Y esta se intuye desde la escena inaugural. Volvamos a ella. Silencio. Reflexión. Una mujer sentada en su tocador mira hacia fuera, hacia la inmensidad de un parque y sus posibilidades. Su presencia en el interior la protege del bullicio, al que, sin embargo, está condenada porque asà lo exigen los cánones sociales. De nada sirve tener treinta años. Mary Carden sabe que su juventud se marchita y tiene la obligación de intentar abandonar su solterÃa para ingresar en el fabuloso mundo del cortejo, ritual al que accede con las cartas marcadas de inexperiencia y una personalidad desfavorable, ajena a las modas y condicionada por un conservadurismo que quizá, de manera inconsciente, esconda el molde de la libertad.
Pero existe un soldado. Se llama Jos, ha vuelto de la campaña egipcia y tras mucho dimes y diretes, súplicas del chico incluidas, parece que las campanas de boda se preparan en el horizonte. ¿Seguro? No. De repente la ecuación, plácida y previsible, se rompe con la irrupción de Elsa Grey, una adolescente de diecisiete primaveras repletas de belleza que desata rumores a su paso por su estirpe, mancillada por un escándalo.
Este libro es una maravilla, y esta reseña le hace justicia. Cholmondeley es mi descubrimiento de la temporada (entre muchos otros). Menos mal que la literatura inglesa destaca siempre entre ellos, o me encontrarÃa muy perdida.
Este libro es una maravilla, y esta reseña le hace justicia. Cholmondeley es mi descubrimiento de la temporada (entre muchos otros). Menos mal que la literatura inglesa destaca siempre entre ellos, o me encontrarÃa muy perdida.
Gran reseña, J. Bravo.