«El Profesional», no sólo una novela sobre boxeo

El Profesional. W. C. Heinz
Traducción de Ricardo García
Gallo Nero (Madrid, 2013)

Para W. C. Heinz escribir era “como construir una pared de piedra sin mortero”;  artículos, crónicas, reportajes o novelas, todos ellos eran el resultado del oficio de la escritura,  al que Heinz se dedicó a lo largo de su longeva existencia. Escribir, afirmaba en sus últimos años el autor de M.A.S.H., es “colocar las palabras, encajarlas unas con otras, separarlas para volverlas a unir hasta que consigan en equilibrio y la solidez”.

No había distinción de géneros para W. C. Heinz, como tampoco la había para Truman Capote o para Ernest Hemingway, todos ellos borraron la frontera que separaba el periodismo de la ficción narrativa, descubriendo en la escritura, en las palabras tecleadas en viejas y portátiles máquinas de escribir, el imperecedero testimonio de todas aquellas historias de las que ellos, periodistas ante todo, habían sido testigos de excepción. En escenarios distintos, en la desolada Europa de la Segunda Guerra Mundial, en los imponentes campos de baseball y de fútbol americano o en el cuadrilátero en el que los boxeadores peleaban para alzarse con la victoria, W. C. Heinz encontró historias, personajes y, sobre todo, personas a las que dedicó sus más brillantes páginas. En 2001, el periodista David Halberstam definió a Heinz como el líder de una “revolución periodística”; con su escritura sencilla no sólo ofrecía “a sus lectores el tacto y la sensación de aquello que sucedía en un partido o en una pelea”, sino también “una mirada diferente de las personalidades de los atletas más reconocidos de aquellos tiempos”.

En 1959, Heinz publicaba su primera novela, El Profesional, ahora recuperada por Gallo Nero; “es una única gran novela de boxeo” afirmaba Hemingway con el entusiasmo de quien descubre entre las páginas escritas por Heinz una obra que, más allá de todo apelativo, no sólo busca describir el mundo que rodea al boxeo, también trata de rescatar aquel oscuro mundo que se esconde tras los títulos y las crónicas de los combates. Heinz no sigue la hoja de ruta marcada por el nuevo periodismo, El Profesional no es la exhaustiva narrativización de un hecho de crónica; a través de sus anónimos personajes, de aquellos rostros sin referente explícito, Heinz construye un mundo del boxeo desconocido que, alejado de las prensa, aparece una vez que las luces del cuadrilátero se han apagado, el público se ha ido y el boxeador se encuentra solo, en una soledad compartida con su entrenador y con algunos de sus potenciales contrincantes durante los repetitivos días de entreno.  Frank Hughes, un periodista dedicado como el propio Heinz a la prensa deportiva, acompaña a Eddie Brown durante sus días de entreno, un largo mes de preparación para poder finalmente abandonar el anonimato y convertirse en un campeón de los pesos medios. En una pensión convertida en centro de entrenamiento, Doc Carroll, el entrenador, y Brown vivirán recluidos, junto a Hughes, los días previos al decisivo combate; para Carroll el Madison Square Garden, lugar donde tendrá lugar el combate, representa el único y último escenario posible para coronar finalmente a una de sus jóvenes promesas. Para Carroll, el éxito de Brown es la recompensa frente a las decepciones que arrastra tras años dedicados al boxeo, demasiados años en los que el boxeo ha dejado de ser lo que era: con la televisión, comenta con amargura Brown, la gente ya no va a ver los combates, prefiere quedarse en su casa y verlos desde la pequeña pantalla en blanco y negro. Son muchos los jóvenes que Doc ha acompañado hacia un éxito tan ansiado como raramente alcanzado; muchos son los jóvenes cuyas expectativas se han visto frustradas a lo largo de un trayecto marcado no sólo por el duro entrenamiento, por el sacrificio personal, sino por la in crescendo presión mediática. Ya no se trata sólo de la prensa, ahora también la televisión busca ser protagonista; las quinielas y las apuestas ocupan las páginas de los periódicos los días previos al combate; los canales de televisión persiguen entrevistas en exclusiva, mientras en sus columnas diarias los redactores deportivos dedican elogios o condenan al peor de los desprestigios a los futuros contrincantes.

W. C. Heinz (foto: D. P.)

Las apuestas están hechas, cada uno tiene su favorito y en medio de esta disputa, Eddie Brown, el hijo de un albañil, sueña con convertirse en un campeón. Las apuestas parecen estar a su favor, sin embargo, siempre habrá un Tom White, siempre habrá aquel periodista dispuesto a dibujar a través de sus columnas un escenario distinto en el que  Brown y, sobre todo, su entrenador Doc están condenados a la sombra. “¿Por qué tengo que seguir preocupándome por él?”, se pregunta Doc frente a las posibles críticas de White; éste “sólo se mete con los pequeños”, afirma el entrenador, quien ve en Brown la gran promesa del boxeo, un auténtico Profesional que durante ese último mes de entreno todavía debe terminar de pulir.

¿Por qué se iba a preocupar Doc de White? Aparentemente no hay motivo y, sin embargo, su sola formulación refleja el temor hacia aquello que puede publicarse. Muchos medios, muchos periodistas estarán presentes durante el combate; cada periódico tiene su preferido, todos han hecho sus apuestas: finalmente, los dos boxeadores no serán los únicos a lidiar una pelea. “Supón que Eddie pierde”, le dice Hughes a un compañero de profesión, no sólo será el final para Doc y para Eddie, pues,  se sincera Hughes, “¿qué le pasa a mi artículo si pierde?”. De ese combate depende la publicación de su trabajo; Hughes sabe que los artículos dependen de las historias, pero ¿qué pasa cuando las historias tienen un final inesperado? Ya una vez vio como se rechazaba una de sus textos cuando, contradiciendo el título -“El primer combate”- el boxeador decidió no salir a la pista. Hughes es periodista y en ese mes transcurrido junto a Eddie y a Doc borra la distancia que separa el periodista del objeto de investigación; para su reportaje decide formar parte también de la historia sin poder desprenderse de las ataduras que su oficio le impone.“Me estoy cansando de acabar implicándome emocionalmente con la gente sobre la que tengo que escribir”, confiesa Hughes: “ahora paso un mes con ellos y, después de todos los boxeadores que he conocido y los combates que he visto, podéis contarlos, tengo que ir a otro más y volver a morir de nuevo por dos tipos agradables para quienes la pelea lo es todo”.

El Profesional no es sólo una novela en torno al boxeo, en un relato acerca del individuo, de la fragilidad del hombre, de aquellos cuyo éxito depende de una historia con final incierto. Lejos de todo discurrir dialéctico, la historia resulta imprevisible y, como en las empinadas subidas, no siempre se alcanza  la cima. A pesar de ello, en ocasiones la cima no es más que una meta ficticia, un falso punto de llegada, pues, en verdad, el auténtico reto reside en el trayecto. A través de Frank Hughes, W. C. Heinz propone que, más allá de las inevitables exigencias de la prensa, el oficio de periodista sea en el que la pregunta acerca de cómo “encontrar un modo de resolver” un artículo frente al inesperado giro de los acontecimientos, no sea la única cuestión a la que deba enfrentarse. El mundo del boxeo es el escenario que permite a W. C. Heinz adentrarse en las relaciones humanas, en el vínculo entre el joven aspirante a campeón y su entrenador, en las afinidades que unen al periodista a aquella gente sobre la que escribirá. El Profesional, como el buen periodismo, no es solamente la narración de unos hechos, es la interrogación acerca de lo que significan los hechos relatados. Heinz sabe que de la misma manera que el sentido de la novela va más allá del boxeo, el periodismo no es la fría y distante trascripción de cuanto sucede. No vale todo y la cima no siempre es la meta del auténtico profesional.

Anna Maria Iglesia
@AnnaMIglesia

Anna Maria Iglesia

Anna Maria Iglesia (1986) es licenciada en filología italiana y en Teoría de la literatura

y literatura comparada; Máster en Teoría de la literatura y literatura comparada por la

UB. Es colaboradora habitaual de Panfleto Calidoscopio, ha publicado breves ensayos

en la Revista Forma de la UPF y reseñas en 452f. También ha publicado artículos en El

núvol o Barcelona Review.

4 Comentarios

  1. De mi parte, gracias también por la corrección…teclado traicionero

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