El mejor amigo del oso. Arto Paasilinna
Traducción de Dulce Fernández Anguita
Anagrama (Barcelona, 2009)
El finlandés Arto Paasilinna vuelve a demostrar que de todo se puede hacer humor. Si en su anterior novela, Delicioso suicidio en grupo (Anagrama) abordaba el difÃcil asunto del alto porcentaje de suicidios en los paÃses nórdicos, ahora le toca el turno a la religión y a la crisis de fe en los tiempos actuales. Y lo hace, como no, echando mano del ecologismo, otra de sus habituales temáticas (estamos hablando de un exguardabosques), introduciendo a un personaje clave: Lucifer, un cachorro de oso que, tras la muerte de su mamá, acaba siendo el regalo de los feligreses a Oskari Huuskonen, pastor luterano de la comunidad, en su cincuenta cumpleaños.
El religioso ha perdido la fe. Y asà lo expone en sus incendiarias homilÃas y artÃculos para la prensa. Si sus superiores no están contentos, su esposa Saara lo está menos. Las atenciones que recibe el oso, las infidelidades de Oskari, quien ha ido inseminando a mujeres de poblaciones cercanas, y su reciente afición por practicar el lanzamiento de jabalina en vertical, acaban con la paciencia de la pastora y decide largarse. Oskari, por su parte, marchará de viaje con Lucifer (más tarde Belcebú) cruzando en barco el Mar Blanco y el Negro. Sus aventuras harán pensar al lector que, en demasiadas ocasiones, los humanos llegamos a ser más animales que los plantÃgrados.
La novela del prolÃfico Paasilinna, a diferencia de las de Tom Sharpe, de quien es afÃn y de similares estilos por su manera de afrontar y criticar la sociedad contemporánea, no se limita a esbozar apuntes e ideas sobre los temas a abordar, dándoles la vuelta. También desarrolla una estrategia historicista muy bien ensamblada en la narración, asunto harto difÃcil y que podrÃa destrozar la novela de no emplearse bien. En este caso, fragmentos como el de la tragedia del monasterio de Solonetski, en Rusia, o las notas sobre conflictos polÃticos y bélicos en los que participó Finlandia, no hacen decaer el ritmo del relato, sino que son utilizados para potenciar al personaje de Huuskonen. De igual manera que el elenco femenino (Sonja, la etóloga; Tanja, la telegrafista rusa; Saimi, la anciana viuda que hará de niñera del oso; Sari, la coadjutora en la parroquia) forman un ramillete de personajes en los que nuestro protagonista volcará sus emociones y deseos de diferentes maneras.
El aspecto religioso, la parte más polémica del libro, es, a su vez, la más divertida. No basta con mostrar el despertar religioso de Sonja, paralelo a su despertar sexual con Oskari, sino que también nos deleita el autor con las representaciones de Lucifer (¡!) santiguándose y postrándose durante la misa o adoptando el culto musulmán rezando hacia la Meca. Sin embargo, el momento cumbre lo encontramos al conocer el artÃculo firmado por Huuskonen titulado «Las hazañas bélicas de Nuestro Señor Jesucristo», en el que describe a Jesús como un ambicioso polÃtico sediento de poder (querÃa la independencia de Israel y hacerse con la corona) pero de torpes estrategias militares, lo que le impidió invadir Jerusalén al frente de su «comando paramilitar de guerrilleros» y de sus lugartenientes, los apóstoles, uno de los cuales llegó a delatarle. La idea de un MesÃas rebelde comunista de origen finlandés en la época de la guerra civil rusa, corroerá a las mentes más conservadoras de la Santa Madre Iglesia, pero producirá más de una carcajada entre los lectores libres de cadenas religiosas.
José A. Muñoz