, de violencia y amor… una tragedia».
Kafka en la orilla
Haruki Murakami
Tusquets editores, 2006
Traducción de Lourdes Porta
Su potencia en la escritura radica en sus logrados monólogos internos o flujos de conciencia, fundiendo la esfera privada y pública en un constante ir y venir de pensamientos. Los personajes pintados desde el sufrimiento, uno por la búsqueda del sentido de la vida y el otro por las contingencias de la misma rindieron homenaje a la lucha interna de lo que somos, cómo funcionamos y por dónde nos enfrentamos o tememos. Ambos personajes se internan en una biblioteca de Takamasu y allà suceden las acciones.
No voy a hablar del estilo y técnica de Murakami para retratar los cuadros y situaciones mentales, hablo de lo que sentà al leerlo.
Vivà en la mente de un niño de quince años, en uno que era algo más adulto de lo que yo esperaba, aún asà comprobé la frescura que lo caracteriza y su logro por dibujar con letras inmóviles las sensaciones de una tempestad creativa, por cierto algo repetitiva. Su lentitud fue un remedio para mi ansiedad, esa que nos gobierna y condiciona. En mÃ, hubo dÃas que no pude retomarlo por la extensión de sus hojas, lo que me produjo un desamor agridulce que me obligaba a los dÃas a pedir por él instintivamente, suplicando, y cómo las relaciones de amor conflictivas y viscerales mi lectura duró más de lo que planeaba en un principio. La experiencia fue lenta y por perÃodos de ilusión y desilusión, en esos puntos de inflexión fue cuando supe que habÃa traspasado barreras que no esperaba, mi dependencia tan Ãntima y selectiva me advirtió me era invadido por un libro aparentemente inanimado, eso me hizo despertar personalmente.
Recomiendo enfrentarnos todos en ese mundo interno que nos gobierna injustamente en un imperio real, detrás de los globos oculares, dándonos una apreciación falsa a todo momento. Digo que nos reunamos con todos esos personajes y dialoguemos, ya que son un reflejo a medida de los imperfectos y accidentados que somos. Hablo de replantearnos cual es nuestro viaje interno y externo, de las razones por las cuales continuamos haciendo todo lo que no nos apetece por una obligación social o sectaria, oscureciendo más y más nuestro universo de peticiones y respuestas. Anulando nuestras virtudes.
Logró recrear la virtud básica con la que todos nos mantenemos de pie y andando, y es la capacidad de adaptarnos para sobrevivir (necesidad primitiva y ubicada en el hipotálamo), aunque sea en un metro cuadrado, repleto de miedos e incertidumbres, soñando con un mundo mejor y una vida de logros sustanciales, Haruki lo logró con Kafka Tamura y Satoru Nakata.
Al cerrar la contraportada me encontré con una sinopsis que intentaba enganchar a los incautos para invitarlos a leer, y me sentà triste, no por reconocer lo que esperaba del final, sino por encontrarme que ya no volverÃa a sentir el deseo irrefrenable de volver a leer esa mente prodigiosa.
El libro nos acerca al ritmo asiático, al diálogo interior y romántico occidental y nos hace comprender que su literatura no comprende de limitaciones.
«La sensación final fue desamor por la vida… esa actividad orgánica compleja, frágil y accidentada».
Elbio Aparisi Nielsen
http://elbioarticulos.blogspot.com