«Missing (una investigación)», de Alberto Fuguet

Missing (una investigación). Alberto Fuguet
Alfaguara (Madrid, 2011)

Esta novela de Alberto Fuguet puede resultar engañosa. El uso de varios registros, de distintos narradores, de mails supuestamente personales, etc., quizás dé a entender al probable lector que se encuentra ante un artefacto esencialmente postmoderno de voces multiplicadas y aderezo pirotécnico. Nada más lejos de la realidad. Los recursos ‘novedosos’ usados por el autor en esta novela están subordinados a una voluntad narrativa inquebrantable, la de hacer luz sobre la vida de un tío (suponemos que real) del autor llamado Carlos Fuguet, desaparecido para la familia durante años en Estados Unidos. En aras a ese objetivo Alberto Fuguet despliega una amplia gama de recursos literarios, desde la narración en primera persona por parte del autor, a -como ya se dijo- mails cruzados con el tío desaparecido, pasando por transcripciones de entrevistas entre tío y sobrino y una autobiografía -cabe suponer que ficticia- del propio Carlos.

Llega un momento, ante tal cúmulo de puntos de vista, en que el lector deja de preguntarse (con buen criterio, a mi juicio) acerca de la veracidad de los testimonios e incluso de la propia historia. La variedad de recursos narrativos, en lugar de desorientar al lector, consigue que este se interese cada vez más por la vida del desaparecido y que acabe compartiendo la obsesión del sobrino (una obsesión que nace desde la misma infancia) por su tío. Como si ante la opacidad de esos años que permanecen en la sombra la única posibilidad, la más realista, la más veraz, fuese esa aproximación cubista, sabiendo que, de cualquier modo, algo escapará siempre a todo intento de focalización narrativa de algo tan complejo como es una vida.

Alberto Fuguet logra emocionarnos con la historia de su tío Carlos, planteando -y resolviendo- finalmente un dilema que redime al hombre -al tío Carlos- y de paso a la literatura. La novela, esta novela en particular, acaba convirtiéndose en la justificación final de una vida en apariencia errática y errada. Carlos sentirá que solo a través de la narración de su sobrino encontrará la redención a la que aspira toda existencia malograda. ¿Sentimentalismo? Yo hablaría, sencillamente, de un final hermoso. De cualquier modo, no viene mal que de vez en cuando se cuele en nuestra vida un poco de esperanza, aunque se trate de una esperanza literaria.

Javier Moreno
http://peripatetismos2.blogspot.com