Daniel Innerarity, catedrático de la Universidad del PaÃs Vasco, ha aprovechado la presentación de su último libro, PolÃtica para perplejos, para ofrecer una conferencia en el Centre de Cultura Contemporà nia de Barcelona.
Acompañado por las periodistas Esther Vera y Neus Tomà s, el pensador ha compartido un diagnóstico de la situación polÃtica, tanto en Catalunya y España como en el resto del mundo, dominada por la incertidumbre y la desorientación.
Innerarity insiste en la necesidad de “saber las razones del otroâ€, algo tan obvio y tan necesario como tantas veces olvidado, consciente o inconscientemente. Por ello ha hablado de la importancia de escapar de la cámara de eco en la que muchas veces nos refugiamos.
Una cámara de eco es la metáfora que se suele utilizar cuando se habla de los medios de comunicación que potencian un sistema cerrado, en el que audiencia y emisor se retroalimentan con una única perspectiva. Al efecto homogeneizante que produce (solo consumimos información que coincide con nuestra cosmovisión) se le suele llamar, también, “tribalismo culturalâ€.
¿Cuántas veces hemos empezado un artÃculo sabiendo qué iba a decir exactamente y, aún asÃ, lo hemos leÃdo? ¿Cuándo es la última vez que, sin renunciar a nuestros criterios y valores, nos hemos dejado tocar por una mirada divergente de alguien al que considerábamos adversario polÃtico?
Es por eso que Daniel Innerarity recomienda, en momentos en los que triunfa más que nunca la mercadotecnia polÃtica y la rotundidad de la simplificación, una “dieta variada de informaciónâ€.
En el anterior libro, La polÃtica en tiempos de indignación, el filósofo analizaba cómo en periodos de enojo colectivo los culpables pueden identificarse con nombres muy concretos. Ahora, cuando la polÃtica ha vuelto a desengañarnos (sobre todo, su sistema de representación), es cuando podemos y debemos decir en voz alta que  “nosotros formamos parte del problemaâ€. “Hay polÃticas populistas porque hay votantes populistasâ€, sostiene el ensayista.
Vivimos, según el autor, en una triple incertidumbre. La teórica, que ya no nos permite anticipar el futuro. ¿Quién podÃa predecir la victoria de Trump o el Brexit? La práctica, cuando la izquierda solo quiere impugnar lo existente mientras la derecha intenta adaptarse, y nadie se plantea la polÃtica a medio o largo plazo. Y, por último, la incertidumbre emocional, un estado de ansiedad permanente en el que se vive en algunas comunidades.
La triple perplejidad está asociada de manera Ãntima, según el autor, a la crisis de la mediación que estamos padeciendo. Por eso habla del periodista, que parece haber perdido su rol en la sociedad actual. Además del evidente desprecio a los hechos por parte de algunos polÃticos (también de muchos ciudadanos), lo que vemos es cómo los votantes creen poder acceder al conocimiento de manera directa, sin nadie que les ofrezca criterios. Ven el trabajo del periodista (o del maestro o del médico) como si estuviera impregnado de un cierto paternalismo (y, a veces, tienen razón) pero la verdad es que, como apunta Innerarity, “la realidad no viene dada inmediatamenteâ€.
“No nos falta información, lo que nos sobra es confusiónâ€, añade el pensador.
Daniel Innerarity considera que la democracia “es un régimen de opinión, no de objetividadesâ€. Es por ello que apuesta por sofisticar los sistemas democráticos, superando las categorÃas binarias (derecha/izquierda, arriba/abajo, nosotros/ellos). Considera el filósofo que estamos focalizando demasiado en las personas (los lÃderes) y muy poco en los procedimientos (en las reglas del sistema). “La democracia, si es útil, puede superar el paso de los malos polÃticosâ€, sostiene.
En “sociedades potencialmente catastróficasâ€, dice Innerarity, la amenaza ya no es exterior. Por eso hay que aprender a convivir con la aparente paradoja de que cada vez es más difÃcil anticiparse a lo que vendrá y, al mismo tiempo, cada vez es más necesario para combatir la perplejidad en la que nos hemos instaurado.
¿Cómo hacerlo? El autor afirma que, más allá de gestionar el dÃa a dÃa, el polÃtico ha de prestar atención a lo latente. “La polÃtica solo recoge zascasâ€, y los zascas son conservadores porque solo atienden a la lógica de la acción y la reacción (además de revelar una cierta tendencia al show business que algunos tienen, podrÃamos añadir).
Desde esa retórica de la cámara de eco, consumiendo información únicamente para alimentar la autocomplacencia, podemos analizar, también, algunas de las cosas que han ocurrido en Catalunya, según el ensayista. En primer lugar, no podemos obviar el complejo dilema sobre quién encarna el demos (el grupo de gente que se declara competente para decidir o no). Pero, además, hay que aceptar que “el otro es irreductibleâ€. “El adversario polÃtico no se va a disolver ni va a desaparecerâ€, nos advierte Innerarity, quien apuesta por abrir en cuanto antes espacios de negociación.
Lo más importante para el ensayista es cumplir, en cualquier circunstancia, el “principio de reciprocidadâ€. “No podemos exigir al otro lo que no nos exigimos a nosotros mismos. Hay que mantener, siempre, un especial respeto a la pluralidad y a las minorÃasâ€. Y es que lo que oÃmos a lo lejos no es nuestro eco. Es el vecino, que está tan cerca y tan lejos. ¿Seremos capaces, a pesar del ruido y los agravios, de acercarnos sin adjetivos? ¿Lograremos ver en él lo que tiene de enigma y no lo que contiene de estigma? ¿Encontraremos otras reglas de juego que no sean las banderas de la victoria o de la derrota?
…ya, como decir, «roma e Italia», visto que alguna vez era de los papas, o tel aviv e isarel, confimando que negamos a jerusalén como capital legÃtima… y mordiéndonos la cola, Cataluña y España, como si no fuera el mismo sitio.