Carmen Moreno interroga a Ronaldo Menéndez, autor de Covers, en soledad y compañÃa, su nuevo libro de cuentos publicado por Páginas de Espuma.
¿Cuál es la voz de los cuentistas cubanos?
En literatura no hay ‘voz coral’, aunque se trate de definir un entorno cultural o lingüÃstico como ‘lo cubano’. Lo que puedo decir del cuento en Cuba es que ‘nace y se hace’. O sea, hay una fuerte tradición que garantiza cuentistas ‘por generación espontánea’; y hay talento y oficio. De modo que la voz de los cuentistas cubanos es esencialmente individual.
¿Cuáles son sus referentes?
Mis referentes, ante todo, son ‘mis demonios’. Escribo volteándome al revés, como un guante. Hurgar dentro de mà me deja construir a partir de mis influencias, como si inventara estas influencias. Quedan como Ãntimos referentes literarios ciertas obras fundamentales en mi ‘infancia’: Stevenson, Mark Twain, Salgari, Verne. Y luego me han marcado los narradores rusos del siglo XIX, los alemanes, el cuento norteamericano del siglo XX, Borges, Cortázar, Onetti, Rulfo… La lista puede ser desaforada. Y mucha música, cuando escribo, es como si, de algún modo, escuchara e hiciera música.
¿Hay más cuento en Cuba o en España?
No lo sé. Pero Cuba es el paÃs del cuento: la historia de Cuba es un extraño cuento. Por lo pronto, se publica más cuento que en España.
¿Qué sabe usted de la soledad?
La sensación de soledad es esencialmente humana, porque parte de la conciencia del yo en su relación con el entorno. Soy un teórico de la soledad (¿se puede ser ‘eso’?) porque desde mis veinte años siempre he tenido a alguien a mi lado. Vivirla en carne propia, en el sentido de la pareja, me es ajeno. No obstante, hay distintos tipos de soledad: la soledad del emigrante, la soledad del corredor de fondo, la del escritor, la del que siempre está acompañado de amigos que no son amigos, la de quien se enfrenta a la maternidad sin nadie más a su lado, la soledad de quien tiene una pareja de años que no lo conoce… Eso me hace pensar que la soledad nunca nos abandona: es nuestra compañera inevitable.
¿Mejor solo que mal acompañado, o la compañÃa es lo que nos hace humanos?
Mejor saber que se está solo, cuando se está mal acompañado.
Considera usted a sus personajes ¿antihéroes, o simplemente luchadores de la resistencia?
Los ‘luchadores de la resistencia’, aunque derrotados, tienen algo de heroico, ¿no crees?
¿Cuánto soledad le rodea?
La soledad es necesaria como el agua o como el vacÃo de los taoÃstas. El Tao Te Ching afirma en una de sus lÃneas más sugerentes: “Modelando el barro se hacen los recipientes, y es su espacio vacÃo lo que los hace útiles. Puertas y ventanas se abren en las paredes de una casa, y es ese espacio vacÃo lo que hace que la casa pueda ser habitada». Creo que es esa naturaleza de la soledad necesaria la que me rodea, la que me niego a perder.
Fobias, miedos… ¿vida?
Le temo visceralmente a las cucarachas, también en su sentido simbólico. Aplastarlas es sucio y soportarlas es imposible. Le temo a mi cabeza, ese automatismo inevitable que me hace darle vueltas a casi todo, y termino por creerme muchas cosas que pienso, a veces dirigidas contra mà mismo.
Lo peor es que ‘los otros’ (como en la fábula de Borges sobre aquellos guerreros que fueron encerrados por el Emperador Amarillo dentro de los espejos, y condenados a repetir por toda la eternidad nuestros gestos), esos ‘otros’, se han revelado y han salido de los espejos. Eso los hace peligrosos, pero también adorables.
¿Por qué escribir de los “covers†(sustitutos)? ¿No tiene miedo de que las estrellas se sientan celosas?
Nunca he conocido a una ‘estrella celosa’: recuerda que si son estrellas es porque tienen luz propia.
Un cuento, sólo uno y un porqué.
Un cuento, uno solo, y, por supuesto, que no sea mÃo: ‘Bievenido Bob’, de Juan Carlos Onetti. Te deja sin aliento. Te muestra un espejo de superficie rugosa.
Carmen Moreno
http://letratlantica.blogspot.com