El género breve está de enhorabuena: se acaba de publicar un libro de relatos, de cuentos, de minificciones, una antologÃa escrita sólo por mujeres. Enhorabuena. La narrativa breve no es una excepción al resto de narrativa y, está mal decirlo pero es asÃ, es un mundo dominado por hombres.
Por eso tiene un valor de inicio esta antologÃa, porque nos permite conocer los que escribe la mujer de hoy. Todas las autoras con jóvenes, sus propuestas son atrevidas, innovadoras y podremos llegar a descubrir con ellas “el lado oscuro de la Lunaâ€.
Se abre el libro con dos cuentos de Inés Matute: paisajes extraños, futuros caóticos, fantasÃas trabadas fruto de desamores que se devienen en marcas rosadas en la piel, en futuras cicatrices en el alma. El cambio de imágenes y de tiempo, continuo, quizá logre el propósito de hacernos sentir desasosiego y, entonces, comprenderemos.
Le siguen las propuestas de Inma Luna, excelente poeta, que busca con sus relatos la reflexión, quizá más terráquea, más con los pies en el suelo, más social, más contra el mundo. Sus micros con armas arrojadizas en busca de heridas. Pundonor es una muestra ejemplarizante de lo que escribo.
Tras ella, Ãngeles Jurado Quintana, mi primer descubrimiento. Eso es lo que tienen las antologÃas, que te muestra el hacer de escritores que no conocÃas. Nunca habÃa leÃdo nada de Ãngeles. Historias realmente buenas, escritas con pulcritud, buscando el efecto de impactar al lector. Si piensan que saben todo respecto al clásico La cenicienta, lean Conociendo a la madrastra y déjense llevar por su prosa encantada. Ninguna de sus propuestas narrativas (cultiva por igual el relato, el cuento y la minificción) me ha dejado indiferente.
Respiro (mejor dicho, inspiro: el cigarrito de después) y vuelvo al libro. Me espera Ana Pérez Cañamares y ya sé que seguiré disfrutando de la lectura. Aún guardo en la garganta el gusto a herrumbre de su anterior libro de cuentos En dÃas idénticos a nubes. Cuentos cortos, micros, dentelladas, metáforas de vida (La gacela y la leona). Para mi sorpresa, en Noche de reyes se permite una sutil ironÃa que vuelve a hacerme temblar. ¿Acaso no es esa la función del “cuenteroâ€? SÃ, claro que sÃ. Directo al corazón.
También ya conocÃa a Roxana Popelka. Y también me gustaban sus anteriores propuestas, siempre al lÃmite de lo acostumbrado, al lÃmite externo, claro, ¿y por qué no? ¿Por qué no si todo cabe si se saben utilizar adecuadamente las palabras? Conforme a este espÃritu transfronterizo, la autora gijonesa vuelve a hilar historias de cada dÃa, monotonÃa de lluvia tras los cristales, pasando de personaje a personaje sin centrarse en uno de ellos, extendiéndose en datos que puede no interesen al lector pero que hacen focalizar su mente en los verdaderos zarpazos que llegarán más tarde. Sacrifica el ritmo y la intensidad de la narración en pos del efecto sedimento, de la reflexión final que provocan. Es su estilo, la marca de la casa: popelka. Como botón de muestra: El camino más corto.
Tras las historias de vidas vacÃas, de perdedores (todos somos perdedores), Marina SanmartÃn. Marina gusta vestir a sus personajes de piel hombruna, gusta sentirlos musculizados y jugar con sus silencios. Inquietantes silencios como El tic tac de los relojes. Marina es capaz de trasformarse en pieles ajenas llenas de tinta, profundas criaturas de papel.
Pero si de lo que se trata es de jugar, prepárense por que llega Déborah Vukusic y su mezcla de poemas en prosa y prosa ritmada, o , dicho de otra forma: llega la música de las palabras. No me defrauda Vuk con sus propuestas: atrevidas, erógenas, licuadas; propuestas que te corrompen, de esas por las que te gusta dejarte llevar hasta que (¡hijapu…!) llega el portazo y te quedas en la calle con los calzoncillos por las rodillas. El golpe final maestro de Delicias, Mon amour, de Mustafá y el ruiseñor; la visualización perfecta de El grillo di di; enterito, enterito, su Borges ha muerto. Yo también, Vuk, más fuerte.
Y llega el final (cigarrito de satisfacción y sonajero de púas en el cenicero). Entonces me encuentro la segunda sorpresa (¿He escrito antes que en todas -todas- las antologÃas se descubre siempre algún autor al que seguir?): Carmen Camacho. También habÃa leÃdo poemas suyos y vamos a ver qué tal la prosa. Pues, para ser breve, inmejorable. Sus micros son abismales, verdaderas cargas de profundidad en busca del submarino mental del lector (todos, no dejarÃa de destacar ninguno de ellos). Pero tendrán que llegar a un relato, La jaca para comprender el dominio de esta mujer del lenguaje, su saber hacer, la utilización de silencios y metáforas, la busca de la complicidad del lector. Y, si me lo permiten, una última recomendación. Dejen el relato Colmaré todos tus sueños para el final y váyanse a la cama. Carmen y yo escucharemos sus risas desde donde quiera que estemos.
Es, en definitiva, una propuesta divertida y muy interesante. No todo será de su gusto, pero obtendrán una panorámica inmejorable de lo que hoy por hoy están escribiendo las mujeres jóvenes. Eso sÃ, no busquen clásicos. Aunque, quizá, con el tiempo…
Esteban Gutiérrez Gómez
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Enhorabuena a todas estas escritoras que han conseguido fascinarte y fascinarme a mà a través de tÃ. Tomo nota y espero que no sea muy difÃcil encontrarlo. Saludos cordiales.
jopé, qué guay leer esta reseñita… me dan ganas de comprarlo si no fuera porque ya lo tengo! 😉
gracias, Baco!