El conocimiento del escritor.
Jacques Bouveresse
Traducción de Laura Claravall
Prólogo de Josep Casals
Ediciones del Subsuelo (Barcelona, 2013)
Hora era ya, pienso, de que los libros se ocupen también de aquellos que les dedican su vida en procura de conocimiento, de amistad, de compañÃa. Me refiero a los autores.
Si, a mayor abundamiento, tal ocupación corre a cargo de un erudito de contrastada fama por sus trabajos en torno a esta materia (es suya una aproximación a Karl Kraus, su obra y el significado social y polÃtico de la misma), cual es el caso de este profesor francés, el creador de la cátedra de FilosofÃa del Lenguaje y del Conocimiento en el Collége de France, tanto mejor, por cuanto es un aval de rigor y conocimiento.
A la hora de reparar de cerca, desde dentro, en alguno de los protagonistas de la historia de la literatura (esa que ha nutrido ilusoria o ilusionadamente tanto tiempo en nuestras vidas) medita de un modo que me parece extraordinariamente inteligente y original. Asà lo señala Josep Casals en un prólogo muy preciso e ilustrador, donde aporta su propio bagaje literario: “De Musil podrÃa decirse lo que Bouveresse dice de Wittgenstein: da la impresión ‘de que ve algo que ha escapado a los demás, que prevé casi todas las reservas que se le podrÃan hacer…’. Ambos son pensadores que no cesan de cuestionar sus puntos de vista, atendiendo a ‘lo real’ sobre un fondo más amplio que el usualâ€. Es decir, estarÃamos, los afortunados lectores, ante dos escritores distintos por distinguidos, alguien que ve algo más que el común observador. He aquÃ, pues, la figura del escritor como guÃa, como referencia intelectual y crÃtica, como precursor de inteligencia.
Ya en la consideración de los porqués de algún escritor en concreto, nuestro autor cita las palabras de Flaubert: “Quiero conmover, hacer llorar a las almas sensibles, siéndolo también la mÃaâ€. O bien, en una consideración más técnica, cuando se refiere a su reverenciado Wittgenstein: “el sentido -y tal vez habrÃa que añadir también, llegado el caso, el sinsentido- posible de una vida no tiene por qué ‘decirse’ en el relato, pero puede en cierto modo ‘mostrase’â€.
Cita, también, el autor a la profesora Martha Nussbaum como una especie de homenaje para no desvincular -no debiera hacerse- filosofÃa y novela, pero también acuden a su memoria y estudio, como no podrÃa ser menos, Henry James, que tanto y tan bien teorizó acerca del relato escrito; y cita a Proust, a Virginia Woolf y a uno de los grandes escritores europeos, tal vez un tanto ignorado: Musil. Y de todos ellos nos aporta su concepción de la literatura, su percepción moral, su identificación necesaria entre vida y literatura.
Un libro ciertamente instructivo, denso pero claro, un tributo gozoso, en el fondo, a favor del arte literario. Un buen destino para la inteligencia del lector.
Ricardo MartÃnez
www.ricardomartinez-conde.es