Nuccio Ordine (Diamante, 1958) ha participado en el festival Kosmopolis, en un acto organizado por el CCCB y Biblioteques de Barcelona, y en el que ha dialogado con Olga Cuadrado, directora de la Biblioteca Fátima Mernissi de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo de Sevilla, y Julián Figueres, director de la Biblioteca Vapor Vell de la capital catalana.
El profesor de la Universidad de Calabria, y autor de libros como La utilidad de lo inútil y Clásicos para la vida, ha defendido la importancia de que la Educación, y en especial la Universidad, no se deje arrastrar por la lógica del mercado, en la que, cuando se produce un intercambio, siempre hay alguien que gana y alguien que pierde. “Hay que estudiar para ser mujeres y hombres libres, ciudadanos crÃticos y solidarios. Si no, siempre seremos vÃctimas de los relatos de los demásâ€, ha afirmado.
Experto en la obra de Giordano Bruno, ha recordado un curioso texto del astrónomo italiano, una comedia titulada Candelero, escrita en 1582. AllÃ, el también matemático y poeta, explica que la vida se parece a cómo nos abrochamos una camisa. “Todo depende del primer botón: abrocharlo en el ojal equivocado significará, irremediablemente, seguir cometiendo error tras errorâ€.
Ese viejo pasaje es para Ordine una parábola perfecta de cómo funciona la Educación. Por eso él ha decidido, desde hace años, dar clase en el primer curso de la Universidad. Es el lugar desde el que convocar la utopÃa y empezar a formar herejes, bromeará. Y es que nos recuerda que ser herético, etimológicamente, significa tener la capacidad de elegir entre diversas opciones.
“La Universidad basada en fomentar únicamente la aplicación práctica de un oficio supone la muerte de la Educaciónâ€, ha dicho en Barcelona.
Amigo de Jordi Savall, el profesor cree que el objetivo de la música es que “gente de culturas muy diferentes podamos sentir la misma emociónâ€. Y es que para Ordine la cultura es, fundamentalmente, la creación de vÃnculos entre seres humanos. “La ignorancia es una fortaleza que no tiene ningún puente desde el que conectarse con el mundoâ€, añade.
“El hombre-isla es el gran peligro de Europa. La escuela tiene que volver a ser un lugar de resistencia, no una caja de resonancia de valores que nos son ajenosâ€, asevera el escritor.
Nuccio Ordine defiende que la prisa es uno de los grandes obstáculos con los que se encuentran los profesores. En esa misma lÃnea, ha rememorado un prólogo que Nietzsche escribió para la segunda edición, seis años después de la primera, de su libro aurora Aurora. El pensador alemán hacÃa, allÃ, todo un Elogio de la lentitud como única forma posible de la “excavación filológicaâ€.
Precisamente eso es lo que le pasa a El principito de Antoine de Saint-Exupéry cuando se encuentra con el zorro del desierto. Le pide enseguida que juegue con él, pero el animal le explica que necesitan tiempo para crear lazos entre ellos. “Hemos olvidado los ritos. Vivimos pensando que estamos constantemente conectados, pero padecemos una terrible soledadâ€, nos dice Ordine.
“La fuerza de la literatura es hacer visible lo invisibleâ€, defiende el profesor italiano. En este sentido, cree que si los alumnos consideran aburridos los clásicos es porque normalmente les llegan a través de ensayos o de sÃntesis, cuando serÃa mucho mejor, según Ordine, leer un capÃtulo del Quijote para que comprendieran que se les está hablando, directamente, a ellos.
Ordine ha leÃdo también un fragmento de la carta que Albert Camus le envÃa a su profesor, el señor Germain, cuando le acaban de conceder el Nobel de Literatura, en 1957. “Le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discÃpulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecidoâ€, escribe el autor de El extranjero.
“Un buen profesor es el que sabe llegar al corazón de sus alumnosâ€, sostiene Nuccio Ordine, quien además recuerda que la tentación utilitarista acecha tanto a las humanidades como a la ciencia. “Debemos rebelarnos ante nuestra propia resignaciónâ€, reitera.
La cultura ni tiene resultados automáticos ni es una garantÃa infalible. Y, sin embargo, Nuccio Ordine considera que es la manera más inequÃvoca de resistir ante una formación académica que, únicamente, busca fabricar nuevos consumidores. La obstinación, y el elogio de la lectura crÃtica (e inútil), comienza al abrocharnos el botón correcto. Para, al menos, perder el miedo como lo perdió su admirado Giordano Bruno cuando, el 8 de febrero de 1600, le fue leÃda la condena por hereje que le llevarÃa a la hoguera. “Tembláis acaso más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirlaâ€, respondió. No sabemos si lo dijo, o no, con la camisa abierta. Pero su candelero sujetaba, ya, una gigantesca antorcha.