Diálogos Borges/Sabato
compaginados por Orlando Barone
Emecé Editores.
Buenos Aires-Argentina, 2007
El viejo reproductor hace girar el cassette en donde quedan grabadas las voces de dos mentes lúcidas: Borges y Sábato. Por común acuerdo, obviaron la polÃtica en estos diálogos, la mayorÃa acontecidos en la casa de la pintora uruguaya Reneé Noetinger, amiga de ambos, mientras en el edificio de al lado morÃa la mamá de Borges. Alguna vez también se dieron cita en un bar de Maipú y Córdoba, rodeados de incrédulos espectadores.
Sábato dijo que los periódicos deberÃan salir cada año o cada siglo, ya que no ocurre nada importante en las noticias que se dejan leer en ellos. Borges acotaba al respecto que los periódicos envejecen tan pronto como ya se los ha leÃdo, que no empleaba su tiempo en leerlos y que la polÃtica no era de su interés, ni la última literatura latinoamericana. Borges no era muy aficionado a la música contemporánea, pero alguna vez le hicieron escuchar The Beatles, con lo que quedó enternecido. Para Borges un cuento no debÃa señalar nombres de lugares reales, para que los lectores no cuestionen o encuentren errores en la obra. Una emoción intempestiva desencadenaba un cuento –confesaba–, como en esa precisa economÃa verbal que exige La PoesÃa; en cambio Sábato veÃa en la novela –como Joseph Conrad–, a un Ãfrica remota, a la que habÃa que ir desvistiendo con el avance de una barca en las oscuras aguas de un mar intranquilo, como separando de los ojos la niebla. Sendos juicios del mecanismo de escribir de los dos argentinos más notables que la humanidad ha producido.
Alguna tarde de sábado en que la madre de Borges contaba ya sus últimos dÃas, a los 98 años, ambos escritores desvanecÃan su congoja, como un llanto de palabras que se deslÃe en atmósferas de sueño, en el viejo recinto donde la copa de agua parecÃa esclarecer el enigma de Dios en Borges, y el vaso de whisky de Sábato rememoraba un letargo de palabras dulces, donde un loco podÃa ser un Dios que sueña despierto, y un mendigo una persona despierta que lamenta ser cuerdamente mundano.
Siete sesiones pactadas por Orlando Barone (Buenos Aires, 1941) –el compaginador del volumen–, hacia el verano de 1974/75 –Borges contaba 75 años, Sábato 63–. El libro se editó por vez primera en 1976 (Emecé) y en poco tiempo agotó una primera edición de 10 000 ejemplares y dos ediciones continuas. Veinte años más tarde una reedición llegarÃa a nuevas generaciones de lectores. Una nueva edición circula desde marzo de 2007.
Aún parece girar en el recinto el reproductor de cassettes antiguo, aun para la época, como evocando ciegas conversaciones que suceden a un infinito de citas célebres. Obsesiones, lecturas comunes y reflexiones en torno a la idea de Dios, el arte, el tango, pintura, cine, la muerte, la lúcida locura. Una empatÃa comunicativa poblaba el ámbito de las conversaciones, esa serie de diálogos signados por la divinidad cabalÃstica del número 7; diálogos de los que han dicho contados insensatos, que fueron inventados, mas cuando uno se compenetra con el tomo, reviven las lúcidas voces de estos dos seres mÃticos, que como dos almas flotarán al encuentro de sus palabras inmortales.
Referencia bibliográfica: Barone, O. (compilador), 2007. Diálogos Borges/Sabato. Emecé Editores. Buenos Aires-Argentina. 216 pp.
Jack Farfán Cedrón
http://www.elaguiladezaratustra.blogspot.com