Manual del contorsionista. Craig Clevenger
Traducción de MarÃa Alonso
Alpha Decay (Barcelona, 2009)
Ópera prima de Craig Clevenger (Dallas, 1964), convertido en un referente de la nueva literatura con tan sólo dos novelas, Manual del contorsionista tiene todos los puntos para convertirse en un nuevo clásico. No es exagerado afirmar que John Dolan Vincent y sus múltiples personalidades, puede compartir el medallero de los nuevos héroes perdidos, junto a Tyler Durden y a Patrick Bateman.
John Dolan Vincent, quien se nos presenta inicialmente como Daniel Fletcher, es un joven pelirrojo de ojos azules y 28 años que, desde muy joven, ha adquirido la habilidad de asumir nuevas identidades a pesar de poseer una caracterÃstica fÃsica (seis dedos en su mano izquierda) que podrÃa llegar a delatarle. Su meticulosidad es tal que se inventa la vida de sus nuevos «yo» falseando documentos oficiales, recreando la infancia del personaje a interpretar y dejando tras de si huellas fáciles de borrar. El problema surge cuando le da el partediós, un fuerte e intenso dolor de cabeza. Las dosis de drogas y medicamentos que necesita para intentar combatir el dolor le llevan al hospital, donde deberá superar, siempre, las pruebas médicas y psicológicas para descartar que se trate de un suicida en potencia. Es entonces cuando, una vez superada la prueba, cambiará de nombre y de vida, saliendo de la caja, la del «contorsionista», como si lo hiciera del útero materno.
Con el paso de los años, Vincent, ayudado de una inteligencia superior a la media, ha perfeccionado el sistema, lo que no impide que deba vérselas con nuevos enemigos: por un lado, el último evaluador, el Dr. Carlisle, con quien mantendrá un intrigante duelo de preguntas y respuestas; por otro, Jimmy, el lider de un grupo de mafiosos, que precisa de él para que falsifique documentos y pretende no dejarle escapar. Vincent deberá esquivarles para recuperar su vida.
Clevenger posee un dominio del ritmo y de la intriga poco habitual tratándose de una primera obra. Manual del contorsionista acumula experiencias en las que el protagonista se verá sometido a los lÃmites que le marca tanto el pasado como el destino. Y el autor, que podrÃa haber recurrido a lo fácil, dedicando más páginas a ese atractivo duelo verbal entre el paciente y su evaluador, prefiere desviar la atención del lector hacia el pasado, la adolescencia del personaje, sus primeros escarceos y las complejas relaciones sentimentales (con Natalie, puro sexo duro; con Apuro, la stripper; o con Keara, quien acabará convirtiéndose en discÃpula) que llegan a obsesionarle tanto como su técnica transformista. La novela se convierte, asÃ, en una experiencia cómplice con el fugitivo atormentado, un chute de adrenalina de difÃcil digestión, pero totalmente adictivo.
José A. Muñoz