Diálogo con Ignacio MartÃnez de Pisón | Revista de Letras
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Abarcas muchos estratos sociales, cuando empieza la narración los inmigrantes son solidarios y se ayudan unos a otros.
Es lo que ocurrÃa. Hay incluso inmigrantes de varias generaciones. Justo llega a principios de los cincuenta, pero, por ejemplo, Carme Román ya es hija de inmigrantes y nació en Barcelona. Al mismo tiempo hay personajes que son catalanes de varias generaciones y luego hay gente que está aquà porque el destino la ha traÃdo aquÃ, como Mateo el policÃa, al que le llaman «el catalán». Me interesaba que la suma de los personajes diera una visión bastante completa de la sociedad del momento.
Normalmente el novelista de Barcelona se centra en una zona de la ciudad. En El dÃa de mañana paseamos por toda la capital catalana: Meridiana, Llars Mundet, Guinardó, Tuset Street, Via Laietana…
Las novelas barcelonesas tienden a coger la ciudad en el momento de esplendor o de gran crecimiento que viene a coincidir con el Ensanche, que anunció una clase social, la burguesÃa, que crece, y con ella la ciudad. No me interesaba escribir una novela de Barcelona, no tomo la ciudad como personaje, pero al mismo tiempo querÃa una Barcelona viva y reconocible.
En cambio del personaje de Justo me interesa mucho el proceso que le lleva a convertirse en confidente. La suya es la historia de un fracaso.
Es la historia de alguien que comete un error, y ese error le va a perseguir. En realidad, su necesidad de dinero está justificada. Lo busca para curar a su madre enferma, estafa y eso le conduce al error que le perseguirá hasta el fin de sus dÃas, y en algún momento va a tener que purgar su fallo.
Tiene varias negaciones de sà mismo. Cuando llega es un ignorante que con el tiempo se transforma en un trepa perfecto.
Aprende mucho porque es listo. Aprende a comportarse y a vestirse de una manera. Los demás creen que será fácil desenmascararle, pero resulta que no, se gana la confianza de unos y otros. Entretanto la historia ya ha empezado. Estafa a una chica y seguramente a más gente.
Lo digo porque a partir de la evolución de los personajes se enhebra un retrato urbano que muestra los cambios de Barcelona a partir de elementos muy sutiles, como los bares: Velódromo, Bocaccio, Sapporo…
Y Justo empieza saliendo con jóvenes modestos y termina intimando con los niños bien de Barcelona.
En el fondo si lo miras bien es un poco lo mismo, es clase media, que ha recibido demasiada poca atención de los novelistas, y a mi me parece que tiene derecho a ser protagonista de las novelas al igual que es protagonista silenciosa de la Historia.
Como si no interesara la normalidad, como si nos diera miedo.
SÃ. Es una persona que no pertenece a la sociedad, y por eso va a llevar la vida que va a llevar, es un hombre sin integración posible.
Por la misma estructura del libro Justo es visible invisible. No aparece como voz y surge mediante el testimonio de los demás.
¿Crees que la novela se sigue bien?
SÃ, se sigue bien.
Al ser una novela larga me pregunto si la gente la leerá a lo largo de un largo perÃodo de tiempo, y si es asà me planteo si recordarán en la página 200 un dato que salió al principio.
SÃ te puedes acordar.
Hay novelas que es mejor leer en poco tiempo, sobre todo las corales, de otro modo te pierdes.
El lector está bien guiado. La mención a quien recuerda en cada momento orienta y evita confusiones. Hasta en la primera parte, donde hay más voces, se sigue sin problema. ¿Esa acumulación inicial se debe a la intención de perfilar el personaje en sus rasgos esenciales?
SÃ, y además algunos de estos narradores no vuelven a salir, como el que menciona sus dotes para vender. Dice que era atento, avispado, detallista, se fijaba mucho, estaba muy atento, hablaba poco, reconocÃa rápidamente una cara. Nos dice cosas que nos van a servir luego. Un soplón hace eso.
Al fin y al cabo la primera parte está llena de pistas.
Das datos que luego serán útiles.
Y Justo fracasa en su negocio y desde ese instante es un derrotado.
Y es quizá el personaje que refleja mejor un cierto tono humorÃstico en algunos pasajes de la novela.
La novela en sà no es humorÃstica, aunque hay algunas historias de la misma que sà tienen envoltorio humorÃstico.
La cotidianidad por muy trágica que sea siempre tiene un punto cómico.
SÃ, y además los personajes son humanos y por lo tanto tienen momentos de grandeza y ridiculez. El mismo Justo Gil cuando realiza su primer trabajo como confidente cita a Mateo en el zoológico con los delfines. El policÃa lo tilda de peliculero por lo de los delfines salpicando todo el rato de su charla. ¿No podÃa elegir otro sitio para quedar? (risas).
PodrÃamos resumir la novela desde Justo, pero coges cualquier página y hay miles de historias. Cada uno de los personajes secundarios tiene sus vivencias, y hasta se inventan trayectorias para cambiar su biografÃa una vez muere Franco para actualizarse o adaptarse al contexto histórico.
Y lo mismo con la coronación de Juan Carlos I. Y hasta ahora.
La conversación se desvÃa durante un breve lapso al mencionar Operación Gladio de BenjamÃn Prado y las sibilinas estrategias de la CIA para detener el Comunismo en Europa, hasta que retomamos el hilo y nos metemos de lleno en los vericuetos de la literatura en relación con la Historia reciente.
Mural del PSUC en Av. Meridiana de Barcelona, 1979 (Foto: Fundació Pere Ardiaca)
¿Crees que la literatura española debe escarbar siempre más y más sobre la Historia reciente?
No es tanto una reforma democrática como una reforma pactada. El PCE cede y se baja los pantalones renunciando a la bandera republicana y aceptando la MonarquÃa. Estas concesiones repercuten en la derrota total del ideal previo.
Manel, como Justo o el nieto del senador, se dedica a recabar información, mientras los demás simplemente viven.
Y el periodista es protagonista porque puede anular a Justo al ser su igual actualizado al tiempo que le corresponde.
SÃ, a la generación posterior. Me gusta que las novelas sean interpretadas. Hay personajes secundarios, pero necesarios. Sin embargo, los que atraviesan toda la trama, Mateo y Carme, son los verdaderamente necesarios para armar una historia que resumida serÃa la de una amistad absurda y extraña.
Pero Justo tiene una cierta conciencia de pureza, porque al fin y al cabo su obsesión con Carme radica en eso, en expiar sus pecados.
Quiere redimirse y es consciente de lo mal que está. Siempre necesitamos una vÃa de redención. Justo se aferra a la última posibilidad, conquistar el amor de Carme, a quien hundió.
¿Cómo te documentaste para el libro?
Hay poca bibliografÃa. Hay muchos papeles de la Brigada PolÃtico-Social que se quemaron porque eran comprometedores para mucha gente, y los que quedan están sin desclasificar porque deben pasar cincuenta años, hasta 2020 no podremos consultarlos. Lo poco que se sabe son filtraciones bastante extrañas. He ido recabando información de otros sitios, pero no hay mucha documentación bibliográfica.
Supongo que determinadas ambientaciones y recuerdos ayudaron a perfilar mejor el cuerpo de la novela, pero claro, con la policÃa es más difÃcil.
Porque eran una parcela conocida pero oculta del poder.
Te metÃan por cualquier cosa en el calabozo. Te maltrataban y humillaban. Entrabas en un ámbito en el que carecÃas de dignidad.
Ya para terminar, me parece relevante ver cómo Justo tiene un accidente decisivo el dÃa en que muere Franco. Desde ese momento su enajenación es absoluta.
La muerte de Franco cambia la vida de todos, la vida iba a ser distinta a partir de entonces.
Y para Justo el cambio es absoluto porque le metamorfosea el cuerpo.
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