Iain Sinclair en Barcelona | Foto: CCCB, Miquel Taverna

Iain Sinclair: «El turismo de masas es un pecado capital»

El autor de 'Calor de Lud' y 'American Smoke' reflexiona en el CCCB sobre la transformación que ha sufrido Londres

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Iain Sinclair en Barcelona | Foto: CCCB, Miquel Taverna

Iain Sinclair (Cardiff, 1943), uno de los mayores representantes del renacimiento de la psicogeografía, ha visitado el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona para reflexionar sobre las distintas temporalidades que habitan en una urbe como Londres, de la que él ha escrito a partir de la creación de una cartografía propia. El creciente interés por su forma de entender la crónica, que se retroalimenta de muchos otros géneros, ha provocado que recientemente se hayan traducido al castellano algunos de sus ensayos más paradigmáticos, como Calor de Lud (Fire Drill), La ciudad de las desapariciones y American Smoke (Alpha Decay).

La ciudad hoy se camina con el móvil, con la mirada puesta en Internet, quizá esa es la nueva Tierra prometida.

¡Sí! Gente de todo tipo, jóvenes y adultos, van continuamente por la calle mirando el móvil. Internet es como un nuevo paisaje utópico de fronteras, donde la gente entra pero a un coste más alto del que piensan, es una falsa ganga. Cuando caminas a través de un mapa, tienes tus propias referencias y dirección, hay una permeabilidad pedestre; en cambio, en Internet controlan tu recorrido y consiguen que vayas o no donde les interesa. Tu recorrido está controlado.

¿Cómo es su proceso creativo? ¿Suele caminar con una libreta o prefiere escribir después, desde los recuerdos de lo caminado?

Siempre llevo una libreta pero, principalmente, tomo muchísimas fotografías. Si tengo que escribir una crónica, necesito trabajar con fotografías impresas. No desde el teléfono. Pero a veces necesito, simplemente, mirar. Me interesa estar muy atento a los signos, a los distintos lenguajes. Otra de las cosas terribles de las nuevas ciudades es la corrupción del lenguaje.

Alpha Decay
Alpha Decay

El turismo también es una especie de traición a las ciudades.

Caminar es sagrado, hacer turismo es un pecado capital. Hay diferentes tipo de turismo, pero el de masas… esos no-lugares en forma de ciudades flotantes, por ejemplo…  la gente llega en enormes cruceros para conocer une pequeña muestra de la ciudad, con experiencias que te imponen y que deciden por ti incluso antes de que vengas. Más vale ver un pequeño vídeo de presentación turística y luego irse a un café.

Luego está la manera en que la ciudad se muestra al que la recorre, escondiendo o no heridas de su pasado, como Berlín.

Desde luego, yo nunca he visto otra ciudad como Berlín, esa complicada negociación que hacen de su historia. Eligen eliminar partes enteras de su pasado y otras las mantienen como una herencia: los centros de la Gestapo, toda la documentación sobre prisioneros y sus guardianes, las diferentes partes del muro… Toda la ciudad es un continuo debate sobre qué hacer con el pasado.

Internet es como un nuevo paisaje utópico de fronteras

Londres ya no muestra las heridas de la Segunda Guerra Mundial.

Pero eso es bastante reciente, las heridas de guerra fueron muy visibles durante los años 40 y los 50, incluso en 1968 cuando me moví al barrio de Hackney todavía podían verse en las casas grietas procedentes de la guerra, y todas esas casas prefabricadas que se construyeron con una idea de temporalidad todavía estaban ahí, aún se veían vestigios; de hecho, la sensación dejada por la guerra fue muy dominante durante un tiempo. Uno de los cambios que precisamente introdujo Margaret Thatcher fue el de eliminar cualquier huella de esa época, porque también representaba la política social que trajeron los laboristas una vez Churchill perdió las elecciones. Ahora no queda nada de ese movimiento cívico.

Al contrario de lo que actualmente sucede en París, el centro de Londres destila felicidad, ¿es una felicidad real o distópica?

Esto es bastante interesante. Hay unas partes de la ciudad que efectivamente muestran una felicidad muy superficial, en la así llamada zona rica, pero hay algo que no me cuadra porque a la vez también se aprecia lo opuesto, una especie de desesperación y melancolía propia de la Londres victoriana. Hay muchos mendigos y gente que duerme en la calle, y sin embargo Londres nunca ha sido tan rica.

¿En qué se parece y en qué se diferencia su mirada sobre la ciudad de la del flaneur del siglo XIX?

La idea de flaneur era muy popular para nosotros durante los años sesenta. El underground en Inglaterra se fijó mucho en eso, y en la psicogeografía, entendiendo que caminar podía convocar conceptos y experiencias. Se escribieron muchos ensayos sobre Walter Benjamin y Baudelaire, y sobre la figura del dandi descubriendo la ciudad. El desafío, ahora, es más bien caminar como un detective. La ciudad actualmente es agresiva y caminas, en realidad, contra la ciudad.

Fire Drill
Fire Drill

¿Cómo trabaja la mordacidad y el humor? ¿Es algo espontáneo o está colocado de una manera estratégica en sus textos?

Creo que es algo espontáneo, realmente. Cuando escribo aparece la ironía, o una visión contraria a la habitual, a veces incluso desde la exageración.

Sostiene que la prosa es necesaria para la épica, ¿qué papel le concede a la poesía?

La poesía todavía juega un papel muy importante, pero parece estar en un mundo diferente.

En American Smoke va tras las huellas de Bolaño en un viaje por Barcelona y Blanes.

El gran mito que es Bolaño para mí reside en ese tipo particular de escritor que emerge a través de un pasado transitorio y acaba aquí, creando un mundo donde el poeta tiene significado, el poeta es un detective salvaje. Todo ese material que produce y que golpea la historia, esos grotescos asesinatos en serie en México, el drama y opresión vivida en Chile, su exilio y el cáncer, y escribiendo y produciendo todo ese material… me sentí muy atraído por él, había algo de ambiguo y conflictivo que me interesaba.

¿Qué encontró en ese viaje, quizá el fantasma de un mito?

Conocí al Óscar que aparece en mi libro y que comisionó novelas gráficas en Barcelona, pero esa parte del libro en la que hablo con él de Bolaño es completamente ficción. Óscar existe pero mi viaje a Barcelona no existe, lo inventé porque lo necesitaba en el libro. Aunque en cierto sentido sí me encontré con el fantasma de Bolaño cuando luego vine a Barcelona, y caminando hacia el CCCB de repente vi la placa que informaba del piso en el que había vivido.

Afirma que “el viaje tiene que significar algo. Algo más que un simple regreso agotado y renqueante al punto de origen”. ¿Es posible viajar, hoy?

No lo sé (ríe). Si viajas te puedes convertir en un turista.

¿Qué espera encontrar en su nuevo proyecto, que situará en Perú?

¿Por qué he dedicado mi vida a escribir estos extraños libros? En realidad me busco a mí mismo. De alguna manera con el viaje a Perú estoy intentando reconectar el viaje que hizo mi abuelo, que escribía libros muy parecidos a los míos. Es un proyecto que siempre ha estado esperando.


El ciudadano del margen

Javier Calvo, su traductor en Alpha Decay (en Fire Drill es Adolfo Barberá), señala que el foco del “Gran Proyecto” de Iain Sinclair es la denuncia de la gentrificación provocada por el triunfo de la oligarquía neoliberal. Una situación local, la de Londres, que funciona para explicar lo que ha pasado en todas las grandes ciudades europeas. Combina así, durante cuatro décadas, el mundo mítico y arcano con la autobiografía y los rituales domésticos. El caminante, que redescubre la urbe tras sus palimpsestos, se convierte en un “ciudadano del margen” que, sin aparente poder, demuestra que la disidencia es posible.

“La gente que veo caminando por Londres cada mañana no está realmente en Londres, está en Internet”, nos cuenta Sinclair. El autor quiere dejar claro que no es un tecnofóbico: “No se trata de no aceptar las evoluciones”. Lo que señala, con acierto, es esa fantasía constante en la que se mueve el turista cuando repite, una y otra vez, el gesto del selfie ante edificios que no hablan de la ciudad que está retratando. “Londres está desapareciendo. Básicamente es, ya, una ciudad de bancos”, apunta el autor. Y recuerda que en los sesenta era una ciudad mucho más barata, misteriosa y accesible.

Cuando se le pregunta por el Brexit afirma que “desde punto de vista cultural es catastrófico”. También habla de la Generación Beat, que para él significó liberación, “fueron realmente mordaces”.

La privatización, sobre todo de la Educación, es también otro de los temas que aborda Sinclair. Nos explica que existen zonas exclusivamente dedicadas a la compras, sin universidades ni servicios. “La muerte de la ciudad, así, se convierte en material literario para mí”.

“El proceso de caminar es un proceso de crear mapas”, asegura. El último lo ha construido, mentalmente, gracias a un grafiti con el que se encontró de frente en uno de esos edificios fantasma que dejaron los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. La pared, con letra temblorosa, nos grita literalmente: “Help me”.

Berta Ares y Albert Lladó

Berta Ares es Licenciada en Periodismo (UPSA) y Máster en Estudios comparativos de Literatura, Arte y Pensamiento (UPF). Realizó estudios y una investigación de posgrado en Tel Aviv University (TAU), cuyas conclusiones se publicaron en la prestigiosa 'Qesher' que se edita en Tel Aviv y Nueva York. Trabaja en el campo de la comunicación cultural y la comunicación corporativa, y escribe su Tesis doctoral en el Departamento de Humanidades de la UPF. Sus inquietudes literarias se inscriben en el campo de la memoria, el laicismo, la religión, la modernidad y Europa. Albert Lladó (Barcelona, 1980) es licenciado en Filosofía, postgrado en Periodismo de Proximidad y Máster en Literatura, Arte y Pensamiento. Escribe en La Vanguardia, es editor de Revista de Letras, y su último libro publicado es 'La fábrica'. He estrenado 'La mancha en el Teatre Nacional de Catalunya.

2 Comentarios

  1. Hola
    Una buena entrevista de un autor que todavía no he leído. Tengo el anterior sobre Londres, también en Alpha Decay. Por cierto acabé hace poco un libro que se llama «Solos en Londres» de Sam Seldon, sobre los inmigrantes jamaicanos y antillanos en esa gran urbe, en los años 50. Me he acordado al leer la entrevista. Muy bueno. En realidad hoy parece que todo está desapareciendo/apareciendo a velocidad de vértigo, ciudades y lo que sea, el gran agujero en el que vivimos se lo traga todo.
    Un saludo, como siempre.

  2. Gracias Rubén, como siempre. Yo ahora también estoy muy pegada a los trabajos de Tony Judt, un buen referente para combatir el vértigo, aunque está claro que como él explicita en el título de uno de sus últimos trabajos, algo va mal.
    Un saludo.

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