Sylvia & Ted. David Aceituno
Olifante. Ediciones de poesÃa (Zaragoza, 2010)
Es fácil opinar sobre la relación que durante seis años mantuvieron Sylvia Plath y Ted Hughes. El dramatismo que se instaló entre la pareja, ya desde el principio, y la presencia latente de ese dramatismo en los poemas de Plath, hace que hablar sobre su relación, o buscar culpables, nos distraiga a veces de la importancia de sus obras.
Que Hughes quemara los diarios de su mujer poco después de su muerte, es bastante significativo. Que ella tenÃa un carácter delicado, propenso a la depresión y a la histeria, lo vemos en Cartas de cumpleaños, probablemente el mejor libro de Hughes, donde crudamente repasa su relación con Plath, para unos, mientras que para otros no es más que un testimonio sobre la relación a no tener en cuenta por deshonesto y autoindulgente. Que en 2003 Gwyneth Paltrow interpretase a la poeta en la pelÃcula Sylvia, de Christine Jeffs, con Daniel Craig interpretando a un Hughes que percibimos como único culpable del suicidio de Plath, nos muestra lo mucho que hemos opinado (y juzgado) sobre esa relación. Que Assia Wevill, amante de Hughes y persona por la que éste abandonara a Plath, se suicidara, como ella, siendo su pareja, habla bastante mal del poeta como amante.
Unos culparán del fracaso, sin vacilar, al marido; otros aducirán que la personalidad, entre frágil y autodestructiva, de Sylvia, la predispuso, por asà decir, al suicidio, al acercarse a la sobresaliente figura de Hughes; Plath, desconocida y tÃmida, se unÃa al gran poeta inglés de la época, de los mejores de la segunda mitad del siglo XX junto con Philip Larkin y Charles Tomlinson. Se acababa de casar con una figura que la desplazaba, la eclipsaba.
Sylvia & Ted, de David Aceituno, es la última aportación (y a mi juicio la mejor y más compasiva) al debate (poco le falta para serlo) en torno a la pareja Sylvia Plath – Ted Hughes. Sin embargo, decir, como acabo de hacer, que el libro es “la última aportación (…) en torno a la parejaâ€, es cercenar el significado del libro, su capacidad polisémica. David Aceituno nos trae de nuevo esta historia, fragmentada en poemas, acercándonos a esa relación bajo una óptica amplia, reflexiva. Nos adentra en la intimidad de Sylvia y Ted para intentar aclarar y comprender esta historia, y para algo más.
Consciente de que “la opinión pública ha leÃdo nuestra historiaâ€, el autor incluye diversos puntos de vista para que nos acerquemos con mayor precisión al centro del drama. El poeta se desdobla en distintos yos, dando voz a los protagonistas de la historia, acentuando el carácter narrativo del libro. Cada poema aporta una nueva visión sobre los hechos; asÃ, conocemos la historia desde todos los ángulos posibles, recreados aquà por la imaginación del autor. (En ese sentido se parece al mosaico de voces que es la AntologÃa de Spoon River, de Edgar Lee Masters). El Hughes del libro, por ejemplo, no huye: “mi carencia de alma es tu exceso de almaâ€, y, a veces, resulta implacable: “¿De verdad creÃas que alguien podÃa salvarte?â€; Sylvia habla con su madre: “mi llanto tocaba algo en ti desconocidoâ€; y tampoco se olvida el autor del papel de la amante como amenaza para Sylvia: “yo: un olor en su cuello: una soga en el tuyoâ€. Y la pregunta desesperada de Sylvia una vez llegados al lÃmite: “Entonces qué hacemosâ€. Aceituno no intenta juzgar ni sentar cátedra definitiva sobre una relación que terminó hace casi cincuenta años, sino comprender los sentimientos y las pasiones y los miedos que tuvieron (o sufrieron) los protagonistas a lo largo de su relación.
De todos modos, y a pesar del tono narrativo, el autor no nos quiere contar una historia. David Aceituno se para a observar esta relación, imaginar qué pudo sentir cada uno, y condensar ese sufrimiento en sus poemas. En ningún momento cae en el tono melodramático que una historia como esta podrÃa fácilmente adoptar. La soledad, el miedo, el sentimiento de culpa y los celos están transmitidos en estos poemas con fuerza, en un lenguaje seco y conciso, combinando el poema en prosa con el poema breve, exento de puntuación.
Antes hablaba de la capacidad polisémica del libro. De ese ‘algo más’ que también es. El poeta convierte la relación Plath-Hughes en un pretexto, (o se puede leer como mero pretexto) para hablar de pasiones y sentimientos que trascienden los nombres propios de los poetas: la soledad, el miedo, el sufrimiento, los celos, tal vez, incluso, el mundo literario vistos por David Aceituno, en esta pareja, como “lugares donde la mente no deberÃa quedarseâ€. Hablándonos de dos poetas en concreto nos está hablando de, por citar a Leopoldo MarÃa Panero, “cosas que cuestan la vida al ojo humanoâ€, de cosas atemporales. No es la última lectura del drama de Plath, ni una biografÃa en verso de sus años de matrimonio con Hughes. Es algo más que todo eso.
Ópera prima de un poeta que ha esperado hasta los treinta y tres años en publicar, (importante no tener prisa, vemos), el libro destaca por el lenguaje depurado, austero de su poesÃa, y por la capacidad que demuestra el autor en captar la esencia del drama ajeno, el abismo que existió siempre entre los dos: “Mi mente limita en ti / como una palabra en su significado†dice ‘Sylvia’ en un poema. Original y de una solidez impropia en un primer libro, Sylvia & Ted, publicado por Olifante, en una edición, como siempre, preciosa, (con postal incluida), es un estreno admirable en el panorama poético actual. David Aceituno ha desplegado talento y una mirada crÃtica y compasiva en un libro donde cada poema es una maravilla independiente, pero donde también la suma de los mismos propone una lectura nueva de un tema que no es fácil de abordar, a la vez que, como ya he dicho, lo trasciende. Después de esta gratÃsima sorpresa, lo único que queda por hacer, imagino, es ponerse cómodo, lo más que se pueda, y esperar con impaciencia su siguiente libro.
Mario Amadas