De la materia del sueño. Julio Monteverde
Pepitas de Calabaza (Logroño, 2012)
Si ya dábamos cuenta en una crónica anterior del libro editado por la editorial Pepitas de Calabaza del autor praguense Jan Å vankmajer con tÃtulo Para ver, cierra los ojos, reincidiendo en el sueño ahora llega a las librerÃas De la materia del sueño, escrito por Julio Monteverde (Cartagena, 1973). Monteverde, participante del Grupo Surrealista de Madrid, elabora un ensayo sobresaliente sobre el sueño y la realidad. En su De la materia del sueño escarba en el sueño y su trasvase a la realidad y a la inversa. En él su objetivo principal es recobrar la libertad. Teniendo en cuenta que el racionalismo ha provocado la eliminación de la relación de la persona con el sueño, el sueño debe recuperar su papel trascendente para Monteverde, su “papel de mediador entre la vida y el futuro del hombreâ€. Para hablarnos de esa intención y sus relaciones, se estructura su obra con una introducción sobre el sueño, la poesÃa y la realidad y concluye con el análisis de la conducta onÃrica. En el cuerpo principal aborda el sueño como aspecto de la realidad, del deseo, de la sensibilidad, del aprendizaje, de lo maravilloso, del tiempo y el futuro, entre otros. Estructurado de tal manera nos conduce por la intención, las caracterÃsticas del objeto estudiado y el resultado proyectado con una claridad envidiable, resultando un ensayo categórico y un potenciador de la UtopÃa y del sueño como reactivación del imaginario, del hombre dormido.
El fin del sueño, durante el estudio, es uno para Monteverde: cambiar la vida. Y el objeto del estudio es el sueño nocturno y su relación evidente con la vigilia. La poesÃa puede ser uno de los medios para establecer esa conexión con el sueño y la libertad ansiada, con los deseos en el sueño, su proyección en la realidad y la posibilidad de cumplirlos. Y es que la poesÃa es una “revuelta contra el estado de las cosas; a la espera de un mundo en el que se culminenâ€. “El latido de lo poético en la vida puede ser desarrollado a través de la vivencia de nuestros sueñosâ€. Es la poesÃa, por lo tanto, un modo de comportamiento por medio de la cual el sueño es vivido de forma integral. Las analogÃas y similitudes, los sÃmbolos, entre el sueño y su creación y el trabajo poético son evidentes. Y la poética del sueño no tiene por qué reducirse a su anoréxica interpretación. Partiendo del territorio de los sueños como un territorio donde se da cita lo que hemos perdido y lo que ansiamos, la liberación del hombre, hay que dejar de separar categóricamente la vigilia y el sueño.
“El mundo entero es nosotrosâ€, escribe el autor. Y el escenario en los sueños es todo lo que habita en nosotros, lo otro que habita en nosotros. El sueño es resultado de la vigilia, y es la individualidad un elemento constantemente saboteado por los requerimientos sociales, por el racionalismo, por la medida del capitalismo de todo elemento, por su afán de resultados prácticos y que no cuestionen el orden que se ha establecido, y por los reduccionismos psicológicos que totalizan con explicaciones excluyentes el por qué del sueño. Ello se puede encontrar bien relacionado con la medida del tiempo en los sueños y en la vigilia. Es en el capÃtulo “El tiempo en los sueños†donde Monteverde establece uno de los análisis más atractivos (aunque resulta complicado elegir uno tan solo). AsÃ, para el autor el tiempo es exterior a nosotros, no forma parte de nuestra naturaleza. “Si necesitamos los relojes es porque el tiempo que ellos miden es exterior a nosotros, porque no forma parte de nuestra naturalezaâ€, porque, de alguna forma, han querido dotar de mesura un elemento que ha reconducido al individuo al esclavismo y a la producción mesurada. El tiempo de los sueños tiene su ritmo, un ritmo propio que se ajusta a la experiencia “cierta†del tiempo como duración. El tiempo en el sueño será diferente que en la vigilia porque en la vigilia necesitamos esa mesura de la que hemos hablado al haber perdido la medida, al habernos impuesto la importancia del tiempo objetivo. “La recuperación del tiempo vital y vivido debe pasar por las enseñanzas de la experiencia onÃrica entendida como apropiación y fusión sistemática del tiempo interior y exterior EN UN ÚNICO TIEMPO†(la mayúscula es licencia del que escribe estas lÃneas). Es en el sueño donde el tiempo se ajusta a lo que es la experiencia del tiempo como duración, a lo que realmente es esa experiencia que nos ha sido sustraÃdo por el sistema. “La tiranÃa de los relojes debe terminarâ€, concluye Julio Monteverde.
Y es que es una preocupación constante en la obra el hecho de haber arrinconado al sueño a una escala meramente interpretativa de un pasado, a su hecho desligado de la vigilia y a la no utilización del sueño como un potenciador de los actos. El futuro, por lo tanto, es otro componente al que Monteverde le dedica disertación. Su patria -la patria del sueño- es el futuro, nos recalca Monteverde. La vivencia del sueño no puede agotarse en esa interpretación sino que debe servirnos también como hipótesis del futuro, sin elevar a absoluto el desprecio freudiano sobre la hipótesis del futuro, pues “el sueño es siempre una puerta entre el pasado y el futuro concreto del individuo, un punto de inflexión en el que, de una manera o de otra ambos están contenidosâ€. Bretón vive en esas palabras de Monteverde. De tal forma que el sueño es anticipatorio. Y no es profético a la manera del espiritualismo de saldo. No es la pasividad su objetivo. Es la acción. Hay que tomar el sueño, la UtopÃa planteada, y trabajar su consecución en la realidad. Reconocer que la vigilia ha transferido elementos al sueño, que el sueño lo ha hecho a la vigilia, que si el sueño hunde sus pies en el pasado es anticipatorio al futuro posible. Un elemento no baladà para los tiempos que corren y que descarta las teorÃas románticas como las únicas válidas para dar una explicación al sueño y el por qué del mismo.
El sueño es un lÃmite. La libertad del deseo desencadenado. Y es cotidiano, no maravilloso, aunque puede guardar elementos maravillosos en su seno. Monteverde aboga en su estudio por una reapropiación del sueño, de la libertad, que es una reapropiación de la libertad del individuo. El sueño posee para ello una fuerza extraordinaria y “depende únicamente de nosotros que estos fenómenos pasen a reintegrarse en nuestra vida logrando, no tanto una interpretación que tranquilice nuestra ansiedad, sino una reapropiación que haga saltar por los aires la misma idea de la vida inmóvil creada por el ser humanoâ€. AsÃ, De la materia del sueño es una deliciosa rareza, imprescindible en nuestro ahora para conocer qué somos y hacia dónde debemos dirigirnos. Es un manifiesto de lucha activa por recuperar la libertad y retomar el sueño no como algo residual sino como algo fundamental que se proyecta en nuestra realidad, en nuestra vigilia. Imprescindible pues el adormecimiento general, el conformismo y la pasividad (polÃtica y artÃstica) hunde al hombre en la ciénaga, y el existir, el estar aquà y ser en un futuro pierde su significado. Nos quedamos con algunas de las palabras que cierran este libro y que son significativas de la intención de Julio Monteverde y el resultado de su ensayo: “Se tratará ni más ni menos que de crear por nuestros propios medios un espacio en el que el sueño, nuestro sueño, en la realidad más material y cotidiana, se pueda desarrollar y, a plena luz, se manifieste como dinamizador, como catalizador de la vida. El verdadero soñador es aquel que sueña y actúa en consecuenciaâ€. Subrayo. Y comparto.
Iván Humanes BespÃn
http://ivanhumanes.blogspot.com
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