«El despertar de Heisenberg», de J.M. Gisbert y P. Auladell

El despertar de Heisenberg.
Joan Manuel Gisbert y Pablo Auladell
Ediciones El Jinete Azul (Arganda del Rey, 2010)

El término “novela gráfica” ha dado quebraderos de cabeza a los estudiosos prácticamente desde su acuñación. Se defina como se defina (que hay teorías para todos los gustos), parece que se refiere, como dice Santiago García, a un tipo de cómic adulto moderno que reclama lecturas y actitudes distintas del cómic de consumo tradicional.

En 1978 aparece la que se considera la primera novela gráfica y que no es otra que Contrato con Dios de Will Eisner. En los años 80 se extenderá el término, en muchas ocasiones como reclamo comercial más que porque los libros vendidos bajo ese nombre tengan unas características muy distintas de las de los cómics anteriores, aunque sí se puede decir que el noveno arte ha sufrido una serie de transformaciones en las últimas décadas que permite hablar de un desarrollo nuevo, de novela gráfica, para utilizar la expresión que se ha popularizado.

El despertar de Heisenberg de Joan Manuel Gisbert y Pablo Auladell aparece justamente dentro de la colección dedicada por la editorial a la novela gráfica, si bien ellos mismos se preguntan si se trata en realidad de tal cosa, conscientes de la hibridez que caracteriza al libro. Lo primero que llama la atención del lector es el hecho de que se encuentra ante una novela corta tradicional acompañada de ilustraciones que podrían ser “prescindibles” (en el sentido de que se podría entender la historia sin ellas), así como de viñetas con o sin texto que llevan, en ocasiones, el argumento hacia adelante y son, por tanto, esenciales para el desarrollo de la narración. No parece, pues, una novela gráfica como podrían serlo Maus o Persépolis, por citar algunas de las más conocidas, pero le demos el nombre que le demos, es, sin duda, un experimento interesante.

Sin embargo, dejemos ahora de lado estos aspectos (que no son en ningún caso secundarios, puesto que forma y contenido son inseparables) y centrémonos en lo que nos cuenta el libro. El texto comienza con un misterioso encuentro entre Claudio Ambrós y Ulia, quien le entrega al primero un GPS de última generación que, además de los servicios habituales en tales aparatos hoy en día, ofrece opciones tan sorprendentes como “sensaciones más allá de la muerte”, “el ser sin cuerpo” o “la noche absoluta”. Como afirma Ambrós: “Dicen que te ayudan a llegar a lugares donde no ha estado nadie. Que abren puertas insospechadas a la percepción. Que te hacen conocer lo que hasta ahora no se sabía que existiera. Y que todo eso lo puedes conseguir sin dejar de ser tú mismo, sin sufrir daño ni consecuencias negativas, lejos de toda alucinación o pérdida de la integridad o la cordura, sin hundimiento, dolor ni vómito final. Siempre del lado genuino y verdadero de las cosas. Todo eso, sea o no verdad, es lo que he oído”.

La entrada del navegador en la vida del protagonista será el punto de arranque para la narración, lo que pondrá en marcha los acontecimientos y lo conducirá hacia una peripecia que juega con el eterno anhelo humano de inmortalidad. La ciencia al servicio de los más oscuros e íntimos deseos del hombre. La ciencia ficción como reflexión hacia el futuro de los sueños que nos persiguen desde el principio de los tiempos.

Natalia González de la Llana Fernández
www.unesqueletoenelescritorio.blogspot.com

Natalia González de la Llana

Natalia González de la Llana Fernández (Madrid, 1975) es Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Univ. Complutense, donde obtuvo el Doctorado Europeo. Posee, entre otros posgrados, el Máster en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes (UAB) y el Máster en Escritura de Guión para Cine y TV (UAB) . Se dedica a la enseñanza y la investigación en el Dpto. de Románicas de la Univ. de Aquisgrán (Alemania). Además, dirige talleres de escritura creativa y ha publicado la obra de teatro "Dios en la niebla" (2013). Es autora de “Un esqueleto en el escritorio”, Premio RdL al mejor blog internacional 2011.

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