Nélida Piñon: «Yo soy aquellos a quienes amo»

Sus ojos achinados y las pequeñas arrugas que los rodean la delatan; Nélida se ríe demasiado. En una de las mesas redondas que ofreció en su último viaje por España, la escritora y guionista Maria Eugenia Salaverri, hizo esta observación: Nélida Piñon -dijo- es miembro de la Academia Brasileira de Letras (de la que fue presidenta en 1996-1997) y la única brasileña socia correspondiente de la Real Academia de España. Autora de más de una treintena de cuentos y ensayos;  a lo largo de más de cincuenta años de escritura ha obtenido, entre otros, premios como el Juan Rulfo (1995), el XVII Premio Internacional Menéndez Pelayo (2003) y, en 2005, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, pero Nélida ostenta el premio más codiciado por todos: el de la Felicidad.

Nélida Piñon (foto: Beatriz Celaya)

Así que nada más conocernos sale el tema. “Ser feliz -dice muy seria- es aprender a convivir con el otro, es una obligación moral. A lo largo de la vida es importante desarrollar la habilidad y la diplomacia moral de convertir al otro en tu aliado, pero no como un acto de perversión o de jugar a ser una mujercita tonta, no -aclara- nada de eso, sino que es un homenaje al ser humano, que trabaja para mejorar la vida de los otros. Ser cortés ayuda a que los seres humanos podamos vivir en comunidad y podamos ser felices”.

Procesos de creación

Pero no se confundan, ser feliz no significa ser simple. Bajo la sempiterna sonrisa de Nélida vive una criatura de múltiples capas arqueológicas que es imposible llegar a clasificar con etiquetas para hacernos más fácil su entendimiento. Ella misma se autodefine como una multiplicidad de ciudades: “Como Troya -dice- que pensaron que era una ciudad y resulta que bajo ella había otras siete.  De ahí que la persona que es escritora no se puede separar de su condición; yo quisiera pensar que una historia sale de una vasija vacía pero no es verdad, las historias salen de un repertorio que tenemos depositado en un silo; un lugar donde el escritor recolecta para luego poder contar y mientras tanto deberá seguir caminando e irá recolectando experiencias y costumbres en su silo y de ahí que al escritor no se le permita andar distraído porque depende de esta colectividad, de lo ajeno, para poder contar una historia. Luego será en este caos de idas y venidas y de vivir diferentes experiencias donde tendrá o no la habilidad de sacar un hilo y tirar y tirar hasta formar su narrativa. En realidad, el caos es el mundo y el escritor es el que tira del hilo. Si has vivido poco, tendrás poco y si has vivido poco pero tienes una imaginación grande, la escritura puede mejorar mucho, pero yo creo que la imaginación es una máquina que necesita de combustible que es la memoria”.

La república de los sueños

Dicen que Nélida se siente capaz de escribir todos los libros del mundo. Y yo la creo. Tras leer su novela La república de los sueños, considerada como una de las novelas fundacionales del Brasil, se descubre que Nélida todavía tiene mucho que contar; todos y cada uno de sus personajes bien podrían generar otra novela, no hay personaje intranscendente, ni frase que sobre. La ficción, la realidad, los sueños todo se mezcla en esta novela. En la Residencia de Estudiantes de Madrid contó al público asistente que estuvo apartada durante un mes y medio en un lejano pueblo para crear el esqueleto de esta novela y que luego creó siete versiones de la misma durante años, hasta darla por terminada. Este afán de perfeccionismo lleva a que sus escritos sean “contados con naturalidad, sin transcendencia de la frase, pero sí con intención -explica Nélida- porque me gusta que la lectura sea natural pero que exista a la vez una ambigüedad;  ya que la literatura no es una copia de la realidad si no que es una creación continua de lo que tú eres con lo que estás viendo”.  Y como si de un proceso de descubrimiento de uno mismo se tratase, Nélida apunta que ella también se ve sorprendida en este proceso: “en la escritura existen ingredientes imponderables que no son gratuitos que viene de un fondo poético extraordinario que está dentro de ti y que decide salir cuando menos lo esperas”.

Mirar la vida con exuberancia

Oyéndola hablar una tiene la impresión de que Nélida Piñon nunca se aburre y que todo le interesa, y es que éste parece ser uno de los ingredientes fundamentales para ser escritor: “la persona llega a casa, acompañada, sola o con su perro -relata- y es bueno dar pruebas que ha vivido, es decir, llevar una historia a casa;  un pedacito de algo. Por ejemplo: ayer estuve en el mercado de San Miguel en Madrid y compré exageradamente, porque estoy en un hotel, así que ¿qué voy a hacer con quesos de esos tamaños que compré? Pero llegué a mi habitación con mis quesos y conmigo misma y aquí está la cuestión: ¿quién soy yo sino las historias que cuento y escuche?, ¿quién soy yo sino las experiencias que voy escuchando de los demás de mi paso por el mundo por el cotidiano?”.

Y así va Nélida por el mundo nutriendo su silo con historias contadas a sí misma, historias suyas y de otros. Y mientras el mundo editorial se preocupa por cómo va a quedar la literatura en la nueva sociedad digital, Nélida lo tienen claro: “el ser humano ha evolucionado muy poco en comparación con el progreso tecnológico, así que la literatura seguirá igual, intentando transmitir emociones a través de los diferentes formatos”.

Porque para Nélida la esencia de la escritura está aquí: “en las emociones”. Le cuentan que cuando se envejece la persona va perdiendo emociones y confiesa que si algún día a ella le pasa esto “las compraría con cheques”.

Nélida Piñon. Su nombre es un anagrama del de su abuelo Daniel, por el que siente un gran amor y al que atribuye ser escritora. Nacida en Vila Isabel (Río de Janeiro) sus abuelos eran emigrantes gallegos (Cotobalde, Pontevedra)  y como consecuencia lleva en el alma el estigma de la supervivencia, heredado de gente marinera y montañesa.

Novelas

Guia-Mapa de Gabriel Arcanjo (1961); Madeira feita cruz (1963); Fundador (1969); A casa da paixão (1972); Tebas do meu coração (1974); A força do destino (1977); A República dos sonhos (1984); A doce canção de Caetana (1987); O pão de cada dia (1994); A roda do vento (1996); Até amanhá, outra vez (1999); O presumível coraçao da América (2004); Vozes do deserto (2004); Aprendiz de Homero (2008); Coração andarilho (2009).

Cuentos

Tempo das frutas (1966); Sala de armas (1973); O calor das coisas (1980); O cortejo do divino (1999).

Las claves de su obra

.Se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras por una trayectoria literaria de la que se destacó su “incitante” obra narrativa, sustentada “en la realidad y la memoria, y también en la fantasía y los sueños”, según el acto del jurado.

.La confrontación entre dos mundos: El europeo y el americano o con mayor precisión: Galicia y Brasil.

.Diálogos inteligentes entre las diversas tradiciones de la cultura iberoamericana.

.La memoria femenina, y la utilización de la intuición con punta de la lanza de la inteligencia.

.La unión de los opuestos.

.Reflexiones, un poco a la manera de Montaigne, de desarrollar los pensamientos y encontrar aspectos inusitados del día a día. Posee un material extraordinario de anotaciones que le ayuda a entender en qué mundo vive. No es un diario, o en todo caso como ella define, es un diario de su mente, de su pensamiento.

Beatriz Celaya
www.biografiaspersonales.com
www.latrastiendadebiografias.blogspot.com.es

Beatriz Celaya

Periodista y escritora. Ha sido redactora de la Revista Elle (Madrid) y de los periódicos La Región (Orense) y El Correo (Bilbao). Durante los años 2004-2006 trabajó para la revista La Clave dirigida por José Luis Balbín. Del 2006 al 2008 trabajó para el Grupo Eroski organizando entrevistas, conferencias y campañas publicitarias de personalidades públicas. Desde 2008 es socia fundadora de la empresa www.biografiaspersonales.com en la que se dedica a escribir biografías de personas, familias y de empresa. Asimismo, es traductora e intérprete profesional de inglés y corresponsal en Euskadi del Portal Cultural Dosdoce.

1 Comentario

  1. Yo también me llamo Nélida, y mi abuelo, no se llamaba Daniel. ¿Qué es eso del anagrama de su nombre?

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