Canto a los rostros de intervalo inactivo

Tiempo lento, espero que tu reloj continúe funcionando;
planeo que esta vez las ideas dentro del casco tomen un diseño.
Necesito que martilles en la pared a un ritmo que sea aliado de mis golpeteos;
solicito con vehemencia que dignes a conceder sabiduría a la mediocridad de holgazaneos.
¡Querida época!, ¿porqué gustas de trotar con acelero?;
con eso vuelves a ser ladrona de mis planes y empiezo a odiarte aunque no lo deseo.
Cruel minuto, tengo junto a tu observancia una carátula vítrea que te protege como cielo;
desgraciado sea mi escudo que troquela fundición abrazada al recipiente de alfarero.

Caprichosa temporada ¿habrá algo que detenga tu cronometría?;
¿surgirá una pócima que reconcilie los ánimos con las vacuidades de nuestro día?
Este torso se pelea en demasía con los hilos que le hacen flotar como títere sin mando;
la voluntad juega suertes con los esbozos que rápido transfiguran en brevedad al pasado.
Impredecible circunstancia, contigo riñe el mundo cuando haces discordancia con sus sueños;
ignoran que careces de obligación para adivinar el significado de sus versos.
Sedentaria estación, así  como el infantilismo de la tertulia te sanciona;
algún día los desamayados ánimos dejarán de vituperar tu sombra.
¡Oh tiempo! lo mohíno es que reconozco que no siempre seremos mancebos;
en años venideros las caras y las palabras rayarán en el engaño de placebos.

Algunas de las cosas que se conocen fallecerán fuera de los acordes;
sin embargo, habrá una cara que jamás se marchitará junto a las flores.
Ese rostro será el de la satisfacción de haberte acertado en las opciones;
será el gesto por el que el ser humano pueda vocalizar constructivismo desde sus nociones.
Quien desde ahora vea marchito su semblante, aún tendrá ocasión para tararear con el reloj de arena el regocijo;
se acostumbrará al sustantivo de “memoria” y no se perderá en reclamos para despedir el descanso no prodigio.
Dará donosura a sus días y evitará llorar por la caducidad de su propio cuerpo;
el tiempo se encargará de quitarle máscaras a lo superfluo, cada que el alma cante que hay valor en el momento.

Marzo 2010, Monterrey,  Nuevo León, México

Cristina Juárez García
http://cristinajuarezgaopusculos.blogspot.com

Cristina Juárez García

Cristina Juárez García (Oaxaca de Juárez, México, 1987), médico de pregrado y escritora. Estudios cursados en la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey (Nuevo León, México) y en la UAB, en prácticas de internado en el departamento de psiquiatría del Hospital Vall d' Hebron (Barcelona). Actualmente colabora en la elaboración de textos del Colectivo de arte contemporáneo mexicano Artecocodrilo.com, trabaja en su primera publicación literaria: “¿Cartas a Suso? Hablaba de ti y no de mí”, recopilación de prosas y versos abordados como profundizaciones de un recuerdo y cotejo analítico de un sentimiento.

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