La contabilidad privada de Christie Malry.
B. S. Johnson
Prólogo de John Lanchester
Traducción de Marcelo Cohen
Libros del Silencio (Barcelona, 2012)
Y la novela, como las demás artes, no podÃa seguir igual. Aún hoy en dÃa intentamos adaptarla a las nuevas realidades y alzamos la voz para debatir sobre su muerte o resurrección. Lo importante es trabajarla y burlarse de lo convencional desde la razón, sabiendo que al fin y al cabo la literatura es un juego donde explorar una serie de recursos y revolucionar el patio si asà nos lo pide el cuerpo.
Y asà lo hace B. S. Johnson en La contabilidad privada de Christie Malry, prosa de muchos quilates que bebe en grandes cantidades de ironÃa y un manifiesto aire Pirandelliano de personajes que intervienen y que saben en todo momento, y asà el lector entra en su representación, que sus vivencias se insertan en un libro donde nada es utópico y se quiebran las normas con alegrÃa para beneficiar el desarrollo de la trama y acortarla para armar un artefacto divertido, corto y brutal.
El contexto, como siempre, es fundamental. Christie Malry es un adolescente de los setenta. La felicidad de la beatiful people ya es un miraje. Los Beatles se disolvieron, se terminó el gobierno laborista y el malestar de los setenta se instaló en el inconsciente colectivo. En este sentido la decisión del protagonista, su gran genialidad, es consecuencia de esa etapa histórica, que encaja con la nuestra. Hastiado de dar sin compensación se inspira en la doble contabilidad para hilvanar un debe y haber que compense agravios y recompensas en su relación con los demás.
Visto asà seria todo muy inocente. La elegancia de B. S. Johnson radica en el planteamiento de su propuesta, desprovista de cualquier tipo de solemnidad y repleta de humor que desdramatiza pese a la gravedad de las intenciones de Christie, quien tras abandonar el banco ingresa en una empresa de alimentación que usa como plataforma para sus fechorÃas, gotas satÃricas de terrorismo urbano que combina con un secretismo absoluto para con su plan. Es un ser aislado contra todos y ninguno, una bestia en libertad que se mueve por el Londres previo a las alarmas y las cámaras, donde impactar con maniobras rústicas no era un sueño y sà algo muy factible.
[…] estilo de los novelistas anglosajones de finales del siglo pasado, digamos un Julian Barnes, un B. S. Johnson, o un Flann O´Brien . Lo bueno es que –como todos estos– a quien menos se toma en serio Mizuki […]
[…] estilo de los novelistas anglosajones de finales del siglo pasado, digamos un Julian Barnes, un B. S. Johnson, o un Flann O´Brien . Lo bueno es que –como todos estos– a quien menos se toma en serio Mizuki […]