A quien haya disfrutado con el Circo, con mayúsculas, en su niñez y quizás en su madurez acompañando a sus hijos como fue mi caso, este original libro de hiperbreves que nos presenta la escritora argentina Ana MarÃa Shua, Fenómenos de circo, resulta curioso. No es uno más dentro de su ya dilatada obra narrativa breve. El Circo es fantasÃa, el Circo es pobre, pobrÃsimo, y su proporción suele ir pareja más con la estatura de sus actores que con la de quienes solemos disfrutar del espectáculo. “Por suerte creció hasta llegar a la estatura de un enano†(pag 27). Pero el circo siempre suele venir rodeado de música, fantasÃa, payasos, artistas, y trapecistas, ilusionistas, funambulistas, poetas… Si, poetas. ¿No es poesÃa todo cuanto rodea al circo?. La Magia, los Autómatas, leones, tigres, elefantes, forzudos… Supongo que por todo eso tiende a desaparecer, como la poesÃa. Supongo y espero que este libro de Ana MarÃa Shua ayude a niños y a mayores a entender y comprender el encanto del Circo a partir de un género literario que como él, el hiperbreve, está en permanente demostración de sà mismo.
Y ya que hablamos de arte, ¿dónde comienza la heroÃna y dónde termina la vÃctima?. ¿Cuándo la actriz se convierte en mito? ¿Cuándo, como dejó pronunciado muy acertadamente Sayuri en Memorias de una geisha, “dejaron de vivir una vida propiaâ€? HeroÃnas y vÃctimas del cine no es un libro más sobre el Séptimo Arte, ya que se dedica a indagar sobre esa fábrica creadora de mitos, Hollywood, a la vez destructora de los mismos cuando estos ya no les servÃan a sus intereses. Todos hemos asistido al nacimiento de una “estrellaâ€, de varias, de cientos: Gilda, Thelma y Louise, Escarlata O’Hara…, interpretadas por las grandes del momento: Rita Hayworth, Susan Sarandon, Vivien Leigh … Mujeres sexy a las que no les importó sacrificar su vida personal y sexual la mayorÃa de las veces por un sueño, por un lugar en el estrellato, por convertirse en mito, por ser HeroÃnas y vÃctimas del cine. Hay mujeres fatales y “lolitasâ€, ambiciosas y malvadas, locas de atar, abnegadas, enamoradas, mágicas aventureras, históricas… Pero yo siempre me quedaré con las rebeldes. Es muy posible que el arte lleve asociado la tragedia como condición humana. Es muy posible. Pero es cierto que ha sido en el cine donde con más virulencia se ha manifestado. Ha nacido una estrella, sÃ, pero a menudo suele venir de nalgas.
Otra apreciación diferente (de la vida literaria) es la de Jesús Marchamalo. Mi compañera tiene la cariñosa costumbre de referirse a mi afición lectora y/o coleccionista de libros, como que se trata de “una variante cultural del sÃndrome de Diógenesâ€. Yo respeto su apreciación, que demonios, pero a la vista y lectura de Donde se guardan los libros, curioso libro de Jesús Marchamalo que no hace sino recopilar las columnas que en su dÃa publicara en ABC Cultural… cuántos padecemos de igual sÃndrome. En fin. Donde se guardan los libros es un volumen curioso, porque hace buena la máxima de Marguerite Yourcenar, quien dijo que la mejor manera de conocer a alguien es ver su biblioteca. Y yo añadirÃa sin pudor, y comprobar qué o cuáles libros esta leyendo en ese momento (se puede leer más de uno a la vez, y de dos y de tres…). DecÃa un poeta amigo que solÃa tener la mesilla de noche repleta de libros que no leÃa, libros que cambiaba cada tres meses. No necesitaba leerlos. En Donde se guardan los libros, navegaremos por las bibliotecas de Savater, Javier MarÃas, Merino, Trapiello, Landero, Soledad Puértolas, Carmen Posadas… Y volveremos a reafirmarnos en nuestro sÃndrome: en esa variante cultural y maravillosa del sÃndrome de Diógenes que nos hace llenar la casa de libros en lugar de figuritas de los chinos.
Luis GarcÃa
Las Cartas del Norte
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. Fenómenos de circo. Ana MarÃa Shua. Páginas de Espuma (Madrid, 2011)
. HeroÃnas y vÃctimas del cine. Joana Costa Knufike y Jan Martin. Océano (Barcelona, 2011)
. Donde se guardan los libros. Jesús Marchamalo. Siruela (Madrid, 2011)