Narraciones (1892-1924). Maksim Gorki
Traducción de Fernando Otero MacÃas y
José Ignacio López Fernández
Alba Editorial (Barcelona, 2011)
De la literatura rusa bien podrÃa decirse que, sobre todo tomando en consideración una época coincidente con la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, ha sido capaz de conformar todo un canon literario; un referente del cual ha bebido en una u otra medida la literatura europea casi hasta nuestros dÃas.
La alusión tan directa a la realidad –lo que la convertÃa en una génesis de la literatura realista en su sentido más formal-, la capacidad para dotar a los personajes de una riqueza de matices psicológicos verdaderamente infrecuente, la sobriedad (y efectividad) del lenguaje, no son sino algunos de los elementos principales a destacar de sus caracterÃsticas. No podrÃa decirse, por el contrario, que haya alcanzado cotas sobresalientes en cuanto a estar dotada de sentido del humor (algo que sà distingue, con excelencia, por ejemplo, a la literatura inglesa, y aun francesa) pero también aquà hay ejemplos destacables, cual serÃa el caso de Bulgákov y su Maestro y Margarita, una sorpresa llena de rica imaginación.
Pues bien, un ejemplo señero de las caracterÃsticas distintivas a que hemos aludido como virtud (y referente, a su vez, para los propios escritores rusos) ha sido el caso de Maksim Gorki, quien, en su obra La Madre, ha alcanzado cotas de una exposición formal y argumentación dramáticas pocas veces superada.
Ahora, y bajo el marchamo –como le es atribuible en su ya largo trabajo- de una cuidada edición, la editorial Alba nos ofrece este conjunto de relatos fechados entre 1892 y 1924 donde el lector tiene acceso a esa prosa cultivada, recia, muy expresiva de Gorki, en narraciones como «El anacoreta», «Una vez, en otoño» o «Los exhombres». En todas ellas la fuerte personalidad literaria de los protagonistas viene bien reflejada -recuérdese la biografÃa «prosaica», obrera, ocupada en múltiples oficios del propio autor- pero siempre, repito, bajo el marchamo de una construcción formal sólida, densa, significativa: “Casi todos ellos venÃan del campo. Posiblemente, si comparamos a un hombre decente de las clases cultivadas con su análogo del campo, aquél saldrá ganado; pero siempre el hombre depravado de la ciudad es infinitamente más vil e indecente que el hombre depravado de la aldeaâ€. (Y aquà trae ecos de la autobiografÃa de Chejov, por ejemplo).
Orgullo, dolor, idea de justicia; el hombre y su circunstancia. Una lectura muy recomendable.
Ricardo MartÃnez
www.ricardomartinez-conde.es