Dos grandes miniaturas de lo prohibido: «Diario de un intoxicado», de Jules Boissière y «Â¡De eso nada!», de D. H. Lawrence | Revista de Letras
We value your privacy
We use cookies to enhance your browsing experience, serve personalized ads or content, and analyze our traffic. By clicking "Accept All", you consent to our use of cookies.
Customize Consent Preferences
We use cookies to help you navigate efficiently and perform certain functions. You will find detailed information about all cookies under each consent category below.
The cookies that are categorized as "Necessary" are stored on your browser as they are essential for enabling the basic functionalities of the site. ...
Always Active
Necessary cookies are required to enable the basic features of this site, such as providing secure log-in or adjusting your consent preferences. These cookies do not store any personally identifiable data.
No cookies to display.
Functional cookies help perform certain functionalities like sharing the content of the website on social media platforms, collecting feedback, and other third-party features.
No cookies to display.
Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics such as the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.
No cookies to display.
Performance cookies are used to understand and analyze the key performance indexes of the website which helps in delivering a better user experience for the visitors.
No cookies to display.
Advertisement cookies are used to provide visitors with customized advertisements based on the pages you visited previously and to analyze the effectiveness of the ad campaigns.
La interrelación salta a la vista hasta en los colores de las portadas. ¡De eso nada! de D. H. Lawrence es sangre y vino. Diario de un toxicómano de Jules Boissière evoca lo impenetrable del opio y la tranquilidad que conlleva su efecto. Hay más coincidencias. Tanto uno como otro son textos que transmiten mediante terceros el núcleo de la trama.
Siempre creà que el fascismo, sin saberlo, tenÃa tintes dadaÃstas. ¡De eso nada! padeció cortes y dudas desde su mismo proceso de gestación. Lawrence lo escribió en Italia a lo largo de 1927, y sabÃa a la perfección que tanto la estructura del relato como su contenido eran muy osados para la sociedad que tanto repudiaba. Las editoriales rechazaron dar protagonismo a un plato tan corrosivo, que finalmente encontró acomodo en Londres y Nueva York con frases expurgadas para no escandalizar ni romper fronteras delimitadas al milÃmetro.
Diario de un intoxicado no se distribuyó en Europa hasta 1911. Hoy en dÃa el cine ha configurado en nuestro imaginario los elementos tÃpicos del opio, pero por aquel entonces encarnaba el vicio que daba pie a todos los males, una enfermedad voluntaria que aterrorizaba y deleitaba a partes iguales. Su hermana alcohólica era la absenta. Ahora, casi curados de espantos, repasamos estas notables páginas y seguimos notando la tensión y el misterio que determinados contextos y situaciones causaban entre nuestros antepasados. ¡De eso nada! con el pánico a la mujer avanzada y el aura del macho absoluto y despiadado. Boissière en compartimentos para la fuga temporal de los sentidos envueltos en un halo de ensueño. Recuerden. Los minis de dos en dos. Amamos lo completo.
Buen artÃculo.