El juego del otro. VV.AA.
Varios traductores
Errata Naturae (Madrid, 2010)
Fernando Pessoa reconocÃa, a través de su mutilado semiheterónimo Bernardo Soares, en uno de los múltiples fragmentos que más tarde compondrÃan el Libro del desasosiego, que ni él mismo sabÃa si ese yo, que venÃa exponiendo a lo largo de las páginas, existÃa realmente o no era más que un concepto estético y falso que él habÃa hecho de sà mismo. ReconocÃa, asÃ, que vivÃa estéticamente en otro, que habÃa esculpido su vida como una estatua de materia ajena a su propio ser. Por eso, no se reconocÃa. Al leer en El juego del otro las experiencias de Vila-Matas, Echenoz, Auster o Sophie Calle no podemos dejar de encontrar similitudes con el maestro del «teatro en gente» portugués.
Estructurado en tres partes, el libro editado por Errata Naturae expone una triada de relaciones literarias donde la intertextualidad, la identidad y la escritura están directamente relacionadas con un juego de máscaras que intentan poner en cuestión el estatuto del yo, al menos, el cartesiano. AsÃ, la obra presenta una conversación entre los escritores Vila-Matas y Jean Echenoz; una rescritura de un posible diario de August Macke por parte de Barry Gifford y un juego de identidades entre Paul Auster y Sophie Calle.
De esta manera Vila-Matas comenta en el libro, sobre la intertextualidad, que «escribimos siempre después de otros. Y a mà no me causa problema recordar frecuentemente esa evidencia. Es más, me gusta hacerlo, porque en mà anida un declarado deseo de no ser Nadie, lo que me lleva a procurar no ser nunca únicamente yo mismo, sino también ser descaradamente los otros». Parecido deseo es el que lleva a Barry Gifford a escribir el diario de otro. «Al fin y al cabo», nos comentan los editores, «no es totalmente desdeñable la idea que un diario real, que suponemos como un reflejo <<verdadero>> de unos hechos, se convierta en un paño ocultador; al tiempo que un segundo diario, un diario falso, es decir, una ficción, restituya la realidad de forma tan <<verÃdica>> como podrÃa hacerlo el primeroâ€.
La forma en que interaccionan ficción y realidad está en relación con la intertextualidad a la que hacÃamos alusión cuando mencionábamos a Vila-Matas. La misma interacción se da en la última relación del libro en manos de Paul Auster y Sophie Calle. Auster se habÃa inspirado en Sophie Calle para crear uno de sus personajes de la novela Leviatán. Como contrapartida, Calle le pidió a Auster que creara un personaje al que ella se acomodarÃa, un guión que aplicarÃa a su realidad. Como resultado el Gotham Handbook.
Nietzsche decÃa algo asà como que sólo el poeta que es capaz de mentir intencionada y premeditadamente se puede acercar a la verdad. La linea que separa realidad y ficción no es más que tenue y la forma en que los autores citados juegan con ella configura una determinada manera de concebir la literatura que explica muy bien Doctor Pasavento al decir que “sólo sé que me fascina escribir sobre el misterio de que exista el misterio de la existencia del mundo, porque adoro la aventura que hay en todo texto que uno pone en marcha, porque adoro el abismo, el misterio mismo, y adoro, además, esa lÃnea de sombra que, al cruzarla, va a parar al territorio de lo desconocido, un espacio en el que de pronto todo nos resulta muy extraño, sobre todo cuando vemos que, como si estuviéramos en el estadio infantil del lenguaje, nos toca volver a aprenderlo todo, aunque con la diferencia de que, de niños, todo nos parecÃa que podÃamos estudiarlo y entenderlo, mientras que en la edad da la lÃnea de sombra vemos que el bosque de nuestras dudas no se aclarará nunca y que, además, lo que a partir de entonces vamos a encontrar sólo serán sombras y tiniebla y muchas preguntasâ€.
Diego Giménez
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[…] Publicado el enero 19, 2012 por Diego Giménez Recupero para el blog una reseña para Revista de Letras. Fernando Pessoa reconocÃa, a través de su mutilado semiheterónimo Bernardo Soares, en uno de […]
[…] no soy yo’ me llevó a Pessoa y a Vila-Matas. Vivir estéticamente en otro. Me habÃan recomendado a Will Oldham en la facultad de filosofÃa y nunca presté mucha atención. […]