La carrera poética de Adriana Serlik (Avellaneda, Argentina, 1945) comienza en 1968 con la publicación del libro Improntus 6, libro al que seguirán: Los espejos (1972), Desde nosotros, los niños (1978), La silla de paja (1984), Poemas del amor y la soledad (1996), Andaremos, amor, andaremos (2005), El gran devorador y otros relatos (2006), Las sonrisas gastadas (2006) y La esfera dorada (2006), además de participar en diversas antologÃas. Ha realizado programas de radio en Argentina, Paraguay, Italia y España. Colabora desde 2006 en Radio GandÃa-Cadena SER con su espacio Retazos, leyendo sus poemas y relatos, algunos de los cuales están recogidos en Haz de luz, del que nos habla para Revista de Letras.
¿Cómo y cuándo supo que lo suyo era escribir?
Comencé a escribir poemas y relatos con trece años y lo he seguido haciendo, para mà es una tarea necesaria, imprescindible.
¿Cuáles son sus referentes?
Cuando era joven Neruda, Vallejo, Paul Eluard, André Breton, especialmente los surrealistas luego GarcÃa Márquez, Pavese, Walter Benjamin, Gordimer, Kafka, Cortázar.
En marzo de 2008 me comprometà con Legados Ediciones para enviarles un libro de relatos. Seleccioné un grupo de los relatos que desde el 2006 escribo y leo semanalmente en mi programa Retazos para Radio GandÃa Ser, otros sobre la guerra civil y la postguerra en GandÃa y sus alrededores: El rÃo, El Viaje, Saturnino Pablo y SerafÃn y agregué los que tenÃa escritos sobre personajes como Walter Benjamin (Silencio de redonda), Tina Modotti, Hemingway y Sant Exupery (El Colorao) o Rosa Chacel. QuerÃa hablar sobre las vÃctimas obligadas de las guerras injustas: las mujeres y los niños.
En el prólogo se la define como una escritora de calle, de asfalto y de soledades, ¿está de acuerdo?
Mi prologuista Antonia J. Corrales conoce muy bien mi obra poética y mi narrativa: ambas son diametralmente diferentes. Mientras en mis relatos invento y vivo personajes con problemáticas dramáticas o tragicómicas, en mi poesÃa emerge la Adriana solitaria y dolorosamente sensible.
La obra presenta como dos partes una más sobre la cotidianidad y la otra más reivindicativa. ¿El escritor ha de elegir entre la pluma o el fusil?
No debe elegir entre una y otro, lo fundamental es escribir, y escribir lo mejor posible. Como cuestiono constantemente el mundo que me rodea, todos mis escritos tienen elementos reinvindicativos. Lo que diferencia las dos partes del libro es la época en que transcurren y su extensión. Mientras que en la primera parte los relatos son muy cortos ya que están escritos para ser leÃdos en la radio en unos pocos minutos y hablo del maltrato de género, de los prejuicios, del amor o del dolor en un tono tragicómico, en la segunda parte hablo de personas que se mueven y son vÃctimas en las guerras pero en escenarios reales, para ello partà de mis recuerdos e investigué en el Archivo Histórico de GandÃa, en periódicos, revistas y libros porque queria hablar de una realidad que habÃa sucedido.
¿Cómo funciona su proceso creativo?
A veces parto de un sonido o una palabra y otras de un comentario que escucho o de una imagen que veo en la calle.
¿Qué encontrará el lector en Haz de luz?
Espero que encuentre relatos que le hagan sonreÃr, reir o le hagan reflexionar sobre un perÃodo muy doloroso de España y Argentina.
Su web: www.lalectoraimpaciente.com
Diego Giménez
www.entrefragmentos.wordpress.com