Sin noticias de Klamm

Foto: Ferran Mateo
Foto: Ferran Mateo

Vagas noticias de Klamm
Sala Beckett. Barcelona
Hasta el 25 de julio

Dirección: José Sanchis Sinisterra
Ayudante de dirección: Denise Despeyroux
Escenografía: Quim Roy
Iluminación: Alex Aviñoa

Actores:
Carolina: Marta Poveda
Sr. Valverde: Marc García Coté
Gelmírez: Ferran Audí

Cuando está  a punto de cumplirse el vigésimo aniversario de la entrañable Sala Beckett, uno de sus impulsores, José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940), vuelve a casa para proponernos una reflexión sobre el absurdo del mundo laboral, de las entrevistas de trabajo y de la fragilidad de un mundo en el que “se contrata para despedir, que es lo que más excita a los accionistas”.

En octubre de 1889, el mismo Sanchis Sinisterra abría al público esta sala para mostrar su trabajo al frente de la compañía Teatro Fronterizo, con la doble condición de espacio de creación y de exhibición. Desde ese momento, este director teatral no ha parado de escribir, dirigir e investigar con éxitos que le han valido premios tan prestigiosos como el Nacional de Teatro (1990), el Premi d’Honor de l’Institut del Teatre de Barcelona (1996), el Max (1998 y 1999) o el Life Achievement Award del XXIII International Hispanic Theatre Festival de Miami (2008), entre muchos otros. Por eso mismo, no se entiende que presente, dentro del marco de este Grec 2009, un texto tan poco compactado, que consigue hacer sonreír, pero que falla en muchos de sus objetivos, y que no profundiza en un tema tan complejo, y áspero, en una época en la que la crisis tendría que dar mucho más juego.

Foto: Ferran Mateo
Foto: Ferran Mateo

La obra es a tres bandas (o cuatro, según se mire). Una mujer – Carolina -  que ha inflado hasta el infinito su currículum se presenta a un puesto de trabajo que ni siquiera conoce con exactitud (hábil juego con las denominaciones incomprensibles que utilizan algunas multinacionales para designar sus departamentos). El director de Recursos Humanos es un ignorante que le interroga sin parar. Y una secretaria, lenta y torpe, va repitiendo lo que dice la aspirante. El puntal central de la obra está situado en un personaje misterioso inspirado en El castillo de Kafka, el señor Klamm,  al que todos temen y el que jamás aparece en escena. Sus llamadas muestran el miedo a alguien que parece manejar los hilos del destino de los personajes.

Los  actores defienden muy bien el texto: magnífica Marta Poveda, rápida y tierna, simpática y certera; correcto Marc Garcia Coté, que no cae en los histrionismos de su Señor Valverde, y lo presenta con los saltos necesarios sin prestarse a la exageración gratuita; y algo sobreactuado Ferran Audí, en una personaje difícil de hacer creíble, una secretaria, que es un hombre, que va vestida con falda  escocesa, y que quiere funcionar como contrapunto humorístico y que se queda en el camino.

Sanchis Sinisterra se pregunta en el folleto de mano si es lícito reírse del paro. Sí, y tanto, pero en serio. Aunque el intento es ambicioso, parece que algo chirría. Sin duda, hay aciertos, como la imposibilidad de los personajes de acordarse del nombre de la persona con la que están hablando. Hay una comicidad conseguida aquí que no se repite a lo largo de la propuesta. Y que sirve para hacernos reflexionar sobre la inhumanidad del mundo laboral, de la falta de identidad que padecemos en nuestros trabajos, y del éxito y el fracaso (simbolizado con las referencias a una corona de laurel y a una de perejil, respectivamente) ligados, indiscutiblemente, a nuestra carrera profesional.

Foto: Ferran Mateo
Foto: Ferran Mateo

La parte en la que Carolina es entrevistada por el director de Recursos Humanos se hace demasiado larga, aunque se obtienen momentos logrados. En una escenografía simple, tal vez demasiado simple, se simboliza la presencia de Klamm con una extraña máquina que está situada en un extremo, y que de vez en cuando se enciende y produce raros sonidos. Es el ojo que todo lo ve, a lo Orwell, y que certifica que no hay privacidad, que todo está vigilado desde arriba, sin saber bien quién está mirando y cuáles son sus intenciones, más allá de ejercitar su poder.

Seguidamente, se nos presenta una segunda parte en la que la aspirante al trabajo ha de pasar un cúmulo de “simulacros”, unas pruebas que intentan construir momentos cómicos, pero que se quedan en un serial de gags predecibles, a pesar de la fuerza interpretativa de Poveda.

Por último, nos encontramos con una tercera parte (que se resuelve demasiado precipitadamente) en la que se observa a Carolina en su casa, esperando la llamada del futuro trabajo, que no llega y que la obliga a continuar con su anterior ocupación: la prostitución. La excéntrica secretaria, ahora ya sin peluca, recita Shakespeare. Klamm llama al señor Valverde y le comunica, sin que nosotros veamos el rostro del que manda, que lo traslada a Sumatra. Él también es un perdedor. Todos lo somos en un sistema como el actual. Pero Sanchis Sinisterra tiene talento de sobras para construir un mejor texto, que realmente nos haga reír mientras pensamos en la alienación del individuo contemporáneo, y en el que se tome más en serio al absurdo. Hoy, es un arma de la que no podemos prescindir, y que no puede confundirse con el humor blanco de una caricatura tan sólo esbozada.

salabeckett

Un compromiso con el mejor teatro

Que la última apuesta de Sanchis Sinisterra desilusione, no ha de despistarnos. La Sala Beckett es una garantía, indiscutible, del mejor teatro, de la experimentación más puntera, y de la promoción de los dramaturgos que ya están pidiendo paso en la escena catalana e internacional. Su propuesta Obrador Internacional de Dramaturgia (con edición especial en verano)  es un atractivo programa de talleres, cursos y formación en general, que demuestra que sigue siendo una sala necesaria para Barcelona, aunque la especulación inmobiliaria amenace constantemente con su desaparición. Esperemos que resista, como mínimo, 20 años más. Dirá mucho de la ciudad. Y de su teatro.

Albert Lladó
www.albertllado.com

Albert Lladó

Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Es autor, entre otros títulos, de 'Malpaís' y 'La travesía de las anguilas' (Galaxia Gutenberg, 2022 y 2020) y 'La mirada lúcida' (Anagrama, 2019).

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