Albert Lladó: «La escritura es un proceso extraño»

Albert Lladó ha publicado en 2010 dos nuevos libros: La Puerta (Cultiva Libros), su primera novela de ficción; y Paraules (Abadia Editors), una selección de entrevistas en catalán con personajes de diferentes ámbitos creativos. Lladó es licenciado en Filosofía y periodista, profesión en la que quiere profundizar para aportar nuevas ideas.

¿Qué te motivó a escribir dos libros tan diferentes y publicarlos casi en el mismo espacio-tiempo?

La verdad es que el tema de la publicación de un libro es independiente de su proceso de escritura. Quiero decir que depende de otros factores externos, como encontrar a un editor con ganas y posibilidades económicas para invertir en tu trabajo. Ha dado la casualidad que, este año, he encontrado a dos editores para dos proyectos diferentes. El hecho de tratarse de dos géneros, novela y entrevista, y en dos lenguas, no ha impedido su publicación casi simultánea. No se hacían «competencia».

La puerta es tu salto a la novela, la publicaste por entregas semanales a través de internet. ¿Qué te aportó esta experiencia online?

El compromiso con el lector y, sobre todo, conmigo mismo, de escribir un capítulo semanal. Durante el día trabajo en diferentes cosas y esa circunstancia me  impedía concentrarme al escribir una novela. De esta manera, me obligaba a mí mismo. Por otro lado, al escribir en la Red, el estilo es muy preciso: frases cortas, capítulos breves, lenguaje lírico pero directo…

¿Qué tiene de autobiográfica, La puerta?

Es un libro que se enmarca en lo que han denominado «autoficción», es decir, recojo elementos de la realidad (el protagonista ha cursado los mismos estudios que yo, ha vivido en los mismos lugares, comparte obsesiones…) para crear una historia de ficción. Lo más importante era construir la sensación de verosimilitud en el lector y, escribiendo de lo que conoces, es más posible que lo consigas. Especialmente si se trata de una primera novela.

En cambio, Paraules es una selección de veinte entrevistas entre las muchas que has hecho. ¿Resultó difícil hacer una selección?

Escoger es lo más difícil. Además, es el resultado de tres o cuatro años de colaboraciones en diarios, revistas… Pero tenía claras dos cosas: que no quería una selección «generacional» (existen creadores de todas las edades) y  que no incluiría a ningún personaje que hiciera la entrevista exclusivamente para promocionar un producto en concreto. Muchos de los encuentros se hacían para hablar de una novedad, pero era la excusa para conversar sobre toda su obra.

¿Qué huella te ha dejado cada uno de los personajes entrevistados?

Creo que el periodista no ha de sufrir de indiferencia. La pasión también tiene cabida, pero tampoco hay que dejarse llevar por la mitomanía, porque la entrevista, en ese caso, no funciona. Aún así, es cierto que algunos personajes son realmente brillantes: Palau i Fabre me explicaba como, cuando tenía mi edad, entrevistó a Lorca. O sus salidas por París con Picasso o Camus… Era un lujo hablar, durante más de una hora, con una enciclopedia viva de la historia del arte de las tres últimas generaciones.

Probablemente, las entrevistas a Paco Candel y a Josep Palau i Fabre fueron las últimas que ofrecieron.

Sí, eran mayores, ya. Candel me atendió en el hospital. Lleno de lucidez y con una humildad que solo puede servir de lección.

¿Cómo valoras los comentarios de tus lectores?

Me afectan. Por eso, la experiencia en la Red me fue muy útil, pero también hubo un momento en que los comentarios me despistaban. La escritura es un proceso extraño, al menos para mi, de soledad, donde nunca estás seguro de si lo que estás haciendo es una genialidad o ha de ir, directamente, a la basura.

Eres filósofo y ejerces como periodista. ¿De alguna manera, la filosofía del siglo XXI ha pasado a la acción?

Soy licenciado en filosofía. Ser filósofo es mucho más bestia e importante que estudiar una carrera. Hoy, más que nunca, son imprescindibles los filósofos y es necesario que pasen a la acción. Si la filosofía no sale de las aulas, los ciudadanos irán perdiendo el poco sentido crítico que nos pueda quedar aún. Y sin él, se abren todas las rendijas para que entren los populismos: Xenofobia, machismo, precariedad laboral, abismos generacionales… La filosofía nos habla de nuestro día a día.

Para ti, el ejercicio de escribir ¿requiere de horarios, o prefieres la llegada de las musas?

Requiere de horarios para que lleguen las musas. En un mundo con internet en el móvil, televisión, música en el ordenador y con miles de cosas interesantes para hacer, cuesta ponerse a escribir durante dos horas. Pero siempre llevo una libreta para tomar notas. De esta libreta sale practicamente todo.

Hablando de musas, ¿cómo se inspira Albert Lladó?

Las primeras ideas son relámpagos que llegan de manera inesperada. Quizás, incluso, estando durmiendo. Me levanto y escribo una frase. Mientras voy en metro, en bici, en el trabajo, en el gimnasio… Sobre todo, cuando estoy descansando. Cuando me acabo de levantar parece que el motor está más activo. Después, es cuestión de trabajar. A veces sale bien, a veces no. Pero el proceso, en realidad, es inexplicable.

También eres crítico literario y teatral. Esta doble faceta, ¿te influye cuando escribes?

Como te decía antes, no me considero crítico, ni filósofo, ni siquiera periodista. Evidentemente, son etiquetas que nos sirven para presentarnos al mundo, para situar nuestro trabajo, pero le tengo respeto a estas categorías. Tengo mucho por aprender aún para considerarme alguna de estas cosas. Son pasiones a las que le dedico mi tiempo. Nada más. Sin embargo, evidentemente, me influye.

La puerta es, de alguna manera, una novela de ideas, en el sentido que se contraponen las dos ramas principales del pensamiento: la racionalidad y la espiritualidad. El sistema lógico y el científico, bien jerarquizado, con el azar y lo espontáneo, que también son formas de conocimiento.

¿Qué fuentes han sido tu referente literario?

Todo puede ser literatura. Depende de la mirada, no de lo que miras. Un conflicto de pareja, un cuadro, una tarde en el cine… Solo tienes que ponerte las gafas que filtren eso, un poco de imaginación y muchas ganas de contar cosas que ni sabes ni puedes explicar de otra manera.

Hay muchos escritores que me han impactado. Cortázar, por poner un ejemplo, está constantemente presente en La puerta. No puede entenderse el personaje femenino, Blanca, sin conocer un poco a la Maga de Rayuela o Nadja de Bretón.

Es curioso que, a pesar de las nuevas tecnologías, la literatura actual siga hablando de las mismas cosas.

Siempre de las mismas cosas. Amor, miedo, amistad, la necesidad de libertad… desde la Biblia hasta hoy. Pero, de cómo explicas la historia y de tus referentes reconocidos o no, surge tu estilo.

¿Cómo crees que será la literatura del futuro?

No creo mucho en los gurús. No podemos saberlo. La pregunta es si cambiará el soporte de lectura o la estructura de la obra. Si el cambio afectará más a los lectores que a los escritores, o al revés. En este sentdo, hace un año realicé una conferencia en Jaén que se titula «La novela online. ¿Cambio de formato o cambio de paradigma», donde puse en duda que lo del hipertexto, por ejemplo, sea una idea nueva. Toda la filosofía postestructuralista hablaba ya de esto. Solo hay que leer a Barthes, Derrida, Foucault o Deleuze.

¿Hacia dónde te gustaría orientar tu faceta de escritor?

No me gusta entender mi actividad como «una carrera». Por lo tanto, no tengo claro si escribiré muchas novelas o ninguna más. No puedo prever que haré, porque hay demasiadas cosas por hacer. El teatro me atrae mucho, quizás algún día me atreva… También estoy volviendo a escribir relatos y me gusta probar cosas nuevas en periodismo. Pero en lo que estoy trabajando ahora es en el género de los aforismos, que me apasiona. Quizás salga un libro en 2011, quién sabe…

Ramon Texidó

Revista de Letras

Revista digital de crítica, cultura y pensamiento. Publicación bajo licencia Creative Commons. Desde 2008.

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