Hay novelas que se nos van desvelando como si de una pintura se tratara: las formas aparecen paulatinamente; la trama nos envuelve cual colores cálidos; los personajes emergen trazo a trazo hasta transformarse en cómplices, tanto que, al acabar la lectura, es posible que los echemos de menos durante semanas, o quizás durante meses.
Con La soledad era esto (Premio Nadal en 1990), Juan José Millás no sólo consiguió entrar definitivamente en el interés de esa entidad difusa llamada “el gran públicoâ€, sino que desplegó como nunca sus maravillosas dotes de pintor de narraciones, quizás con un cromatismo mayor que obras anteriores como El desorden de tu nombre o Papel mojado.
Y lo hace con la pincelada que mejor domina: el tono. Millás es un experto en el manejo de la voz narrativa, con una sutileza que fascina –no tanto por lo sutil sino por lo simple– y que en los años subsiguientes fue cultivando y fortaleciendo, ya en su obra narrativa, ya en sus artÃculos periodÃsticos o en sus intervenciones radiofónicas. Y este tono no es de colores estridentes: Millás jamás echa mano a la grandilocuencia, a escenas premeditadamente intensas. La paleta en la que se depositan todos los colores que utiliza tiene un nombre: cotidianeidad.
En esta lÃnea, La soledad era esto narra la historia de Elena Rincón, profesional madrileña que una tarde recibe la noticia de la muerte de su madre. De posición acomodada y adicta al hachÃs, Elena acusa con apatÃa este golpe, simplemente porque la apatÃa es el sentimiento con el que ha convivido durante los últimos años: sospecha que su marido la engaña con su secretaria, pero prefiere no decir nada; su única hija la odia, pero a Elena no le importa demasiado; sus hermanos y su madre –ahora muerta– fueron en los años previos borrosas imágenes sin mucho interés para ella. Este quiebre, empero, supone un lento tránsito hacia su autodescubrimiento. Cuando un ladrillo cae, los otros ladrillos tienen que reacomodarse para que la pared no se derrumbe. Elena lo entiende cuando encuentra un diario privado que su madre habÃa escrito secretamente durante años. Este hallazgo empieza a torcer el concepto que de ella tenÃa. Para Elena, su madre se va revelando como una mujer fascinante. En cierto pasaje explica su teorÃa de las antÃpodas: “Todos tenemos en nuestras antÃpodas un ser que es exacto a nosotros y que ocupa siempre en el globo un lugar diametralmente opuesto al nuestro. Me contaba mi madre que este ser anda, duerme y sufre al mismo tiempo que una porque es nuestro doble y piensa siempre lo mismo que nosotras pensamos y al mismo tiempo.â€Â Asà Elena echa luz a rasgos de la historia de su madre que ni siquiera habÃa sospechado. Aquella mujer lejana y fuerte, apática como su hija, era en realidad una persona sola, con un tendal de sueños no cumplidos, protegida por una coraza de prejuicios y complejos que le hacÃan sentir segura. Ese cuaderno toma forma de espejo: Elena se ve a sà misma en esas páginas. De alguna forma, la antÃpoda de Elena es la mujer que le dio la vida.
Y pronto se inmiscuye otra voz en la novela. En su búsqueda vital, la protagonista decide contratar a un detective para que persiga primero a su marido infiel, y después a ella misma. Elena le obliga a que redacte informes cada vez más subjetivos. Sale a pasear sólo para ser observada, y espera con ansia la recepción del informe. Este juego del gato y el ratón le proporciona valiosos datos sobre su propia humanidad, y va echando por tierra la imagen que tiene de sà misma. En estos deliciosos informes la voz del detective adquiere un matiz tan personal que causa la misma empatÃa en Elena como en el lector, una voz que complementa la trama a pinceladas cortas e intensas, como un cuadro impresionista.
Y al promediar la novela, el tono da un vuelco: el narrador omnisciente desaparece y da paso a la propia voz de Elena, quien desde ese momento empieza a contar el resto de la historia. Elena emula a su madre y decide comenzar su propio diario, donde plasmará los nudos que aún la sujetan a aquella Elena complacida y zángana. Ver esos nudos a allÃ, en el papel, le abre una dimensión que le allana aún más el camino en su búsqueda vital. El diario es sazonado por la transcripción de los informes del detective y por pasajes del diario de su madre. Las pinceladas cobran forma, y Elena se va desligando del cinismo de su marido, de las sombras maternas, de los muros que la separan de su hija. Pinceladas que perfilan un porvenir diferente: “El futuro es un bulto que ha empezado a crecer en alguna parte de mà y al que alimentaré como a un hijo. Se trata de que al final haya merecido la pena haber vividoâ€.
La soledad era esto es un fresco que reboza vida cotidiana, historias pequeñas que se hacen inmensas. Como las grandes pinturas, el tiempo va dotándole de más valores, de más resignificaciones. Y a veinte años de su publicación, hoy podemos considerarla una pequeña obra maestra de nuestro tiempo.
Franco Chiaravalloti
http://decatisondeteibol.blogspot.com
El autor
Juan José Millás (Valencia, 1946) es uno de los narradores y articulistas más admirados de su generación. Pésimo estudiante, dejó la carrera de FilosofÃa y Letras a medias para trabajar como administrativo en Iberia, lo que le permitÃa dedicar su tiempo libre a escribir, su verdadera vocación. Después de probar con la poesÃa y de una primera novela fallida influenciada por Cortázar que permanece en el olvido, obtiene el Premio Sésamo de 1974 con Cerbero son las sombras, una epÃstola de un hijo a su padre. Alfaguara le publica en 1977 Visión del ahogado, iniciándose la retahÃla de elogios con cada una de sus obras, independientemente de si son ficciones juveniles de encargo (Papel mojado, 1983), folletines de prensa (Volver a casa, 1990), monólogos teatrales (Ella imagina, 1990), antologÃas de artÃculos (Algo que te concierne, 1995; Cuerpo y prótesis, 2001; Articuentos, 2001; Sombras sobre sombras, 2006); reportajes (MarÃa y Mercedes, 2005; El ojo de la cerradura, 2006) o cuentos (Cuentos de adúlteros desorientados, 2003; Los objetos nos llaman, 2008). En su extensa trayectoria Millás ha obtenido el reconocimiento a su obra con algunos de los premios más importantes: el Premio Nadal por La soledad era esto; el Premio Primavera por Dos mujeres en Praga; el Premio Planeta y el Premio Nacional de Narrativa por El mundo y el Premio Don Quijote de Periodismo, son algunos de los galardones con los que cuenta.
La pelÃcula
En 2001, el realizador argentino Sergio Renán llevó a la pantalla La soledad era esto. Con guión de Manuel Matji, Aida Bortnik y el propio Renán, la cinta tenÃa como protagonistas a Charo López, Ramón Langa, Iñaki Font, Ingrid Rubio, Ana Fernández, Carlos Hipólito y Ãlvaro de Luna. La crÃtica fue, en su mayor parte (salvo por el reparto), contraria a la adaptación, tachándola de aburrida e insuficiente en el tratamiento emocional de los personajes, tan importante en la obra de Millás.
Recuperar obras de hace 20 años, con tanta frescura y habilidad, es de agradecer. Tomo nota, conozco a Millás pero no leà La soledad era esto. Veo que la pelÃcula no vale la pena…(como en tantos otros casos).
SAludos,
VD
Qué ganas de leerlo! Muy buen artÃculo!
La soledad era esto, del escritor español Juan José Millás, alcanza un despliegue trascendental en la medida que Elena Rincón va difuminándose en un mundo interior “sórdidoâ€, donde la única salvación es romper el espejo que la mantiene atada a una crisis existencial (nunca mejor soñada).
De maravilla el articulo, haré caso omiso a cerca de la pelÃcula y la veré después de leer la novela, si es el caso volveré al articulo a ratificar la opinión o a ofrecer reconsiderarla. Soy de México y hace poco me tope con un comercial en el canal de televisión española (tve) , una pequeña narración de Juan José Millás llamada «la parte de atrás», me quede maravillado, después lo apunte en una de las paredes de mi cuarto y un dÃa que decidà reacomodarlo me encontré con ese apunte de ahà e estado buscando literatura de Millás escasa en las librerÃas comerciales de estos lares, ahà si alguien se apiada a cambiar literatura les dejo mi correo irving_danielm@hotmail.com nada mas no me vallan a atascar de publicidad y que su respuesta pues si es posible sea breve no se manchen, un saludo comparsas lectores.
De maravilla el articulo, haré caso omiso a cerca de la pelÃcula y la veré después de leer la novela, si es el caso volveré al articulo a ratificar la opinión o a ofrecer reconsiderarla. Soy de México y hace poco me tope con un comercial en el canal de televisión española (tve) , una pequeña narración de Juan José Millás llamada “la parte de atrásâ€, me quede maravillado, después lo apunte en una de las paredes de mi cuarto y un dÃa que decidà reacomodarlo, me reencontré con ese apunte de ahà e estado buscando literatura de Millás, escasa en las librerÃas comerciales de estos lares, ahà si alguien se apiada a cambiar literatura les dejo mi correo: irving_danielm@hotmail.com, nada mas no me vallan a atascar de publicidad y que su respuesta pues si es posible sea breve, no se manchen, un saludo comparsas lectores.