¿Qué caballos son aquellos que hacen
sombra en el mar? António Lobo Antunes
Traducción de Antonio Sáez Delgado
Mondadori (Barcelona, 2012)
Hacer una reseña de una novela de António Lobo Antunes es una suprema estupidez, una reseña pretende demostrar que el libro se ha comprendido, y por eso algunos escritores incipientes como manchas cancerosas en la piel de la literatura intentan que los crÃticos y los lectores no comprendan nada, porque asà podrán escudarse de las malas crÃticas diciendo «no han entendido» y será mentira: seguramente el crÃtico no haya entendido otra cosa, sà la novela, sà el afán de hacer una novela, más que la novela; no habrá entendido que una mala novela no merece una crÃtica ni una reseña, merece perderse en el silencio con todas las otras novelas que han ido entrando a ese horno donde las llamas no crepitan,
«yo que no soporto los pájaros, los cogemos y el corazón, de tan frágil, da miedo»
quizás hacer una reseña de Lobo Antunes sirve para matar ese silencio o para demostrar el entusiasmo que produce cada nuevo libro, para mandarle una postal de agradecimiento a António Lobo Antunes, que se permite el lujo de escribir a sus lectores, de escribirlos a ellos, habrÃa que inaugurar cursos donde se explicase cómo leer a Lobo Antunes, cursos donde se dijera: hay que abrir el libro y empezar a leer, pasar las páginas con la mirada atenta a las palabras que no siempre conforman frases, a las imágenes que no siempre llegan en el momento esperado,
«no abrimos armarios ni tiramos vasos, no preguntamos -¿me quedo aquà toda la eternidad?»
y también hay que estar loco para hacer una reseña de Lobo Antunes que no escribe novelas, aunque antes he escrito la palabra novela y no escribe novelas, las novelas son libros que empiezan por la primera página y terminan por la última, pero los libros de historia son libros hechos pedazos porque la historia no cabe en un solo libro, pero los libros de poemas son libros que se pueden abrir por cualquier página, pero los ensayos son libros soportados con el andamio de un Ãndice, asà que decido ahora: ¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar? es un libro de poemas, Lobo Antunes es un libro de historia, una crÃtica sobre los libros de Lobo Antunes no puede
«escuchaba a Dios dando cuerda a los planetas en el cuarto de la izquierda»
ser un ensayo, hay que escribir como Lobo Antunes como si Lobo Antunes escribiera, hay que dejarle a él que coja las riendas, hay que emborracharse de Lobo Antunes para escribir sobre sus libros de lo que sea, y uno se dirige a los demás con una ridÃcula careta de Lobo Antunes pero sin pose, nos empuja el entusiasmo lejos de Lobo Antunes, la primera vez que leà sus apellidos pensé que ya es mala pata llamarse António como para encima apellidarse Lobo Antunes, y desde entones he leÃdo todos los libros de Lobo Antunes que ha publicado Mondadori y algunos que no y le dije a la mujer que lleva la prensa de la editorial: mándame el libro nuevo que quiero hacer una crÃtica, porque ya era hora, ya habÃa leÃdo suficiente amar a una piedra muerte de Carlos Gardel en Babilonia buenas tardes
«preveÃa el pasado puesto que prever el futuro lo consigue cualquier idiota»
pues hay que estar loco para hacer una crÃtica, para ponerse académico o ponerse periodÃstico y no acercar el libro ni un milÃmetro al lector, decir que ésta es la peor novela de Lobo Antunes porque se entiende, hay que estar loco, que es un libro cuya estructura es la de una corrida de toros, loco perdido, que la familia ganadera que habla con voz de Lobo Antunes en el libro se vino abajo hace mucho tiempo y no está claro el protagonista, mal de la cabeza, que la hija drogadicta de la familia se llama Ana, con poco seso, que el hermano más avaricioso se llama Francisco y acelera la ruina, zumbado, que al pasar las páginas de la primera a la última uno ha presenciado el derrumbe completo de una familia con todos sus individuos y nadie sabe qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar, no lo pone, pone
«y soy yo, todo protesta en nosotros, se levanta, se niega, en caso de buscarme por el parque no me volverán a encontrar, encuentran sujetos que se escapan y los chicos sin mÃ, me evaporé como se evaporaron de las páginas los billetes de los muertos, el libro de cocina al que alguien le pegó el lomo con un sujeto con birrete alto y cuchara de palo extendiéndose por la portada, el cuaderno de recetas con notas a lápiz y las últimas hojas vacÃas esperando una ensalada, una sopa, una complicación francesa, las pesas de la balanza disminuyendo en la caja de madera como las uñas de los pies, si tuviese que hablar de lo peor que me ha pasado en la vida no mencionarÃa la enfermedad ni los problemas con los chicos ni el desprecio de los demás que me evitan, si tuviera realmente que hablar
(espero no tener realmente que hablar)
de lo peor que me ha pasado en la vida recordarÃa a mi madre tijera en ristre
-Ven aquÃ
con determinación, feroz
-¿Quieres que te mutile esto?
yo pidiendo entre lágrimas
-La pequeñita no la pequeñita no
mientras me tiraba abajo la lámpara y me torcÃa el hombro
-Asà no puedo
yo seguro de manchar de sangre la alfombra, sin dedos, mi madre juntando
(Varela, Pereira, Rebelo, Taborda)
recortes en el cenicero, un perfume diferente al que usa ahora, más fuerte
(mi madre no Julinha, Maria José)
y bajo el perfume no un olor a vejez y enfermedad
(no estoy enfermo)
olor a carne que hoy sé que joven
(usted joven señora, usted joven)
y la nuca tan blanca, qué extraño las edades, si tuviese dedos los tocarÃa pero no tengo, me los cortó de modo que yo solo once o doce que no de poco me sirven, los pongo en el borde de la sábana cerca de la almohada
(¿es fantasÃa mÃa o la lluvia ha amainado?)
y no veo a nadie salvo
(mis manos con menos huesos que las del cura)
a mi hermana Beatriz en el coche delante de las luces de los barcos escribiendo su nombre en el cristal empañado».
Juan Soto Ivars
[…] Publicado originalmente en Revista de Letras […]
«escritores incipientes como manchas cancerosas en la piel de la literatura intentan que los crÃticos y los lectores no comprendan nada»
ULTRAFAN
[…] y un calor incipiente. No consigo taxi y camino desde la plaza del Rossio hasta la casa de Lobo Antunes. Llegó cinco minutos tarde entre sudores y prisas. Lobo Antunes abre las puertas de su guarida a […]
[…] construyó su última novela, al poner letra a las voces? Cambia de tercio y habla del miedo. Dice que al principio, con las […]
[…] de crónicas, da cuenta de una parte del recorrido existencial del autor de Memoria de elefante y ¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar. Debolsillo publica Libro de crónicas que recoge los artÃculos del escritor para el diario O […]