David Foenkinos (1974) y Charlotte Salomon (1917-1943): una historia de amor de largo trato y frase corta. A la vida forzosamente apresurada de Charlotte, pintora y escritora que muere a los 26 años en Auschwitz, el escritor francés Foenkinos le dedica una novela en la que cuenta las circunstancias trágicas de su vida: huida de BerlÃn en 1939, refugio en el sur de Francia y vertiginosa producción artÃstica antes de ser asesinada en octubre de 1943. Ganadora del Premio Renaudot y el Goncourt des Lycéens en 2014, Charlotte se ha publicado hace unos meses en castellano (Alfaguara, 2015). Una oportunidad para descubrir a esta artista inmensamente desconocida.
Leyendo su libro, es notable la continuidad histórica entre pasado y presente : rescata la historia de Charlotte Salomon a través de esta novela en la que usted mismo es el personaje-narrador.
Asà es. Por esa razón querÃa estar presente en el libro. Para crear un encuentro entre pasado y presente. Mi objetivo era hacer que Charlotte volviera, que no nos olvidáramos de ella. La barbarie siempre está ahÃ. Y precisamente, Charlotte es un ejemplo fabuloso de una mujer que tras vivir tantas calamidades ha conseguido crear una obra llena de vida. Si el libro ha tenido tanto éxito en Francia, es porque a la gente le ha fascinado su fuerza, su valentÃa. Y porque es un genio de la pintura.
Charlotte representa diez años de trabajo interrumpido mientras escribÃa otros libros, asà que ha pasado bastante tiempo junto a ella. Para compensar una vida amenazada y trepidante como la suya, usted le ofrece un trato sereno y espaciado en el tiempo.
Tiene usted razón. Lo más duro ha sido encontrar las palabras para hablar de ella. Me conmueve tanto. La quiero y la admiro. Es muy difÃcil explicar por qué alguien nos toca tanto. Me ha costado años encontrar esas palabras. Y además habÃa que documentarse, recomponer toda su vida, sus zonas de sombra. Mi libro es una auténtica biografÃa. A veces me dicen “no es posible, se lo ha inventadoâ€. No, todo es verdad…
Usted habla de Charlotte como si hubiera sucumbido a una obsesión. Su historia de amor por ella, ¿es también desde el principio un acto de justicia?
No me he planteado la cosa de este modo. Uno no puede decidir estar atraÃdo por alguien, es el cuerpo quien decide. Es un asunto fÃsico. Pensaba todo el tiempo en ella, en su obra, me sentÃa como invadido. Y después, me ha entristecido ver que nadie la conocÃa. Ahà ha empezado mi deseo de combatir el olvido. Reparar la injusticia de esta posteridad fallida.
La otra historia de amor de la novela es la que une Charlotte a Alfred Wolfsohn, profesor de canto de su madrastra (la cantante de ópera Paula Lindberg), y veinte años mayor que ella.
SÃ, en el centro de la vida y obra de Charlotte hay una intensa historia de amor. Ella admira locamente a este hombre. Y encuentra la energÃa para crear en parte también por él, y asà ella obtiene su consideración. El amor puede darnos esa fuerza. Deseamos ser admirados por la única persona que cuenta para nosotros.
En cuanto al estilo de esta novela, ha elegido escribir frases muy cortas que parecen versos libres. ¿Era una manera de emular la respiración de Charlotte, de ser su cómplice?
SÃ, es como un canto que he tratado de hacer con dulzura. A la imagen de la obra de Charlotte, tan luminosa y alegre pese a la amenaza que planeaba sobre ella, pretendÃa escribir con cierto pudor y ligereza. Y también se trataba para mà de encontrar la sensación fÃsica que facilitara la respiración. Todo ello imprime un ritmo de urgencia a la lectura. Hay que acabar rápido, como la propia Charlotte hizo con sus últimos lienzos en una contrarreloj contra la muerte.
Vie? ou Théâtre? es el tÃtulo de la obra dejada por Charlotte y que se ha publicado en Francia en octubre de 2015 (Le Tripode) en una espléndida edición gráfica. Podemos comprobar que la pintura, la escritura y la música están trabadas en la obra de Charlotte. ¿Permite el arte multiplicarse?
SÃ, también superar la realidad. Reinventarla para hacerla soportable. Ella transforma su vida en teatro para dejarse guiar por el juego. Es una dimensión magnÃfica de la supervivencia. Charlotte ha creado su obra como arrancándose del mundo. Una inmersión durante dos años, total, febril.
A pesar de ser tan joven, Charlotte tenÃa una cultura amplia: conocÃa las vanguardias, los cineastas del expresionismo alemán, habÃa leÃdo a Walter Benjamin, y conocÃa de memoria las obras de Bach y Shubert. ¿Cómo se traduce este bagaje artÃstico en su obra?
Hay referencias en sus textos por todas partes, tenÃa un gran conocimiento de la modernidad. Pero su genialidad está en haber digerido el mundo artÃstico para concebir su propia voz, su visión única. Charlotte no se parece a nadie.
Charlotte morirá en Auschwitz el 10 de octubre de 1943. Aunque escapa al suicidio, maldición funesta y recurrente en su familia, el mecanismo de la fatalidad acaba por imponerse.
Lo que es triste es que parecÃa estar condenada por una maldición familiar, y gracias a la creación, se salva de ese impulso oscuro y recobra la vida. Incluso se queda embarazada: es portadora de vida. No quiere suicidarse. Pero la barbarie viene a por ella.
Cuando usted tenÃa dieciseis años, estuvo convaleciente de una grave enfermedad y fue en aquel momento cuando descubrió el arte, lo que le llevó a estudiar literatura y música. Encontrarse con el arte, ¿es en el fondo una experiencia individual e Ãntima ?
En mi trayectoria está la muerte y la vuelta a la vida, y por el camino me pude pertrechar de un gusto por el arte. Por eso también Charlotte me concierne cuando dice que hay que morir una vez para poder amar. Desde luego, la experiencia de haber rozado la muerte me ha hecho sensible. Pero siempre he tenido un vÃnculo alegre con el arte. En general mis libros tienen humor. Y pienso que lo que transmite Charlotte es que el sufrimiento debe desembocar en una pulsión de vida, su obra es profundamente luminosa y optimista.