«Una historia de la lectura», de Alberto Manguel

Una historia de la lectura.
Alberto Manguel
Alianza (Madrid, 2012)

Leer ha sido por definición, en buena medida, la clave de la libertad. O al menos una de las claves a favor de la consecución de este bien por parte de las sociedades. De ahí que unos anhelasen la participación de la lectura como forma de obtención de su propia identidad, del conocimiento de la realidad, y otros, por razones ocultas de opresión y dominio, no propiciasen jamás la lectura en la medida en que ésta podía crear conciencia crítica en aquel que leyere.

“¿En qué consiste ese acto misterioso de leer? ¿Qué cosa es ser un lector?”, se pregunta el gran lector que es Alberto Manguel, el autor. Y responde: “Este libro intenta un examen de estas preguntas”. Para ello hace un auténtico viaje a través de la historia de la humanidad bajo la consideración de grandes apartados genéricos: “Lecturas”, “Los poderes del lector”… Y, dentro de ellos, apartados específicos como “El libro de la memoria”, “Metáforas de la lectura”, “Aprender a leer”, “Leer el futuro”, “El autor como lector” o “El loco de los libros”.

A la vez, en un pasaje revelador expone con fruición y en sabio resumen, el contenido esencial de este voluminoso libro; un pasaje que, creo, vale la pena reproducir a modo de explicación:

“Escasos siglos después de la invención de la escritura, hace al menos 6000 años, en un olvidado lugar de Mesopotamia, los pocos conocedores del arte de descifrar palabras fueron conocidos como escribas, o como lectores, quizás para dar menos énfasis al mayor de sus poderes, el de acceder a los archivos de la memoria humana y rescatar del pasado la voz de nuestra experiencia”.

Luego, refiriéndose en concreto a la figura del lector, señala:

“Desde siempre, el poder del lector ha suscitado toda clase de temores: temor al arte mágico de resucitar en la página un mensaje del pasado; temor al espacio secreto creado entre el lector y su libro, y de los pensamientos allí engendrados; temor al lector individual que puede, a partir de un texto, redefinir el universo y rebelarse contra sus injusticias”.

Y concluye, al fin:

“De estos milagros somos capaces, nosotros los lectores, y estos milagros podrán quizás rescatarnos de la abyección y tontería a las que parecemos condenados”.

Leer, pues, como un bien primigenio, necesario, inexcusable para la libertad.

Ricardo Martínez
www.ricardomartinez-conde.es