En el Pati de les Dones, en un acto organizado por el CCCB y dinamizado por Ãlvaro Colomer, la Biennal de Pensament ha dedicado una mesa de debate a las dificultades de informar con rigor e independencia desde Centroamérica. En el encuentro han participado el salvadoreño Óscar MartÃnez, jefe de redacción de Elfaro.net y autor de Los muertos y el periodista (Anagrama), y Jairo Videa y Juan Daniel Treminio, ambos periodistas nicaragüenses, cofundadores del periódico digital Coyuntura, y actualmente acogidos por parte del PEN Català .
“La empatÃa está sobrevalorada en el periodismoâ€, ha dicho Óscar MartÃnez, quien prefiere compartir, con sus artÃculos, la “indignidad†ante las injusticias que narra. Es la indignidad lo que puede movilizar a la comunidad de lectores, fomentando su consciencia crÃtica ante un régimen como el de Nayib Bukele, cada vez con más tics autoritarios. El autor de Los muertos y el periodista ha explicado que él mismo ha sido espiado por el sistema Pegasus —bien conocido en Catalunya— y, cuando se supo, lo que hicieron las autoridades de El Salvador es, inmediatamente, aprobar una ley de espionaje digital. AsÃ, a partir de ese momento, el espionaje se convertÃa en algo legal.
El caso de Jairo Videa y Juan Daniel Treminio aún es más sangrante. Ambos, muy jóvenes, han tenido que exiliarse de Nicaragua. El paÃs, gobernado con mano de hierro por Daniel Ortega, lleva persiguiendo a periodistas especialmente desde las protestas de 2018, cuando la policÃa disparó contra los manifestantes. Los dos responsables del periódico Coyuntura han visto morir a compañeros por intentar poner en duda el relato oficial de las fuerzas armadas.
“Un periodista, en Nicaragua, sabe que su destino es la cárcel, la muerte, el exilio o la clandestinidadâ€, explica Treminio. Y pone como ejemplo a Miguel Mendoza, cronista deportivo que actualmente está en huelga de hambre. Lleva en prisión un año, tiempo en el que ni siquiera le han dejado ver a su hija. Combatir la narrativa del gobierno no es fácil, y es que, según Juan Daniel Treminio, los únicos medios que están pudiendo ofrecer información independiente son los online, pero, paradójicamente, la mayor parte de la ciudadanÃa tiene poco o ningún acceso a internet.
Treminio, que valora la sátira como herramienta para combatir las fake news del gobierno, reconoce que siente miedo por lo que le pueda pasar a su familia como consecuencia del trabajo que él está desarrollando. Lo mismo dice Videa, quien, además, señala que los miembros que pertenecen a la comunidad LGTBI+ están doblemente perseguidos.
“La gente se enfrenta a un vacÃo de informaciónâ€, asegura Jairo Videa, más allá, incluso, de la polÃtica. También los desastres naturales, como la irrupción de un huracán, forman parte de la “realidad oculta†del régimen de Nicaragua, quien manipula los datos. “La ciudadanÃa no puede tomar decisiones conscientes en su dÃa a dÃa. Vivimos en una dictadura, pero ni siquiera el sistema funcionaâ€, añade. Uno de los problemas, ahora, es la autocensura. También desde fuera del paÃs es complejo hacer periodismo. Nadie les ha enseñado, lamenta, a hacer un periodismo sin fuentes. ¿Cómo informar de lo que pasa si nadie quiere hablar?
Óscar MartÃnez, aunque denuncia el debilitamiento de la de las libertades en El Salvador, explica que aún hay prensa libre ejerciendo desde adentro. “El totalitarismo aún no está consolidadoâ€, insiste. “Centroamérica nunca ha sido un territorio fácil para hacer periodismoâ€. Pero ahora, aclara, si un ciudadano crea “zozobra†(o lo que es lo mismo: pone en duda lo que dice el gobierno), puede ir hasta 30 años a la cárcel. “La narrativa oficial son eslóganes. Si quieres salvar Centroamérica, tienes que tener periodismo independienteâ€. Preguntado por Ãlvaro Colomer, MartÃnez asegura que sigue pensando que el periodismo es útil. “Si no, lo dejarÃaâ€. “Puedes incidir en el mundo que te rodeaâ€. “Es como un dÃa de resaca… Te sientes cansado, pero sigues…â€. Y concluye con una pregunta: “¿Qué hubiera pasado si el periodismo no hubiese existido?â€.