Maximiliano Barrientos y la prosa del desamparo, por Jordi Corominas i Julián | Revista de Letras
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Saúl Hernández quiere escribir una canción que trata de vidas que transcurren en lugares de paso, vidas compartidas con personas a las que no se quiere de veras. Puede que no lo sepamos, pero en muchas ocasiones transitamos por estos lugares de paso sin darnos cuenta, dejando que el reloj ejecute su macabra dirección de la obra sin darnos respiro ni concedernos la oportunidad de meditar, que siempre suele llegar demasiado tarde.
Los relatos de Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer están dominados por un narrador dominante, que todo lo sabe y sin el que es imposible avanzar. Anticipa los acontecimientos, nos informa del futuro y dirige la orquesta con una batuta cargada de seria sorna, como si supiera que aceptamos su tomadura de pelo porque forma parte del juego al que nos adaptamos con agrado. Además este narrador actúa dentro y fuera. En el interior articula un conjunto que en medio, precisamente en el relato que da tÃtulo al libro, baila con la metamorfosis y las capas que vamos dejando caer a medida que pasan los decenios y nos volvemos irreconocibles, renunciando a nuestros yo anteriores o simplemente despojándonos de su esencia para adaptarnos. En el exterior Barrientos ensambla todos los fragmentos, a los que denominamos relatos por caprichos de significado y significante. Si los personajes no tuvieran nombre estarÃamos ante una novela progresiva de sonrisas y chascos digeridos con la medicina de la experiencia.