«Para ver, cierra los ojos», de Jan Å vankmajer

Para ver, cierra los ojos. Jan Å vankmajer
Edición de Eugenio Castro y Julián Lacalle
Traducción de Eugenio Castro,
Silvia Guiard y Roman Dergam
Pepitas de Calabaza (Logroño, 2012)

La editorial Pepitas de Calabaza nos trae por primera vez al castellano los escritos de Jan Švankmajer (Praga, 1938) en una cuidada edición con título Para ver, cierra los ojos, a cargo de Eugenio Castro y Julián Lacalle. En ella desfilan, además, un centenar de imágenes, una entrevista completa de Peter Hames que repasa toda la vida y creación del cineasta checo y que podemos considerarla como eje central de la compilación, una introducción meditada de Jesús Palacios y un apéndice –otra mirada- de František Dryje. Maestro del cine de animación, Švankmajer participa desde los años 70 de forma activa en el movimiento surrealista. A su obra, tal y como apunta Palacios en la introducción, debe accederse a través de la iluminación, pues es pura magia y pretende el cambio en el individuo. Defensor de esa función mágica del arte –como el surrealismo- su creación se contrapone a la cultura de masas y el arte “oficial” de nuestro tiempo. Para ello se vale de la transmutación de los objetos cotidianos y su latencia freudiana, el despertar de “las sensaciones procedentes de los rincones menos explorados del cerebro” para contribuir a esa iluminación del hombre, y utiliza el género de lo fantástico en lo cotidiano, la ironía, el esoterismo, el humor y lo grotesco y amplía su espectro visual por medio del collage, las ilustraciones, el dibujo, la escultura, los objetos, etc. Elementos que se conjugan en la necesidad de encaminarse hacia un arte total y revelador. Deudor y representante de las marionetas (“Suelo recurrir a ellas cuando me siento amenazado”, escribe Jan Švankmajer), el trabajo de algunas de sus películas también hunde las raíces en esa tradición. De la misma forma que sus composiciones y dibujos son deudoras del antropomorfismo de Arcimboldo, o de Lewis Carroll o de Poe. Pero siempre bajo el prisma de la interpretación personalísima de esos autores.

Jan Švankmajer (foto: Athanor Films)

Esa intención de transmutación y de provocar la sensación oculta se da, sin duda, en la experimentación táctil, los dibujos mediúnmicos o la magia de sus esculturas. En este último caso la compilación recoge un manifiesto para un nuevo arte aplicado a través de la magia de los objetos, donde intenta “restituir la legitimidad a la irracionalidad”, la actividad utilitaria de los objetos a su dimensión mágica, ya que en la época moderna el arte y la artesanía ha sido despojada de libertad y sustituida por el “escaparate social y las funciones utilitaristas”. Libertad que es fundamental para  Švankmajer, pues una de las reglas del decálogo artístico, que también incluye Para ver, cierra los ojos, es no poner jamás la creación al servicio de otra cosa que no sea la libertad. Aspecto esencial junto a la poesía como contraria a la especialización profesional, la sumisión a las obsesiones, el recuerdo y lo inconsciente en las creaciones, la utilización de la animación como una operación mágica (dar vida a las cosas muertas), tomar el sueño constantemente por realidad y la realidad por sueño, la experiencia corporal –sinestesia-, la experiencia onírica, la imaginación revolucionaria, la ambigüedad, la creación como autoterapia, la improvisación, el tactilismo, etc. Un decálogo que es plasmación de su actividad creativa y motor de esa necesidad de “iluminar” al espectador, de que el espectador participe en la obra y llegue a tomar la conciencia de “Artista”. Tal y como dice Palacios: “Si el espectador (más aún el que osadamente se erige en crítico) no toma conciencia como Artista y no controla y manipula el material que se le ofrece, este material le controlará y manipulará siempre, convirtiéndole en pelele de un mundo feliz”. Así, la reacción, la elevación, la toma de conciencia, provoca el despertar en el individuo.

Para ver, cierra los ojos es una obra necesaria en estos tiempos. Como lo es la obra cinematográfica y artística de Jan Švankmajer, repleta de libertad y de subversión. La editorial Pepitas de Calabaza nos la sirve completa y nos avisa en la página final de esta compilación: “ANTE LA INCOMPRENSIBLE dificultad para disponer de buenas ediciones de las películas de Jan Švankmajer, la mayoría las puedes visionar en Internet, si es que todavía existe en el momento en el que lees este LIBRO”. Así pues, cerremos los ojos.

Iván Humanes Bespín
http://ivanhumanes.blogspot.com

Jan Å vankmajer en Wikipedia

Možnosti Dialogu («Las dimensiones del diálogo»,
Jan Å vankmajer, 1982)

Fragmento de NÄ›co z Alenky («Alicia», Jan Å vankmajer, 1988)

Zamilované maso («Carne enamorada», Jan Å vankmajer, 1989)

Flora (Jan Å vankmajer, 1989)

Iván Humanes

Iván Humanes (Barcelona, 1976). Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona. En el 2005 publicó el libro "La memoria del laberinto" (Biblioteca CyH), en 2006 el ensayo "Malditos. La biblioteca olvidada" (Grafein Ed.) y en 2007 en la obra "101 coños" (Grafein Ed.). Prepara la publicación de su libro de relatos "Los caníbales" con la editorial Libros del Innombrable y la publicación de la novela "La emboscada" con la editorial coruñesa InÉditor.

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