Ãlvaro Pombo se nos hace explorador. Y, la verdad, no resulta difÃcil imaginarle con un salacoff y un chaleco de Coronel Tapioca. Jorge Herralde, su editor, a los brazos de quien ha vuelto tras dos años «planetarios», nos lo confirma afirmando que nos encontramos ante un nuevo Pombo que se aleja de sus temas caracterÃsticos, como las señoras de Santander, ese retrato por el que merecerÃa un Nobel.
La nueva obra del cántabro se titula La previa muerte del lugateniente Aloof. Y, con ella, comienza su prevejez: Es una novela importante porque ya he cumplido los 70 años. Y he llegado a la conclusión de que, en estos tiempos, tenemos una longevidad estructural, el tiempo corre y pesa de otra manera. Me encuentro en la prevejez, a la que seguirá la transvejez a partir de los 85. Esta nueva medida afecta a la actividad creadora y me ofrece la oportunidad de iniciar una nueva etapa en mi vida, en parte, más aventurera. Y no se cansa de citar a T.S. Elliot: «Los viejos tendrÃan que ser exploradores».
La novela tiene dos partes que se van pisando una a la otra, adquiriendo unidad a partir de dos tramas (aventurera una, filosófica la otra): Lord Renkins, profesor de literatura jubilado y narratólogo, encuentra en una librerÃa un viejo manuscrito (el que da tÃtulo al libro) que, a modo de diario, narra las aventuras de Aloof, un aventurero a la antigua usanza. El encuentro entre el académico y el personaje, lejos de convertirse en dos experiencias individuales, se transforma en un diálogo en el que las identidades y las experiencias vitales cobran protagonismo. Todo ello barnizado de literatura popular, algo insólito en Pombo, quien afirmó que se puede leer en el cuarto de baño en tres o cuatro sentadas.
En su presentación en Barcelona, el autor habló del uso de la memoria como el de una liberación del futuro y del pasado. Y, aunque el futuro gravita sobre nosotros y nos afecta, me pregunto cómo podemos liberarnos de él si aún no existe. Este es el primero de los libros en el que quiero abordar el tema.
Su creación parte de un texto real: La historia de Aloof está basada en un libro que encontró José Luis Borau en la librerÃa que describo. Se trataba de «Voces aragonesas», de Gerónimo Borao, un diccionario de 1859 que le sirvió a mi amigo Borau para recordar, con sus anotaciones en las mismas páginas, palabras aragonesas que recordaba de cuando era pequeño.
En esta nueva etapa, Pombo pretende liberarse de lo que me ha obsesionado en mis libros: el amor, que tiene una presencia malvada en mi obra y la basura biográfica, que es material de desecho. Sobre esto, he pensado en un libro autobiográfico que titularé «Valdemingómez», como la depuradora. El problema es que, hasta ahora, sin ser nostálgico, no he sabido liberarme del pasado, hasta un punto obsesivo-compulsivo. Y ha adquirido un compromiso consigo mismo: Como no puedo amar ahora a quienes he odiado pero tampoco puedo seguir aborreciendoles, me dedico a dar besos. aunque me hace parecer que estoy un poco «pallá» y un poco «pacá».
Respecto a su modus operandi, el autor de La cuadratura del cÃrculo recordó que mi literatura es de viva voz, dicto mis libros, y eso es algo que permanece en el texto. SerÃa mi mayor desgracia no poder hablar. Y sobre lo que está por venir en esta nueva y vitalista etapa, una novela que se titulará «De los viejos y los cocodrilos», sobre la vejez de las jovenes generaciones y la pre y transvejez.
José A. Muñoz